sábado, 30 de junio de 2018

CARACTERÍSTICAS DE LA AUTORIDAD DE DIOS. Parte I



   Para utilizar la autoridad que Cristo nos delegó para ejercer su poder en la tierra, necesitamos tener conocimiento revelado de esa autoridad; de lo contrario, la podemos utilizar de manera errada. Por eso, me parece importante detallar el orden establecido por Dios en la cadena de mando, o niveles de autoridad delegada, por los cuales debemos funcionar tanto a nivel natural como espiritual.

DIOS ESTABLECE LA CADENA DE MANDO.

   “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”(1Corintios 11.3). Esa fue su intención original desde el Génesis. Dios es la cabeza, y a partir de ahí continua o extiende su cadena de mando. En cada ámbito, la cabeza es la autoridad original puesta por Dios, la que hace las leyes, recibe información del cuerpo, decide, toma la iniciativa de acción y coordina todas las actividades de los miembros del cuerpo que dirige. Es la que toma la decisión final.
   Veamos la cadena de mando establecida por Dios.

1-. El Padre es la cabeza en los cielos.
   Esto no significa que el hijo y el Espíritu Santo sean menores que el Padre; ellos son iguales en naturaleza, atributos, poder, majestad, esencia, etcétera. Pero para que haya orden, uno es la cabeza, el Padre. En todo organismo, si hay más de una cabeza, lo que se forma es un monstruo, con dos o más voluntades tratando de imponerse, una sobre la otra. En estas condiciones, cualquier uso del poder sería ilegal.

2-. Cristo es la cabeza sobre la iglesia.
   Dios el Padre”…sometió a todas las cosas bajo sus pies (de Jesús), y  lo dio por cabeza sobre todas las cosas de la iglesia”(Efesios 1.22). A partir de allí, vemos que se extienden al cuerpo de Cristo, en la iglesia local al pastor o apóstol, a quien Dios puso como cabeza.

3-. El hombre es la cabeza del hogar.
   Dios creó al hombre primero, como rey sobre la creación; y después creó a la mujer como la ayuda idónea para ese hombre (1Corintios 11.13). Así es en el hogar hasta hoy. Si la mujer toma la posición de cabeza, está fuera de orden y el hogar será caos y confusión. Recuerde que ese ambiente es el preferido de satanás, no el de Dios. Por lo tanto, si usted quiere tomar autoridad sobre Satanás y sus obras en su hogar, primero debe poner orden. La mujer es igual al hombre en todo, ambos son co-herederos, gobernadores juntos; pero aun en esa igualdad, con los mismos derechos y privilegios, la prioridad de la autoridad está sobre el hombre, que es la cabeza puesta por Dios. La única excepción es la sujeción a esta autoridad es que el esposo le pida algo a la esposa que sea contrario a la voluntad de Dios, por ejemplo, que deje de congregarse. En el caso de una madre soltera o viuda, ella será la cabeza del hogar para sus hijos.

4-. El jefe es la cabeza en el trabajo, sea dueño o autoridad delegada por el dueño.
   “Exhorta a los siervos que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones”(Tito 2.9). No importa si el jefe es bueno o malo, inconverso o cristiano; él es una autoridad delegada por Dios, a la que usted debe someterse y por la cual debe orar. En todo lugar donde entre a trabajar habrá una autoridad a la cual deberá sujetarse. Fuera de ella, no tendrá trabajo por mucho tiempo. La única excepción para la obediencia a esa autoridad, es que su jefe le pida hacer algo ilegal o contrario a los principios de Dios.

