4-. El poder de Dios
descansa en la verdad.
El poder de Dios
tiene una personalidad que no es humana, no está en una celebridad, en alguien
famoso o un predicador carismático; la personalidad de ese poder es la verdad,
porque Dios no hace nada fuera de la verdad. Sabemos que la verdad es eterna,
sobrenatural y absoluta; es el nivel más alto de autoridad que existe. La
verdad no está sujeta a cambios, ni se puede negociar. La verdad no puede ser menos
que una persona, porque la verdad es Cristo, el verbo hecho carne que dijo de
Sí mismo: “…Yo soy el camino y la verdad,, y la vida; nadie viene al Padre sino
por mí” (Juan 14.6); y el Espíritu Santo es el Espíritu de verdad (Juan 16.13).
Cuando predicamos la verdad hay poder,
porque Dios confirma su Palabra. Usted no tiene que ser un pastor apóstol o
evangelista para operar en lo sobrenatural; puede ser un niño, anciano, hombre,
mujer, viejo, adulto, o un creyente normal que si habla, predica y testifica la
verdad, Dios lo respaldará con milagros, señales y maravillas. Hay un poder
sobrenatural en predicar la verdad. Cuando usted habla la Palabra de verdad
bajo la unción del Espíritu Santo, el espíritu de enfermedad, pobreza y
depresión se tiene que ir. Todo espíritu demoníaco sabe que está sujeto a la
autoridad de la Palabra y que debe obedecer, porque su reino fue derrotado.
Recuerde que Satanás y sus demonios son un enemigo vencido por eso debemos
retornar a la Palabra de verdad.
Si estamos predicando la verdad, ¿por qué no
vemos los milagros, señales y maravillas en la iglesia? A veces, se predica la
verdad sin poder, porque desactivamos ese poder con los límites que le ponemos
a Dios. Preferimos mantener todo en un ambiente o marco natural, para no
arriesgarnos a perder el control o perder nuestra dignidad delante de los
hombres. Entonces, recurrimos a excusas, diciendo que los milagros no son para hoy y que Dios no hace más esas cosas,
que los milagros eran solo para los tiempos de los apóstoles y la iglesia
primitiva. Pero esto es contrario a la Palabra de verdad; porque allí dice que
Dios no cambia, que es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Por tanto, si hizo
milagros ayer, los puede hacer hoy también Dios no ha cambiado, nosotros somos
los que hemos cambiado. En Marcos 16.17, dice que “… estas señales seguirán a
los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios; hablaran nuevas lenguas”.
Está promesa no específica la temporada,
ni los cargos, ni ninguna de las excusas que se utilizan hoy en día para evitar
manifestar el Poder de Dios. Solo dice que esas señales seguirán a los que
crean; es decir a quienes no le pongan límites al Poder de Dios.
Entonces, usted puede ir ahora a sanar
enfermos, echar fuera demonios, resucitar muertos, declarar sobre los elementos
de la naturaleza, operar milagros, y le será hecho porque ¡Dios está obligado a
confirmar su Palabra y la verdad ahora!, por eso, cuando los discípulos de
Jesús salieron a llevar el evangelio, “…predicaron en todas partes, ayudándoles
el señor y confirmando la Palabra con las señales que la seguían”(Marcos
16.20). Si le quita los límites al Poder de Dios, no hay nada que no pueda
hacer, ¡y ahora mismo!
5-. El amor de Dios
es Su Poder.
Dios es amor y tiene poder. Dios no tiene
otro poder que no sea su amor. Ese amor es sobrenatural, no cambia, va más allá
de la razón, y no es el amor humano. Es decir, no tiene sentidos ni
sentimientos humanos, por eso es sobrenatural.
Muchos dicen que hay que enfocarse en el
amor de Dios, no en su poder. Pero el amor de Dios es su poder. Si a un padre
se le enferma un hijo, ¿qué no haría ese padre para sanarlo?, ¿Hasta qué grado
usted puede ser movido por el amor de su hijo para salvarlo? Lo que mueve a
Dios para sanar, liberar es lo mismo que lo llevó al mayor acto de amor para
salvar, su amor. Es el amor lo que nos mueve a compasión. ¿Cómo es posible
creer en el amor de Dios y no en su poder sobrenatural? El amor de dios tiene
todo el poder para cambiar la realidad adversa. Cristo tenía el poder que
respaldaba Su compasión, porque su amor es poder.
Habrá una nueva dimensión de poder
dondequiera que vaya una nueva dimensión de amor. La experiencia del amor
producirá una manifestación del poder para sanar, liberar, etcétera. Cuando
veamos un enfermo, el amor nos llevará a manifestar lo sobrenatural.
Por eso cuando Satanás vio a Jesús, supo que
éste venia de Dios, porque vio el amor en Él, porque Él sanó, libertó, salvó e
hizo libre a los oprimidos. Y era común oírlo decir: “Tengo compasión de la
gente…”Mateo 15.32
Guillermo Maldonado. Poder y autoridad para destruir las obras del diablo. Primera edición.Octubre2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 33-36.
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