martes, 18 de julio de 2017

EL PODER DE LA GRACIA PARA PERDONAR.

   

   Perdonar no es una tarea fácil cuando las heridas son profundas o cuando quien nos ha herido es muy cercano a nuestro corazón. Hay ofensas fáciles de perdonar y hay otras que requieren una capacidad de perdón superior a la que podemos encontrar en nuestro corazón. Para eso necesitamos el poder sobrenatural de la gracia de Dios. En este capítulo, veremos cómo funciona este poder y qué debemos hacer para acceder a él y activarlo.

   Jesús murió en la Cruz para darnos su paz, para que vivamos en armonía con Él, con nosotros mismos y con los demás; pero esto no es posible sin el poder de su gracia. La gracia y la paz son inseparables, siempre están juntas.

¿Qué es la paz?.
 
   No podemos definir paz como simple tranquilidad o ausencia de conflicto. El verdadero origen de la paz tiene que ver con una relación entre el hombre y su creador. El propósito de Dios es que nuestras relaciones, nuestro hogar y nuestra iglesia estén llenos de paz.

“22En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Efesios 4.22-24

   Todo esto implica una decisión de nuestra parte, pero una vez que la tomamos, la gracia es la que nos ayuda a vivirlo. Usted ya no tiene que vivir enojado; hay poder en la gracia divina para liberarlo.

¿Qué es la gracia?.
 
   La Gracia es un poder y recurso ilimitado de Dios, que abarcan todas las dimensiones de la vida gloriosa y eterna de Dios dada a nosotros gratuitamente. La Gracia es para ayudarnos a ser lo que no podemos ser por nuestra propia fuerza, y para hacer lo que no podemos hacer en nuestra propia fuerza.

Gracia no es lo mismo que misericordia:

   La misericordia de Dios es no darle al hombre lo que en realidad merece. La Gracia es darle lo que no merece. La Gracia es la expresión de las riquezas de Dios, otorgadas al hombre por medio del sacrificio de Jesús. Es una gracia gratis, pero no barata. A nosotros no nos cuesta nada, pero a Jesús le costó todo.

 Ilustración: La gracia funciona como el volante de un camión grande. Si usted se sube, se sienta al frente del volante y trata de moverlo sin prender el motor, no podrá. El volante se destraba sólo cuando se enciende el motor del vehículo. Pero el motor no puede funcionar si usted no gira la llave de contacto. Una vez que el motor está encendido, es muy fácil mover el volante, aun con un dedo; porque no es con su fuerza sino con la que activa el encendido del motor. Todo el poder de Dios está listo para ser encendido, pero no sucederá hasta que usted ponga la Palabra en acción. Cuando toma la decisión de despojarse del viejo hombre, entonces el poder de la gracia viene para que sea libre y se vista del hombre nuevo.

“26Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Efesios 4.26

¿Cuándo nos podemos enojar sin pecar?.
 
   Yo creo que el único momento válido para enojarse, es cuando vemos el daño que el diablo le hace a la gente. Si nos indignamos por las obras destructivas de Satanás, por la injusticia y el abuso de los más débiles, nuestro enojo es justificado. Pero si nuestro enojo nos envuelve a nosotros como personas, es generalmente pecado. Si usted guarda enojo porque ha sido maltratado u ofendido, o porque han cometido una injusticia contra su persona, eso es pecado.

 “27...ni deis lugar al diablo”. Efesios 4.27

Cuando deja que la ira permanezca, le da lugar al enemigo en su vida.

   Si mi esposa me ofendió, yo no puedo decirle: “Esta vez, no te perdono”, porque eso es darle lugar al diablo. No deje que el día pase; haga algo al respecto, deshágase de la ofensa, pues es como una bomba de tiempo que, sin duda, explotará. Si no resuelve el asunto, habrá abierto un espacio para que el enemigo entre en su vida, su familia y la iglesia. Satanás puede sentarse en la primera fila de la iglesia y  decir: “Yo voy a arruinar cada servicio, porque hay una ira no resuelta en este lugar.”

“28El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”. Efesios 4.28

   Este verso también incluye a aquellos que roban los diezmos. En la iglesia, hay un montón de ladrones que no diezman a Dios ni pagan sus impuestos al Estado. El motivo de trabajar es tener más para dar; la razón de hacer más horas extras es dar más en el Reino.

“29Ninguna palabra corrompida salga de vuestra  boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. Efesios 4.29

   Hay tres tres órdenes importantes en la Biblia: edificar, dar gracia a quienes nos oyen y callarnos la boca.

“30Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Efesios 4.30-32

¿Qué dijo Jesús acerca del enojo?
 
“22Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”. Mateo 5.22
 
   Si le habla de esa manera a su hermano, corre peligro de muerte, de ir al Infierno; además, de que verá un efecto negativo en sus ofrendas.