5-.El presidente es la cabeza de una nación  o país.
   “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracia, por todos los hombres; por  la leyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad  y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador”(1Timoteo 2. 1-3). Cada ciudadano debe sujetarse a las leyes, estatutos y reglas de la nación que habita, y debe respetar toda autoridad delegada allí. Según cada país, la autoridad máxima puede ser un presidente, primer ministro, rey, etcétera. Recuerde que Dios es quien pone y quita reyes. Sin embargo, en el caso de gobiernos usurpados por grupos rebeldes que no se someten a la autoridad puesta por Dios; esos son gobiernos ilegales. En el mundo ha habido muchos gobiernos “de facto”, golpes militares, guerrillas, etcétera, que han tomado por la fuerza un gobierno puesto por Dios. A veces, sucede como cuando el pueblo de Israel rechazo el gobierno llevado por Jehová a través de los jueces y profetas, y quiso tener rey como el resto de los pueblos. Ellos rechazaron a Dios, se rebelaron contra su autoridad y quisieron algo diferente. La excepción para esta sujeción es cuando el gobierno manda a desobedecer la voluntad de Dios o a negar a Cristo, callar su evangelio o quebrantar sus principios.

6-. La autoridad de Dios es espiritual o sobrenatural.
   Esta autoridad no es de este mundo, no es algo que nos pueda dar un presidente o primer ministro. Esta autoridad está por encima y más allá de todo lo natural; suplanta y supera toda autoridad natural y humana. De hecho, también está por encima de las leyes de la naturaleza; por eso la creación debe sujetarse cuando ejercemos esa autoridad sobre ella dentro de nuestra jurisdicción espiritual.

7-. La verdadera autoridad espiritual debe ser reconocida.
   Es importante que usted discierna la posición espiritual de un creyente o líder, y lo que carga de Dios. Roma era un pueblo guerrero que tenía muy claro el asunto de la autoridad. Cada soldado conocía su rango y el alcance de su autoridad delegada; en su caso, delegada por el César. Uno de los rangos de ese ejército era el de centurión; éste era un soldado que estaba a cargo de un gran número de hombres. La cobertura del centurión era Roma; todo lo que él hacía era conforme a las leyes del gobierno de Roma, según la asignación y la autoridad delegada del mismo. Por eso, era un hombre bajo autoridad, que no hacía nada independientemente de Roma. El centurión que vino ante Jesús, a interceder por la salud de su ciervo enfermo, reconoció la autoridad de cristo y su posición. Lo vemos claro cuando le dijo: “…Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y dijo a éste: ve, y va; y al otro: ven, y viene; y a mi siervo: has esto, y lo hace” (Mateo 8. 8-9). Nótese que, al hacer su pedido, aquel soldado de alto rango se dirigió a Jesús con un nombre muy significativo. Lo llamo “Señor”. Si observamos, la mayoría de los que venían a Él lo llamaban “maestro”,” rabino,  “profeta”; pero este centurión lo llamo “Señor”. Este vocablo en su idioma original fue registrado en la biblia como kuríos y significa “Dios”, “amo”. Lo primero que hizo el centurión fue reconocer el rango de autoridad de Jesucristo. Aquel militar no era judío; no estaba bajo la ley ni tenía conocimiento de Jehová, ni del mesías prometido a Israel. Su dios era el César y su devoción era para los diferentes dioses romanos. Pero, reconoció el señorío de Jesús e identificó cuál era su reino, desde la perspectiva de la fe. Este hombre no tenía la revelación completa de quien era Cristo pero tenía una idea de su autoridad. Dentro de su entendimiento pidió algo., sabiendo que era la voluntad de Dios sanar, pues conocía la fama de Jesús. Con esto, le quitó los límites a Dios. El centurión había discernido la autoridad que Cristo tenía sobre los demonios, sobre la enfermedad y sobre los elementos de la naturaleza; tuvo la revelación de que esa autoridad funcionaba en el mundo natural sin tiempo ni distancia y que Jesús operaba desde la posición de hijo de Dios, siendo hombre. En otras palabras, el centurión supo que Cristo cargaba una autoridad de otro mundo. Por haber discernido la autoridad del hijo de Dios, su ciervo fue sano.

   Entonces, cuando reconocemos la autoridad de una persona, podemos recibir lo que ella carga y declara.

