sábado, 16 de noviembre de 2019

¿QUIEN ES JESÚS?

                          
¿QUIÉN ES JESÚS?
Que es más apropiado preguntar, “¿Quién es Jesús?” o “¿Quién fue Jesús?”
   Jesús de Nazaret es tanto una figura contemporánea como histórica. Como ser humano, no se quedó en la tumba después de morir en la cruz. Él fue resucitado después de haber asegurado nuestra salvación y reconciliación con el Padre. Como Dios, Él no está limitado por el pasado o el futuro; ni pueden estos términos aplicarse a él. Más bien, ¡Él es!

   El Jesús vivo es la influencia más poderosa en el mundo de hoy, no sólo por su impacto histórico sino también por su habilidad para transformar vidas, tales como la tuya y la mía, ahora mismo y por la eternidad. Por tanto, es apropiado referirnos a Él en tiempo presente. Jesús fue, Jesús es y Jesús siempre será el mismo para nosotros ¡hoy, mañana y por siempre!
En búsqueda de un mejor futuro.
   Cientos de millones de personas en el transcurso de los ciclos han tenido un encuentro con el Jesús vivo a través de una relación personal. El siguiente es el testimonio de un hombre de negocios llamado Carlos Gutiérrez.

   “Me escape del régimen cubano por bote, arriesgando mi vida para llegar a Estados Unidos en búsqueda de un mejor futuro. Sin embargo, ese “mejor futuro” no se iba a dar. Yo había sido un hombre humilde, inocente y noble, pero cuando cumplí 22 años comencé a ir a clubs donde probé la droga la primera vez. Ese fue el principio de mi adicción, y con la adicción también vino la vida desorganizada. Pasaba mis días y noches en el club. También me convertí en un estafador que arruinó muchas vidas.

   “Un día, en una fiesta, tomé una mezcla de tres tipos de drogas y sufrí un a taque al corazón. Me desmayé y quedé como muerto. Muy pocas personas sobreviven a una sobredosis de ácido, pero creó que Jesús me resucitó. Mi estilo de vida afecto a mi familia grandemente. A mi madre le dio cáncer, probablemente del sufrimiento, y a mi padre le salió un tumor y sólo le dieron tres meses de vida.

  “Entonces, un amigo que antes consumía drogas conmigo me invitó a la iglesia. Para entonces sufría de una depresión total. Dos veces había tratado de suicidarme, pero no tuve la suficiente fuerza para terminar lo que empecé. En la iglesia, las palabras del pastor parecían estar dirigidas específicamente a mí. Mi amigo me tomó del brazo y me guió hacia el altar. Ellos oraron por mí y algo cambio. Jesús había entrado en mí vida y la cambiaría para siempre.

   “Ese día la presencia de Dios llenó mis ojos de lagrimas. Llorando le pedí perdón a mí madre. Desde ese día, mi vida se enderezo. Terminé mis estudios secundarios y me uní al departamento de policía. También puse mi propio negocio. Me casé y hoy en día tengo una hermosa familia. No tengo ningún mal hábito y tengo paz en mi corazón. Mis padres se convirtieron al cristianismo gracias a la gran transformación que vieron en mí. Mi vida cambió radicalmente el día que tuve un encuentro con Jesús resucitado”. Ese Jesús resucitado también puede transformar su vida si sólo le da la oportunidad. El siguiente es el testimonio de Alan Correa, un estudiante colombo-americano, quien también testifica una vida cambiada por Jesús.

   “Vengo de una familia disfuncional con problemas de drogadicción, alcoholismo, violencia y maldiciones generacionales de pobreza, enojo, orgullo, rebelión, inmoralidad sexual y confusión. Cuando tenía 17 años, influenciado por las personas a mí alrededor, comencé a robar y a vender drogas. Esto hizo fácil que dedicara mi vida al crimen y la maldad.