 “23Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 25Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. 26De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante”. Mateo 5.23-26

   Recuerde lo que leímos antes, si le damos lugar al diablo, él dirá: “Yo oí a esa persona hablar mal de un prójimo; por tanto, iré a su hogar, a su negocio, a su cuerpo porque tengo derecho legal para entrar y operar”. Y Dios tiene que acceder, porque Él es justo aun con el diablo.

Ilustración: Es muy común oír a los cristianos diciendo que el diablo los atacó toda la semana. Pero ¿por qué sucede eso? ¿No será que le dieron lugar? Jesús caminó tres años y
medio en la Tierra, como un hombre, con autoridad sobre el enemigo porque siempre fue obediente al Padre.

“30No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”. Juan 14.30
 
   Cuando hay una base de pecado, el diablo hará un reclamo ante Dios en todo su derecho. El diablo no podía tocar a Jesús, pero no porque éste fuera Dios, sino porque era un ser humano obediente a Dios que no le cedía terreno en su vida. Si nosotros hacemos lo mismo, tampoco nos podrá tocar y lo venceremos siempre.

   Jesús fue tentado en todo, pero en nada pecó. Él se frustró con la gente al igual que nosotros, pero nunca dejó que el enojo lo tomara, por eso el diablo no tuvo lugar en Él. Cuando el adversario le acuse, acuda a la sangre de Jesús, limpie su corazón y ese reclamo quedará sin efecto.

“9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.1 Juan 1.9
Guillermo Maldonado. Los Peligros de no Perdonar. Editorial Nuestra visión. Miami 2009. Pag. 92 a la 99

lunes, 10 de julio de 2017

LOS PELIGROS DE NO PERDONAR.


   La falta de perdón encierra graves peligros para quien no logra sacar de su corazón el rencor y el ánimo de venganza. Algunos de ellos ya los vimos en el capítulo anterior, como desgloce de la enseñanza de Mateo 18. Veamos los que faltan:

¿Cuáles son los peligros más grandes de no perdonar?

 
1-. Quien no perdone será echado al Infierno.


2-. El rencoroso será entregado por Dios a los verdugos.


   La falta de perdón es uno de los mayores atrayentes para los demonios. Cuando Dios les entrega una persona que se niega a perdonar, ellos la torturan recordándole la ofensa y el dolor sufrido, para torturar su mente. La palabra verdugos, en el idioma griego, significa “atormentadores”, que no son otra cosa que demonios. Si Dios lo entrega a ellos, Él es el único que puede librarlo.


“35Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”. Mateo 18.35

3-. Quien no perdona se vuelve una fortaleza impenetrable.

    Cuando una persona se ofende, levanta una pared entre ella y el resto del mundo; es una persona impenetrable, nadie le llega, es una ciudad cerrada. Y esto la puede llevar al Infierno, como dijo Jesús.

“19El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar”. Proverbios 18.19

 
   Un hermano ofendido empieza a levantar paredes de protección, cierra su corazón, no confía en nadie, sospecha de todo el mundo, se está muriendo por dentro pero no lo dice. Además, tiene muy pocos amigos porque está rodeado de murallas y no hay quien lo pueda penetrar. Usa expresiones tales como:


a-.  Todos los hombres o todas las mujeres son iguales.
b-.  Por eso, no me involucro con nadie en la iglesia.
c-.  Yo soy libre, no me someto a nadie.
d-.  El matrimonio es una mentira.
e-.  Todos los pastores son unos sinvergüenzas.
f-.   Yo no confío en nadie; siempre me traicionan.
g-.  Permanece en muerte.


 “14Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte”. 1 Juan 3.14
 
¿Cómo se expresa el amor?

   El amor se expresa a través del abrazo, del beso, del servicio, de la oración, de los regalos, del cuidado, etcétera. Hay gente que dice de su hermano: “Yo no lo amo, pero tampoco lo odio”. Eso es mentira, si no lo ama, lo odia; en Dios no existe punto medio. Es blanco o negro; o lo odias o lo amas. Claro está, que lo ames no significa que lo vas a abrazar todo el tiempo, pero tu corazón debe estar limpio y amando a todos, porque quien no ama a su hermano permanece en muerte
.
4-. No tiene vida eterna.


“15Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”. 1 Juan 3.15

 
   Una persona que vive con falta de perdón, si tiene un accidente y muere, se pierde. No tiene vida permanente en sí mismo; porque si no ama a su hermano tiene odio en su corazón y esto lo separa de Dios. Aquel que odia a su hermano y habla mal de él es homicida. ¿Por qué? Porque asesina el carácter, la reputación y la influencia de esa persona.


5-. Quien no perdona está envenenado, como el que ha sido picado por una serpiente venenosa.

“3Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano”. Hechos 28.3

 
   El fuego es una tipología de la unción del Espíritu Santo. Pablo es mordido por una serpiente e, inmediatamente, la gente dice: “Seguro que está en pecado; éste es un castigo de Dios”.