8-. La autoridad tiene la característica de ser transparente.
   Un claro ejemplo de esto es el endemoniado gadareno (Marcos 5 . 1-20), que vio a Jesús desde lejos y el demonio que lo atormentaba comenzó a manifestarse. El demonio vio a Jesús transparente; lo vio en su autoridad y la reconoció de inmediato. En nuestro caso, si no reconocemos la autoridad que alguien carga, no podemos recibir la bendición que su posición espiritual puede impartir. Como un apóstol en el Reino de Dios, ¿cómo mido la autoridad que yo cargo? Cuando la gente está a mí alrededor, los demonios comienzan a manifestarse, se ponen nerviosos, algunos maldicen o me miran espantados, llenos de odio. Eso es porque reconocen la autoridad espiritual que cargo, y desde que posición la ejerzo. Por ejemplo, cuando usted se para frente a un presidente, usted siente la autoridad que carga esa persona. No es por la persona en si, sino por la investidura de autoridad que lleva. Así es en el mundo espiritual.

9-. La autoridad espiritual es progresiva.
   David fue ungido rey a las 17 años, pero siguió peleando batallas y formando su carácter por varios años antes de llegar a funcionar como tal. Es decir que, al ir ganando las batallas y madurando, su autoridad fue progresando de nivel en nivel, hasta que finalmente llegó el día en que se convirtió rey de todo Israel y comenzó a ejercer una autoridad de rey. Se requiere un príncipe para reprender a otro príncipe. Satanás es el príncipe de la potestad del aire; y Jesús es el príncipe de la paz.

   Puedo narrar el testimonio de como ocurrió en mi propia vida. Hace veinte años atrás, cuando comencé a orar por los enfermos de asma, artritis, depresión y otras enfermedades solo unos cuantos se sanaban; pero a medida que continuaba orando por los mismos casos, con cada milagro que sucedía, mi autoridad aumentaba. Ya el número de gente sanada era mayor. Si en el principio veía uno o dos sanos, ahora veo veinte, cincuenta, cien personas sanarse; realmente, hay ocasiones en que los milagros son incontables porque el poder de Dios se expande de forma masiva cuando la autoridad aumenta. Cuando comencé la expulsión de demonios, también, me tomaba mucho tiempo. En un viaje misionero a Latinoamérica, recuerdo que en una ocasión, tuve que echar fuera un demonio que me opuso mucha resistencia; me tomo como tres horas. Terminé tarde y muy cansado, y le pregunté al señor si siempre iba hacer así. Él me respondió que no, porque iría ganando autoridad frente a los demonios a medida que madurara en mi ministerio. Cristo operó en una autoridad en obediencia y sumisión, como hombre; pero, al final, ganó toda autoridad al resucitar de entre los muertos. Hoy a mí, me toma segundos echar fuera demonios porque he ganado autoridad espiritual tanto sobre enfermedades como sobre espíritus malos. Es por eso que mi presencia agita la atmósfera espiritual donde me encuentro. Agita todo lo que hay en ese lugar que no es de Dios y también atrae su presencia. Cuando entro en un lugar, yo espero que las enfermedades desaparezcan; que se vaya la depresión, que si hay demonios en las personas, ¡se vayan!, y que Dios sea glorificado.

   Yo he visto personas en sillas de ruedas levantarse sanas al yo entrar en un lugar porque hoy camino en una autoridad que ha progresado de menor a mayor. Pero es importante que quede claro que esto no es de mi propia humanidad, sino la autoridad espiritual delegada por Dios que aumenta en mi vida a medida que voy haciendo la obra que Él me envió hacer.