   “El estado de mi vida en aquel tiempo puede ser ilustrado con el siguiente incidente, el cual se quedó grabado en mi memoria. En cierta ocasión, una joven me ofreció para que yo la vendiera por dinero; así que la prostituí. La mañana siguiente, cuando pensé lo que había hecho, por sólo unos cuantos billetes, me sentí asqueado de mi mismo. Aunque era mayor que yo, y ya estaba acostumbrada a ese estilo de vida, no era el estilo de vida que yo deseaba para cualquiera de las mujeres de mi familia. Sin embargo, lo continué haciendo por dinero.

   “Estaba siguiendo los pasos de mi padre. A menudo sentía que iba a morir habiendo desperdiciado mi vida, y no quería terminar como mi padre, quitándome la vida con una bala. No deseaba suicidarme, pero sabía que al final alguien terminaría con mi vida si continuaba ese estilo de vida.

   “Un día un amigo me invitó a la iglesia. Siempre me animaba a ir y yo siempre me negaba. Cuando finalmente confesé a Jesús como mi señor, un inmenso deseo de conocer más de Jesús y de la biblia comenzó a crecer en mí. Fui bautizado en agua y después asistí a una conferencia cristiana en la cual la presencia de Dios se hizo palpable en mi vida. ¡Dios me mostró su poder! Mi cuerpo comenzó a sudar y a experimentar lo que parecía ser un fuerte choque eléctrico. Por un instante tuve miedo y dije, ‘Señor, ¡por favor para!’ Pero su poder sólo se hizo más fuerte sobre mí.

“¡Esa experiencia transformó mi vida para siempre! Encontré al verdadero Jesús. Fui liberado de las maldiciones generacionales de auto destrucción, crimen y adicción a las drogas. Ha pasado un año desde el primer día que comencé a servir a Jesús, tomando su mensaje y demostrando el poder de Dios a los que los necesitan. Sé que mi destino ha cambiado para bien. Hoy puedo decir que tengo ¡vida verdadera!.

“FIEL ES QUIEN LO LLAMA”.
¿Por qué creer en Jesús? A través de este libro, hemos visto que Jesús es el camino, la verdad y la vida. Él nos ha liberado de las garras de la naturaleza pecaminosa y nos ha permitido ser perdonados de todos los pecados que hemos cometido. Él nos rescato del castigo eterno. Nos ha dado vida nueva y una relación eterna con Dios el Padre. Y Él nos ha dado acceso a la vida abundante de Dios en todas sus facetas a través del gran intercambio de su vida por la nuestra.

   Cuando respondemos a la invitación de Jesús de seguirlo, el requiere que le demos todo –nuestra vida entera- . Esa es la única forma cómo podemos recibir la plenitud de vida que él nos ofrece. Jesús dijo,Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tomé du cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar du vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿Qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde así mismo. (Lucas 9.23-25)
 
   ¿Reconocerá a Jesús como su salvador todo suficiente y Señor absoluto? Si, seguir a Jesús tiene un precio. Pero las recompensas son vida verdadera en este mundo y vida verdadera por la eternidad. Además, Jesús sabe que usted no puede seguirlo sin su constante presencia y ayuda. Él le asegura: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13.5)

   Las Escrituras dicen, “Y el mismo Dios de paz os santifiquen por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará (1Tesalonisense 5.24) Dios le permitirá a usted permanecer fiel a Jesús a medida que lo obedece y aprende a vivir en el poder del Espíritu Santo.

¿QUIEN ES JESÚS PARA USTED?
   La pregunta “¿Quién es Jesús?” es la misma que las personas se han hecho por miles de años. De hecho, una vez Jesús les pregunto a sus discípulos, “¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre?” (Mateo 16.13) Los discípulos dieron varias respuestas acerca de lo que la gente en los días de Jesús erróneamente decía de Él (Mateo 16-14) Jesús entonces le pregunto a los discípulos, “Y vosotros ¿quién decís que soy yo? (Mateo 16.15)

   El discípulo Pedro le contesto, “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mateo 16.16) Pedro fue capaz de responder a esta pregunta con precisión, pero no debido a su propia perspicacia. Jesús entonces le dijo a Pedro, “Eso no te lo revelo ni sangre ni carne, sino mi Padre que está en los cielos (Mateo 16.17) Dios el Padre, por medio del Espíritu Santo, le había revelo a Pedro la verdad: que Jesús era su Hijo, “El Cristo”; un término que significa “ungido”.

