domingo, 8 de marzo de 2015

ROMPIENDO MALDICIONES I

  
Las maldiciones generacionales son reales. Lamentablemente, hay muchas personas y aun minis-tros del evangelio que creen que las maldiciones no existen; pero claramente, la Biblia nos enseña que, Dios visitará la maldad de aquellos que no obedecen su Palabra, hasta la tercera y cuarta generación.

«No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visitó la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de tos que me aborrecen». Éxodo 20.5
 
«Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación». Éxodo 34.6, 7
 
   Tomemos como ilustración el misionero que por muchos años molestó sexualmente a su propia hija y, como consecuencia, perdió su matrimonio y su ministerio. Eso es una maldición de incesto que también operó en su abuelo y en su padre.

Redimidos de la maldición.
   Hay personas que continuamente se encuentran viviendo fracasos, divorcios, rompimientos en la familia, y desgracias constantes. ¿Cómo es posible, que una persona, siendo creyente, todavía esté arrastrando maldiciones? La palabra del Señor nos enseña que Jesucristo nos redimió de la maldición de la ley.

«Cristo nos redimió de ¡a maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito; Maldito todo el que es colgado en un madero)». Gálatas 3.23
 
    Entonces, si Jesús nos redimió, ¿por qué todavía un creyente camina y vive en maldición?
La palabra redimir significa rescatar o sacar de esclavitud, pagar la deuda en su totalidad.    Para que podamos comprender, tenemos que saber lo que es "legalmente nuestro" y lo que es una "experiencia nuestra" (vivida).

   Hay creyentes que saben que Jesús pagó por todos sus pecados, rebeliones, maldiciones, enfermedades y pobreza. Legalmente, eso fue lo que hizo Jesús, pagó por todo; sin embargo, hay cristianos que todavía no se han apropiado de lo que Él hizo en su totalidad. Eso no es algo que va a ocurrir instantáneamente, hay que ir a la cruz y apropiarse de ese regalo por medio de la fe.

   La maldición de la ley incluye: pobreza, pecado, enfermedad, entre otras cosas. Jesús pagó por todo, pero para entenderlo mejor tomemos la enfermedad como ejemplo.

   La palabra de Dios enseña que por las llagas de Jesús, fuimos curados y redimidos de la enfermedad. Entonces, ¿por qué si Jesús nos redimió de la enfermedad, todavía existen creyentes enfermos? La razón es que ellos todavía no se han apropiado de su sanidad, no la han experimentado, pero legalmente, Jesús sí lo hizo todo.

   El punto aquí no es minimizar la obra de Jesús, al contrario, la obra de Jesús fue perfecta. Él sí nos redimió de todas las maldiciones, pero tenemos que ir a la cruz por fe y pelear nuestra sanidad, liberación y todo lo que es nuestro. Hay que ir a la cruz y romper toda maldición y recibir las bendiciones en el nombre del Señor.

   De todo esto, surge otra pregunta: ¿un creyente puede estar bajo maldición?
Un creyente no puede estar bajo maldición legalmente, pero sí en experiencia.

¿Qué es una maldición?
   Es el pago establecido por Dios en la vida de una persona y su descendencia como resultado de la iniquidad. Es la forma mediante la cual se manifiestan las desviaciones de los antepasados. La gente lo explica diciendo: "a mi padre le pasaba lo mismo que a mí".

¿Cómo se pasa de generación en generación?
   La ley de la herencia es el medio por el cual se pone en movimiento una maldición. No es placentero hablar de esto, pero hay que hacerlo. Además, vale la pena notar que también heredamos buenas cosas. De la misma manera que la bendición se transmite, también se transmite la maldición.

   Algunos ejemplos son: Cam y Abraham. El pecado de Cam fue ver la desnudez de su padre Noé y, como resultado, vinieron los descendientes de Sodoma y Gomorra.

   Cuando Abraham, Sara y su familia dejaron su tierra para ir a Canaán, él dijo que Sara era su hermana porque era hermosa y temía que el rey lo matara para tomarla como mujer; y eso mismo hizo su hijo Isaac con su esposa.

«De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Sur, y habitó como forastero en Gerar. Y dijo Abraham. de Sara su mujer: Mi hermana es. Y Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara». Génesis 20.1, 2
 
¿Cómo se transmite la bendición?
«Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio». 2 Timoteo 1.6, 7
 
   Timoteo recibe la fe de su abuela Loida. La clase de fe que usted desarrolle ahora, será la herencia para sus hijos. Ésta es una ley de Dios que se pone en operación, y nosotros escogemos vida o muerte, maldición o bendición.

«A los cielos y a la tierra llamó por testigos hoy contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia...» Deuteronomio 30.19
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Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Sanidad Interior y Liberación. Sexta edición 2006.

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