   Recuerdo el testimonio de un muchacho llamado Daniel Shearis, que visitó nuestra iglesia un par de veces. Él es de Mobile, Alabama. Durante un servicio de milagros, él pasó a dar su testimonio y nos contó lo siguiente: “Yo vine a Miami a visitar a mí hermana y así conocí está iglesia. De vuelta en Alabama, donde trabajo en un centro de niños, tuve un serio accidente,. Mientras llegaba en mí moto al centro, uno de los niños agitó su mano para saludarme y yo me distraje; en un instante, perdí el control de la motocicleta y uno de mis pies quedó debajo de la rueda y se quebró a la mitad. Me lo reconstruyeron con cirugía, la cual incluyo el implante de tres clavos y tres tornillos. Los médicos me dijeron que, a pesar de la operación, viviría con las secuelas el resto de mi vida. Yo no recibí sus palabras y solo esperaba la hora de poder volver a El Rey Jesús, porque sabía que aquí fluye el poder de Dios y la autoridad sobre toda enfermedad e imposible. Al recuperarme de la cirugía pude caminar pero raro, porque para dar cada paso mi pies se agitaba de un lado a otro, hasta poder volver a apoyarlo, no podía estar de pies mucho rato, y algo que era imposible hacer en esas condiciones era correr. Unos meses después, pude volver a este ministerio. Entré al templo con una gran expectativa de que Dios haría un milagro en mi pie. A mitad del servicio, el apóstol oró por milagros y llamó a los que habían llegado buscando un milagro. Yo fui el primero en ponerme de pies, pues estaba dispuesto a recibir mi milagro. Lo primero que hice al subir al altar fue lo que llevaba todo este tiempo sin poder hacer, ¡correr! Esa noche corrí alrededor de toda la iglesia. Realmente, era algo que no podía hacer antes, de ninguna manera. ¡Era humanamente imposible! Ahí recordé que Jesús había dicho que estas señales seguirían a los que creen. ¡Yo creí y recibí mí milagro!
Guillermo Maldonado. Poder y autoridad para destruir las obras del diablo. Primera edición.Octubre2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 41- 48

jueves, 21 de junio de 2018

EL ORIGEN DE LA AUTORIDAD Y EL PODER SOBRENATURAL. Parte IV


LA DIFERENCIA ENTRE AUTORIDAD Y PODER.


    El poder sobrenatural es la habilidad milagrosa de Dios. No toda autoridad tiene poder y no todo poder esta investido de autoridad. ¿Ha visto usted un policía de la ciudad con su uniforme, y su placa identificadora? Cuando un oficial del orden se para en una esquina de la ciudad y hace una señal para detener el tránsito, los conductores ven el uniforme y la placa, y de inmediato se detienen, porque reconocen su autoridad. Pero, si viene un conductor ebrio, que no quiere detenerse, pasa de largo o incluso arroya al policía. Con toda la autoridad investida en su uniforme, el oficial no tiene el poder para detener ese automóvil. Pero ¿Qué tal si ese mismo policía se le atraviesa al borracho con un tanque de guerra? Entonces, si tiene la autoridad y la habilidad para detenerlo. Antes, tenía la autoridad pero no el poder, ahora tiene los dos.

   Los creyentes nacidos de nuevo tenemos la autoridad y también el poder, dado por Dios, para aplastar y subyugar toda obra del enemigo. ¡La autoridad nos fue dada cuando nacimos de nuevo!

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”Juan1.12

 La autoridad espiritual nos es dada al nacer de nuevo, y el poder cuando somos bautizados con el Espíritu santo.

   Adán no fue creado con autoridad, sino que le fue dada. Dios lo creó y luego lo invistió de autoridad y poder para gobernar, porque el enemigo ya estaba en la tierra y debía ser subyugado legalmente. Antes de que Adán fuera creado, ya estaba la influencia de Satanás aquí. Así que Dios creo al hombre, conforme a su imagen y semejanza, con un propósito de gobierno para que ejerciera autoridad sobre aquel rebelde que había querido usurpar su trono, y para que estableciera su reino y dominio en la tierra.

SATANÁS OPERÓ BAJO UNA AUTORIDAD Y PODER USURPADOS.