   Nosotros también necesitamos una revelación del Espíritu de Dios con respecto a quien es Jesús. Jesús dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6.44)
Guillermo Maldonado. ¿Por qué creer en Jesús? Poder. Primera edición.2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 106 - 111
  

sábado, 9 de noviembre de 2019

EL GRAN INTERCAMBIO. Parte IV

2-. Restaurados a un cuerpo físico que manifieste la vida de Dios.
Esta manifestación tiene dos aspectos:
a-. La vida de resurrección en nuestros cuerpos ahora. Las Escritura dice: “Y si el espíritu de aquel que me levanto de entre los muertos a Jesús mora entre vosotros, el que levantó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificara también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8.11). Considero que esta información indica que podemos tener salud física total mientras vivimos en la tierra. En primer lugar, como ya hemos afirmado anteriormente, cuando Jesús Murió, Él llevó todos nuestros pecados y todas nuestras enfermedades. Segundo, debido que aunque el espíritu de Dios mora en nosotros y nos da vida en abundancia, nuestros cuerpos no debería mantenerse enfermo.

   En mi ministerio he visto sanidades físicas gracias al poder de la resurrección de Jesús en la vida de la gente por quien oramos en Su nombre. Por ejemplo, una mujer venezolana llamada Eusselin había sufrido artritis reumatoide degenerativa por veintitrés años. Durante el último año de su enfermedad, ella estuvo postrada en una cama. Mientras buscaba una solución, los médicos la operaron de las rodillas, pero después sufrió de desgaste total del hueso de su cadera derecha, y en pocos meses, ya estaba en silla de ruedas. No era capaz de levantarse de la silla de ruedas por sus propios medios ni siquiera de poner un pie en el piso. Además tenía problemas en el riñón, y tuvo que empezar a usar pañales porque no podía controlar su vejiga.

   En esa condición Eusselin fue a la casa de un creyente que le había invitado a ver un servicio de sanidad transmitido vía satélite desde nuestra iglesia en Miami. Durante el tiempo de la adoración, comencé a declarar el poder de la resurrección de Cristo. Eusselin, quien estaba mirando desde Venezuela, oyó la voz de Dios que audiblemente le decía, “¡Levántate de la silla de ruedas!”. !De inmediato ella se levanto¡ Lo próximo que hizo fue ir al baño. Al instante fue ella sanada de ambas enfermedades, habiendo experimentado milagros creativos tanto en su cadera derecha como en su riñón. Luego, toda la familia creyó en el Jesús vivo y en Su poder para  hacer milagros.

   La vida de resurrección de Jesús incluso levanta a los muertos hoy.

   Éste es un testimonio de Cesar Augusto Atoche, un pastor peruano: “Fui hospitalizado en Lima Perú, debido a que mi arteria coronaria se bloqueó y requería una cirugía de bypass. Durante la operación, después de tener el pecho abierto por tres horas, sufrí un ataque cardiaco y morí, Estuve muerto por espacio de una hora.

   “Después los doctores me dijeron que mi corazón había dejado  de latir, y que le habían informado a mi esposa que había muerto debido a complicaciones durante la cirugía. Mi esposa me dijo mucho después que, antes de la cirugía, había sentido muy dentro de ella que yo iba a morir, pero que también iba hacer resucitado.

   Ella hizo un pacto con Dios  a través de un programa de televisión cristiano, y compartió el pacto con uno de los administradores del programa, amigo de ella. El administrador ayudó a mi esposa a orar por mí, junto a los líderes de nuestra iglesia.

   “Durante la hora que estuve muerto, el apóstol Guillermo Maldonado estaba en su programa de televisión orando por sanidad, decretando que todos los enfermos serían levantados y sanados. En ese momento, volví a la vida. ¡Jesucristo me resucitó! Mi esposa y doctores quedaron asombrados. Una de las señales que seguirán aquellos que creen en Cristo es que los muertos resucitarán. (Mateo 10.8) ¡Yo soy uno de ellos!.

   En otro caso, un bebé de veinte meses, llamado Kevin sufrió una fiebre muy alta con convulsiones y fue hospitalizado en chicago. Los doctores determinaron que sus órganos estaban débiles, y pronto  el monitor del corazón registró que el bebé había sufrido un ataque cardíaco. Pese a los esfuerzos que hicieron, los doctores fueron incapaces de salvar al niño, y lo declararon muerto.

   La mamá del bebé, Magali, con su pequeño hijo en brazos llamó a la abuela del bebé, una creyente que vive en Florida. Inmediatamente la abuela contacto a su pastor, Freddy Lagos, de Naples, Florida, quien está asociado al Ministerio Internacional  El Rey Jesús. El pastor comenzó a orar por el bebé a través del teléfono, revocando al espíritu de muerte y declarando vida, en el nombre de Jesús. De repente, la abuela comenzó a gritar porque le informaron que el monitor del niño estaba registrando latidos nuevamente. La bomba de respirar comenzó de nuevo a trabajar, indicando que el bebé estaba respirando nuevamente. El color retornó a su cara, y la temperatura de su cuerpo se normalizó. ¡Kevin había regresado a la vida, once minutos después de haber sido declarado muerto!

   Continuamente presencio milagros de salvación, sanidad y liberación, que la muerte y resurrección de Cristo trae a las vidas de aquellos que lo aceptan como su Señor y Salvador. Si la enfermedad le ha robado la salud; si la amargura le ha quitado el gozo; si su incapacidad para restaurar la relación con su esposa, hijos, padres lo ha desalentado; o si le parece imposible superar el vacío espiritual dentro de usted, la solución es recibir el intercambio que Jesús nos ofrece.

   Mucha gente en el mundo sufre en gran medida. Soportan mucho dolor, abusos, rechazos, soledad, sin saber que Jesús entregó su vida para darles libertad y paz. Hoy Jesús quiere hacerse real en su corazón manifestando Su poder transformador –primero en su espíritu, y luego en sus relaciones, finanzas, salud, vocación y todos los otros aspectos de su vida.

b-. Cuerpos de resurrección eterna.
   Jesús no solo le da vida a nuestros cuerpos mortales hoy. Cuando  Él venga a la tierra por segunda vez a juzgar al mundo y a reunirse con aquellos que creen en Él para estar con ellos siempre (2Timoteo 4.1), cada creyente será transformado para ser como Él recibiendo un ¡cuerpo eterno glorificado! (1Tesalonisense 4.14-17; ¡Corintios 15.42-44, 49-53)

   No todos dormiremos (moriremos); sino que todos seremos trasformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final la trompeta; porque se tocará trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesaria que esto corruptible se vista de corrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad (1Corintios 15.51-53).

   Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es (1Juan 3.2)

3-.Restaurados para gobernar y reinar en la tierra.
   Además de restaurar nuestra unión con el Padre y restaurar la salud y vida a nuestros cuerpos físicos, Jesús vino a restaurar en la tierra el Reino de Dios es todos sus aspectos. Pecado, demonios, pobreza, muerte y todas las enfermedades que experimentamos son el resultado de la caída de la humanidad y la influencia de Satanás en el mundo. Todo eso necesitaba ser intercambiado por la vida de Jesús. Cuando Jesús estuvo en la tierra, Él confrontó esos elementos con la superioridad del Reino de Dios, y Él siempre salió victorioso.