   Ya en el Nuevo Testamento, leemos que Jesús les dijo: “…Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” Lucas 10.18 – Cristo vio en la eternidad, cuando estaba en forma de Dios, no de hombre; lo vio desde antes porque ya había sucedido. El diablo se llevó la tercera parte de los ángeles del cielo; “…su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra” Apocalipsis 12.4. Tuvo que ser extremadamente influyente para lograr manipular, controlar y engañar seres angelicales. Por eso a satanás se le llama también engañador. 2Juan 1. 7 o padre de mentiras Juan 8.44 Satanás fue expulsado del cielo por querer usurpar la autoridad de Dios. Al fallar en su intento, y quedar desterrado, en la tierra, sólo podía esperar su siguiente oportunidad; la cuál llego cuando Dios creó a Adán. Él sabía que ya no podía conseguir la autoridad directa de Dios; entonces su siguiente meta era llegar al próximo nivel de autoridad. Con eso en mente, se encontró a sí mismo en un lugar llamado Edén donde un duplicado de Dios había sido puesto; era uno que hablaba y actuaba como Dios, y lo  más importante, tenía total autoridad sobre la creación: Adán.

   Lo que me interesa destacar aquí, para entender este principio de la autoridad, es que Satanás se fue del cielo con poder, mas no con autoridad. Desde entonces, todo lo que hace es usurpar autoridad ajena, porque es un rebelde. Ése es el principio de la rebelión, usurpar la autoridad legítima de otro. Cuanta gente, hoy en día usurpa la autoridad legítima de otro. Cuanta gente, hoy en día, usurpa la autoridad puesta por Dios; y usa el poder como licencia para hacer lo que le da la gana. Hay líderes que se fueron de sus iglesias en rebeldía; se llevaron personas de esa congregación y hoy tienen poder de unción pero no, autoridad. Dicen operar milagros por la mano de Dios, pero actúan bajo un espíritu de brujería.

   Hay gentes que están en brujería, sin saberlo, porque no está bajo autoridad. Cree que los errores de su autoridad le dieron derecho de irse por su cuenta, y sin advertirlos, se salió del principio de la autoridad puesta por Dios. Ella misma es su propia autoridad y, sin advertirlo, se ha salido del reino de la luz para operar desde el reino de las tinieblas. Cristo se refirió a estos individuos diciendo: “Muchos me dirán el aquel día: Señor, Señor ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre  hicimos muchos milagros? Y entonces les declarare: nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. Mateo 7.22-23. Cristo hace aquí dos declaraciones importantes:

1-. “Nunca os conocí…” “conocer” es la palabra utilizada para referirse a una comunión o relación íntima personal y muy cercana.. Quiere decir que estas personas llamarán señor a Jesús, sin haber tenido nunca una relación íntima. La autoridad es dada como el derecho legal para actuar como Dios, y viene por medio de tener una relación íntima con Él.

2-. “Hacedores de maldad. La palabra maldad es inequidad, perversión; es una perversión del poder, por medio de la cual el poder se convierte en brujería. La iniquidad siempre tiene que ver con la perversión y brujería. Es poder pervertido, es decir, sin autoridad, desconectado de la fuente original; es un poder que ha sido negociado por el enemigo a cambio de algo.

   Satanás tentó repetidamente a Adán hasta lograr que cayera en pecado, y entonces, le robó la autoridad que Dios le había dado. Desde ese momento, Satanás pudo operar su poder legalmente en la tierra, con la autoridad legal. Por eso, antes de Cristo, nadie tenía autoridad para echar fuera demonios. Mientras estuviera o permaneciera bajo la autoridad de quien lo creó, el hombre tenía su cobertura; pero al salirse, se independizó de esa autoridad y quedó descubierto, desnudo del poder y la autoridad con que había sido investido en su creación. El enemigo no buscaba riquezas, oro o plata en el Edén, lo que buscaba era la autoridad que Dios le había dado al hombre. Él odia a Dios y sigue tratando de usurpar su lugar, Su señorío, reino, gloria y poder. Hoy por hoy, es un enemigo vencido que recupera poder y autoridad solo por medio de la desobediencia del ser humano a Dios.

   Ahora, ¿Cuánta autoridad tenía Adán?, Adán tenía autoridad sobre la naturaleza, tenía autoridad sobre el cosmos, la creación entera, las obras de sus manos, los elementos de la naturaleza, autoridad sobre la tierra y debajo de la tierra, sobre el sol, la luna, autoridad sobre todo animal. Pero la perdió cuando se independizó de la autoridad de Dios. En algún momento de su vida cristiana usted ¿se salió de la autoridad, y ahora está ejerciendo poder fuera de ella? Eso es muy peligroso; porque es rebelión, iniquidad y brujería.

   Hoy, todos los que creemos y hemos sido bautizados con el poder del Espíritu Santo que Cristo prometió, podemos ejercer la misma autoridad y poder sobre todo lo creado. Sí, sobre la naturaleza también. Recuerdo que en el año 2005, el huracán Katrina venia directo hacia nuestro territorio, en Miami. Estábamos en temporada de huracanes y había una fuerte actividad climática con mucho viento y tormentas. Fue a finales del mes de agosto. Las noticias decían que el huracán tocaría tierra en Miami; anticipando una destrucción catastrófica. Ese día, el alerta de huracán estaba al máximo, y la gente no salía de sus casas. Solo un pequeño grupo llego a la iglesia aquella noche. Pero con esos pocos, yo me puse de acuerdo para orar. Como apóstol asignado a esta región, tomé autoridad sobre loa aires, y según el espíritu de Dios me guiaba comencé  a ordenar que se desviara el huracán. Clamé por la misericordia de Dios. Ordené a los vientos cambiar su curso y desviar el huracán hacia el mar. Tal como lo oré, junto al pueblo que me acompañó, así sucedió; porque tomé la autoridad regional, que como apóstol, he recibido de Jesucristo.

   Hace apenas un par de meses antes de escribir este libro, fuimos a una misión apostólica a Venezuela. Estando en el hotel, recibí la visita del gobernador de uno de los grandes estados del país. Él vino a pedirme que fuera a su estado a orar, porque esa región estaba padeciendo una sequía que llevaba más de un año y quería que Dios mandara la lluvia. Yo le respondí que esperaría a oír la voz de Dios al respecto. Durante la conferencia sentí un gran amor por Venezuela y el Espíritu Santo vino sobre para declarar la lluvia. Así lo hice, e incluso le pedí a Dios que no lloviera aquel día sino dos horas después que yo me hubiera ido. Milagrosamente al terminar el evento, exactamente después de que mi vuelo despegó, la lluvia comenzó a caer. Llovió sin parar por espacio de dos semanas y desde entonces el período de lluvia se regularizó. El poder de Dios rompió toda maldición de sequía y todas las consecuencias que estaba sufriendo aquella región. ¡Incluso los periódicos dieron cuenta del milagro de la lluvia que terminó con la sequía! Usted también puede tomar autoridad sobre su región y comenzar a tomar dominio sobre la naturaleza, para traer la bendición de Dios sobre su tierra.
Guillermo Maldonado. Poder y autoridad para destruir las obras del diablo. Primera edición.Octubre2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 36-40

domingo, 17 de junio de 2018

EL ORIGEN DE LA AUTORIDAD Y EL PODER ESPIRITUAL .Parte III


4-. El poder de Dios descansa en la verdad.
   El poder de Dios tiene una personalidad que no es humana, no está en una celebridad, en alguien famoso o un predicador carismático; la personalidad de ese poder es la verdad, porque Dios no hace nada fuera de la verdad. Sabemos que la verdad es eterna, sobrenatural y absoluta; es el nivel más alto de autoridad que existe. La verdad no está sujeta a cambios, ni se puede negociar. La verdad no puede ser menos que una persona, porque la verdad es Cristo, el verbo hecho carne que dijo de Sí mismo: “…Yo soy el camino y la verdad,, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14.6); y el Espíritu Santo es el Espíritu de verdad (Juan 16.13).