   A través de Su muerte y resurrección, Jesús obtuvo una completa victoria sobre el pecado y sobre Satanás; Él le arrebato al diablo las llaves del infierno y la muerte (Apocalipsis 1.18) Satanás fue absoluta, irrevocable y eternamente derrotado. La victoria completa de Jesús de aplica a nosotros porque Él la ganó para nosotros. Es por eso que, durante un período de cuarenta días después de su resurrección, Jesús les enseño a sus discípulos acerca del Reino de Dios (Hechos 1.1-3) Él quería que ellos aprendieran lo que es el Reino y como ellos fueron llamados a incrementar su influencia en el mundo. Y, Él quiere entendamos lo mismo.

   Después de esos cuarenta días de enseñanzas, Jesús regresó a Dios el Padre en el cielo. “Puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12.2) Hoy Jesús está sentado a la derecha del Padre y tiene total poder y autoridad tanto en el mundo espiritual como en el mundo natural. Antes de regresar al Padre, Jesús le dijo a sus discípulos, “toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28.18) El Padre le dio completa autoridad. De la misma forma, Jesús nos dio autoridad para usar Su nombre, de manera que podamos avanzar el reino de Dios en la tierra (Mateo 28.19-20). A medida que recibimos a Jesús y caminamos en su autoridad, nosotros podemos vivir como él vivió. Podemos vencer las tentaciones de Satanás para robar, matar, destruir a la gente, intercambiando sus obras malignas por las obras del Reino: amor, poder, sanidad, esperanza y restauración.

   Nosotros podemos hacer todas estas cosas porque Jesús no sólo nos dio su autoridad, sino también nos dio Su poder para llevar esa autoridad. Él dijo: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigo en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Jesús también dijo, “De cierto, de cierto os digo: El que en mi cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14.12)

   Estamos destinados hacer las mismas buenas obras que Jesús hizo en la tierra. Nosotros podemos hacer esas obras y aún “mayores obras” porque Jesús nos ha dado el regalo del Espíritu Santo. El Espíritu santo de Dios está siempre con nosotros para guiarnos a la verdad y darnos el poder para hacer la voluntad de Dios. La única condición es que permanezcamos unidos con Jesús, manifestando Su naturaleza y siguiendo sus caminos (Juan 15.4-5,7)
Reciba el intercambio por fe.
   ¿por qué creer en Jesús? Porque Él murió y fue resucitado, de manera que nosotros podamos tener acceso de la plenitud de la vida abundante de Dios en todas sus facetas. ¡Jesús está vivo! Toda provisión que él obtuvo pr medio de Su muerte y resurrección está disponible ahora mismo para aquellos que lo reciben en sus corazones y confiesan que Él es el Señor y Salvador de sus vidas. Todo lo que necesitan hacer es desear, por fe, Su gran intercambio –intercambiar sus pecados Su justicia, Su muerte por su vida, sus enfermedades por su salud y sus opresiones por su libertad-

   Este puede ser el momento más importante de su vida. Permítale al dador de vida la oportunidad de concederle vida eterna. Al recibir a Jesús de todo corazón, usted entenderá que el único propósito de este libro es darle a usted los regalos más valiosos que un ser humano pueda recibir: una nueva vida en Jesús en la tierra y una existencia en la presencia de Dios por la eternidad. Usted puede recibir a Jesús y Su gran intercambio diciendo esta oración con sinceridad y humildad:

Padre celestial, yo creo que Jesús murió en la cruz por mí y que fue resucitado de entre los muertos. Confieso que Él es mí señor y Salvador. Por fe, yo reclamo el gran intercambio de Jesús –intercambio mis pecados por Su justicia, mi muerte por su vida, mis enfermedades por Su salud y mi opresión por Su libertad. Gracias señor porque soy “nacido de Dios”, porque he entrado en Tu reino, y porque ahora vivo en la plenitud de la vida de Jesús. Señor, úsame para esparcir Tu reino en el mundo, llevando Tu salvación, sanidad, liberación, y milagros a otros. ¡Amén!
Guillermo Maldonado. ¿Por qué creer en Jesús? Poder. Primera edición.2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 99 - 105

sábado, 2 de noviembre de 2019

EL GRAN INTERCAMBIO. Parte III


8-. El soporto la muerte física, la muerte espiritual y la “segunda muerte”.
   Jesús experimentó la muerte física, como cualquier ser humano. Sin embargo, Él comprende especialmente los pensamientos y sentimientos de quienes mueren una muerte cruel en la flor de la vida, porque Él sufrió horriblemente cuando murió.

   Además, Jesús conoció la muerte espiritual. Cuando Él cargó nuestros pecados sobre la cruz, Su espíritu humano fue desconectado de Dios el Padre, algo que cada ser humano experimenta. Era necesario que el padre se separara de Jesús y que desatará su ira sobre Él como castigo por el pecado y la rebelión de la humanidad. Desde mi perspectiva, el peor dolor de la cruz no fue experimentar el sufrimiento físico, pese a que éste fue horrible. La parte más dolorosa para Jesús fue cargar en Su alma la concentración de todo el pecado y la iniquidad de los humanos. La inmundicia y la corrupción de toda la humanidad pecadora fue derramada sobre Él. Por primera vez, el hijo de Dios que jamás había pecado, experimentó lo tenebroso de los celos, falta de perdón, rencor, mentiras, injusticia, crueldad, perversión, muerte y todos los demás pecados. Él recibió y pagó por todas las acciones de la raza humana que ofende a Dios y nos aparta de Él –todo el pecado y la iniquidad desde el comienzo de los tiempos hasta el final - . Por eso es que, justo antes de su arresto y muerte, él oró, “Padre mío, si es posible, pasa de Mí esta copa (con todos los pecados del mundo); sin embargo, quiero que se haga tú voluntad, no la mía” (Marcos 26.39) 

   Además, Jesús sufrió lo que la Biblia llama la “segunda muerte”. La segunda muerte no solo es una muerte física ni tampoco una muerte espiritual producto del pecado. Es la permanente separación de Dios en la otra vida. De hecho, Jesús descendió al infierno y experimentó lo que significa recibir el castigo de los pecados por la eternidad, y Él hizo esto por nosotros (Efesios 4; 9; 1Pedro 3.18-20). Allí Él recibió la ira de Dios por los pecados y la iniquidad de la raza humana.

   Jesús tuvo que descender incluso al mismo infierno para experimentar todo el castigo por el pecado de la humanidad –todo lo que los seres humanos experimentaríamos sin Su salvación y gracia-, para de esta manera ser un fiel y verdadero salvador para nosotros. Jesús permitió que lo acusaran injustamente, lo arrestaran, lo juzgaran, se burlaran de él, lo torturaran, lo crucificaran y lo mataran. Él hizo todo eso como nuestro sustituto, porque Él sabía que su muerte podía pagar por nuestros pecados; y porque está era la única forma de romper la maldición del pecado y la iniquidad que pesaba sobre nosotros y nos separaba de Dios el Padre. El sacrificio sustitutorio de Jesús a favor nuestro fue total, suficiente y final. Él sufrió y murió una vez por todos. Nunca más tendremos que soportar el castigo y la ira de Dios; tampoco tendrá que soportarlo ningún otro humano que reciba a Jesús y Su sacrificio por él.

   Sin embargo, vemos a Jesús, que fue hecho un poco inferior que los ángeles, coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos (Hebreos 2.9 NVI).

   Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive (Romanos 6.9-10).

JESÚS FUE RESUCITADO PARA DARNOS VIDA.
   Jesús padeció todo lo anterior por nosotros. Entonces fue resucitado de entre los muertos, y ahora nosotros podemos experimentar ¡La plenitud de Su vida de resurrección! Así él nos proveyó el gran intercambio. Él nos dio su vida física y espiritual y nosotros le dimos nuestra muerte física y espiritual.