   Cuando predicamos la verdad hay poder, porque Dios confirma su Palabra. Usted no tiene que ser un pastor apóstol o evangelista para operar en lo sobrenatural; puede ser un niño, anciano, hombre, mujer, viejo, adulto, o un creyente normal que si habla, predica y testifica la verdad, Dios lo respaldará con milagros, señales y maravillas. Hay un poder sobrenatural en predicar la verdad. Cuando usted habla la Palabra de verdad bajo la unción del Espíritu Santo, el espíritu de enfermedad, pobreza y depresión se tiene que ir. Todo espíritu demoníaco sabe que está sujeto a la autoridad de la Palabra y que debe obedecer, porque su reino fue derrotado. Recuerde que Satanás y sus demonios son un enemigo vencido por eso debemos retornar a la Palabra de verdad.

   Si estamos predicando la verdad, ¿por qué no vemos los milagros, señales y maravillas en la iglesia? A veces, se predica la verdad sin poder, porque desactivamos ese poder con los límites que le ponemos a Dios. Preferimos mantener todo en un ambiente o marco natural, para no arriesgarnos a perder el control o perder nuestra dignidad delante de los hombres. Entonces, recurrimos a excusas, diciendo que los milagros no son  para hoy y que Dios no hace más esas cosas, que los milagros eran solo para los tiempos de los apóstoles y la iglesia primitiva. Pero esto es contrario a la Palabra de verdad; porque allí dice que Dios no cambia, que es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Por tanto, si hizo milagros ayer, los puede hacer hoy también Dios no ha cambiado, nosotros somos los que hemos cambiado. En Marcos 16.17, dice que “… estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios; hablaran nuevas lenguas”. Está  promesa no específica la temporada, ni los cargos, ni ninguna de las excusas que se utilizan hoy en día para evitar manifestar el Poder de Dios. Solo dice que esas señales seguirán a los que crean; es decir a quienes no le pongan límites al Poder de Dios.

  Entonces, usted puede ir ahora a sanar enfermos, echar fuera demonios, resucitar muertos, declarar sobre los elementos de la naturaleza, operar milagros, y le será hecho porque ¡Dios está obligado a confirmar su Palabra y la verdad ahora!, por eso, cuando los discípulos de Jesús salieron a llevar el evangelio, “…predicaron en todas partes, ayudándoles el señor y confirmando la Palabra con las señales que la seguían”(Marcos 16.20). Si le quita los límites al Poder de Dios, no hay nada que no pueda hacer, ¡y ahora mismo!

5-. El amor de Dios es Su Poder.
   Dios es amor y tiene poder. Dios no tiene otro poder que no sea su amor. Ese amor es sobrenatural, no cambia, va más allá de la razón, y no es el amor humano. Es decir, no tiene sentidos ni sentimientos humanos, por eso es sobrenatural.

   Muchos dicen que hay que enfocarse en el amor de Dios, no en su poder. Pero el amor de Dios es su poder. Si a un padre se le enferma un hijo, ¿qué no haría ese padre para sanarlo?, ¿Hasta qué grado usted puede ser movido por el amor de su hijo para salvarlo? Lo que mueve a Dios para sanar, liberar es lo mismo que lo llevó al mayor acto de amor para salvar, su amor. Es el amor lo que nos mueve a compasión. ¿Cómo es posible creer en el amor de Dios y no en su poder sobrenatural? El amor de dios tiene todo el poder para cambiar la realidad adversa. Cristo tenía el poder que respaldaba Su compasión, porque su amor es poder.

   Habrá una nueva dimensión de poder dondequiera que vaya una nueva dimensión de amor. La experiencia del amor producirá una manifestación del poder para sanar, liberar, etcétera. Cuando veamos un enfermo, el amor nos llevará a manifestar lo sobrenatural.

   Por eso cuando Satanás vio a Jesús, supo que éste venia de Dios, porque vio el amor en Él, porque Él sanó, libertó, salvó e hizo libre a los oprimidos. Y era común oírlo decir: “Tengo compasión de la gente…”Mateo 15.32
Guillermo Maldonado. Poder y autoridad para destruir las obras del diablo. Primera edición.Octubre2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 33-36.