   La esencia de la cruz consiste en que Jesús toma nuestro lugar. Él personalmente sufrió la totalidad del castigo que nosotros merecíamos. En intercambio, nosotros recibimos el perdón, al igual que toda la justicia de Jesús y las bendiciones de Su obediencia al Padre.
   Hoy podemos vivir conforme a Su vida en nosotros, recibiendo todos los beneficios de Su obra en nuestro favor, que incluye la salvación, sanidad y libertad de las opresiones del diablo. Jesús fue “entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación” (Romanos 4.25) Ser “Justificado” significa que, pese a que éramos culpables, fuimos hechos justo delante de Dios en Cristo, como si nunca  hubiéramos pecado. Somos justificados solo por medio de la fe en la eficacia de la muerte y resurrección  de Jesús por nosotros.

   RESULTADOS Y BENDICIONES DEL GRAN INTERCAMBIO.
1-. Jesús fue herido para que pudiéramos ser perdonados: “El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecado” (Isaías 53.5).

2-. Jesús llevo nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores para que podamos recibir sanidad: “Ciertamente él llevó nuestras aflicciones (enfermedades, debilidades y angustias) y sufrió nuestros dolores (castigo)… y por los azotes (que lo hirieron) hemos sido sanados y curados completamente (Isaías 53.4-5AMP).

3-. Jesús se convirtió en pecador por nosotros, recibiendo nuestro castigo, para que nosotros pudiéramos ser justificados: “Al que no conoció pecado (Dios) por nosotros lo hizo (a Jesús) pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2Corintios 5.21)

4-. Jesús murió en lugar nuestro y fue resucitado para que pudiésemos compartir su vida eterna: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos  para Dios en Cristo Jesús, señor nuestro” Romanos 6.11. Jesús pagó por nuestra pobreza para que nosotros pudiéramos ser prósperos: “por amor a nosotros (Jesús) se hizo pobre, siendo rico, para que nosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (“Corintios 8.9)

5-. Jesús sufrió nuestra vergüenza para que pudiéramos participar de su gloria: “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionarse por aflicciones al autor de la salvación de ellos” (Hebreos 2.10)

6-. Jesús sufrió nuestro rechazo para que nosotros pudiéramos ser aceptados por Dios: “Para alabanza de la gloria de Su gracia, con la cual nos hizo acepto en el amado” (Efesios 1.6)

   En cumplimiento de las verdades anunciadas arriba, he visto muchas personas ser salvadas, sanadas y liberadas. Cuando entendemos la obra perfecta de la cruz y la resurrección, podemos empezar a recibir todos sus beneficios, incluyendo el poder sobrenatural de Dios en nuestras vidas.

Jesús recuperó lo que la humanidad había perdido.
   Jesús experimentó nuestra vida de manera que nosotros pudiéramos experimentar la de Él. A medida que logró el gran intercambio, Él recuperó todo lo que la humanidad había perdido cuando los primeros seres humanos le dieron la espalda a Dios y pecaron. Veamos diversas áreas en las cuales fuimos restaurados. 

1-. Restaurados a nuestra unión y compañerismo con Dios el Padre.
   La culminación de la obra perfecta de Cristo en la cruz y Su gloriosa resurrección es nuestra restauración a la presencia de Dios. Jesús fue separado de Dios el Padre en la cruz, de manera que nosotros pudiéramos vivir con el Padre por toda la eternidad.

   A través de Jesús, tenemos unión con el Padre una vez más, y eso nos da acceso a Su vida espiritual. “Pero el que se une al señor, un espíritu es con Él” (1Corintios 6.17) Podemos disfrutar de la unión y compañerismo con Dios en el presente no solamente en el futuro. Gracias a Jesús, tenemos continuo acceso a Dios en su gloria, y tenemos unidad con él ahora y siempre. Esto no hubiera sido posible si Jesús no hubiera muerto por nosotros y hubiera sido levantado victoriosamente de la Tumba.
Guillermo Maldonado. ¿Por qué creer en Jesús? Poder. Primera edición.2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 94 - 98