“4Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir”. Hechos 28.4

 
   Éste era un dicho muy usado entre el pueblo. Creían que cuando una víbora picaba a un hombre era porque éste estaba huyendo de la justicia. Supongo que dirían algo así como: “¡Míralo, quién lo ve tan apóstol y está en pecado!” Si Pablo se hubiera echado a tener lástima de sí mismo y a sentirse desdichado porque nadie corrió a ayudarlo, en lugar de sacudirse la serpiente, hubiera terminado muerto.


 “5Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció”. Hechos 28.5
 
   La falta de perdón es una víbora que va destruyendo, se va comiendo la vida de la persona ofendida; el veneno alcanza todas las áreas de su vida hasta matarla.


“6Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un Dios”. Hechos 28.6

 
   ¿Por qué estos individuos no corrieron hacia Pablo a espantarle la víbora? En cambio, se cruzaron de brazos, esperando que cayera muerto. ¿Por qué no fueron a ayudarlo? Cuando una persona está ofendida con alguien, su deseo es que, en cualquier momento, esa persona caiga muerta; que su matrimonio fracase, que lo echen del trabajo, etcétera. De nuestro ministerio, se ha ido gente tirando veneno, deseando que, mañana, la iglesia se cierre. “Esa iglesia –dicen– va a caer”. Están envenenadas y lanzan su veneno contra aquel que odian; y luego, esperan que se hinche y caiga muerto, que no haya más ministerio ni vida. ¡No permita que eso le suceda a usted! Sacúdase la víbora, perdone la ofensa. Jesús es Dios de segundas oportunidades; si usted se cae, Él lo vuelve a levantar


 “16Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal”.
Proverbios 24.16

 
Ilustración: Ésta es la historia de dos hermanos que se criaron en un gueto, sin tener qué comer ni qué vestir, maltratados y abusados, sin esperanzas de mejoría en sus vidas. A lo largo de toda su infancia, la vida fue subsistir, luchar por tener algún alimento que llevarse a la boca y defenderse de los abusos. Llegados a la adolescencia, cada uno tomó una decisión. Uno dijo: “Nací pobre y me quedaré pobre; éste es mi destino.” El otro dijo: “Nací pobre, fui abusado, no tengo dinero pero, un día, seré abogado.” Se sacudió la pobreza, el desánimo y las palabras que su padre le decía: “¡Bruto, estúpido, nunca serás nada en la vida!” Comenzó a estudiar; con mucho esfuerzo, trabajó, estudió y se graduó. ¿Qué hizo la diferencia? Los dos eran hermanos; uno se quedó en el gueto, en el lodo; mientras, el otro salió adelante. La diferencia es que uno aprendió a sacudirse; aprendió a no dejarse vencer por las circunstancias negativas; aprendió a dejar de lado la ofensa y la vergüenza y mirar más allá, el futuro que podía alcanzar.


   Aprenda a sacudirse la ofensa, no deje que ésta aplaste el llamado que Dios tiene para usted. Lo que ve en Guillermo Maldonado hoy, no será lo que verá mañana. Mis críticos quisieran que cayera hinchado y muriera, pero yo me río del diablo porque sé que Aquel que empezó la obra en mí, será fiel en completarla, hasta el final. La gente dice: “Eso se termina. En cualquier momento cae.” “Mira el rechazo, mira la depresión, el abuso; ése se hincha y cae muerto en cualquier momento.” Pero, si usted se sacude la serpiente del rechazo, del dolor, del abuso y la ofensa, puede alcanzar todo lo que Dios soñó para su vida.


6-.  El enemigo toma ventaja en su vida.


   Muchas personas no saben perdonar porque no han podido perdonar su propio pasado. Por eso, es necesario entender que Dios perdona al que se arrepiente. La falta de perdón es una puerta abierta al enemigo que destruye nuestro hogar, nuestras finanzas, nuestra salud, entre otros.


“11…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones”. 2 Corintios 2.11

 
7-.  Las oraciones de quien guarda rencor en su corazón, son estorbadas.


   La falta de perdón corta la comunión con Dios, y su presencia no fluye en nosotros. Jesús nos exhorta a dejar lo que hacemos para arreglar primero nuestras cuentas pendientes con la persona que nos ofendió. 


 “25Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.” Marcos 11.25
 
8-.  Dios no recibe sus ofrendas.


   Toda ofrenda a Dios es un sacrificio vivo, y Él no puede recibir un sacrificio que viene de un corazón contaminado. Esto viene a ser abominable delante de sus ojos, fuego extraño. Ciertos creyentes se preguntan por qué no prosperan si siempre diezman y ofrendan. Si es su caso, analice su vida y verifique si hay falta de perdón en contra de alguien.


“23Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti…” Mateo 5.23

 
9-.  Su fe es anulada.


   Es imposible creerle a Dios cuando estamos heridos. De una sola fuente, no puede fluir fe y resentimiento al mismo tiempo. No importa cuánto se esfuerce por creer la palabra de Dios o por confesarla, no puede actuar en fe. La falta de perdón bloquea la fe y no le deja creer.


 10-.  Su amor se enfriará.

   La falta de perdón corta el fluir del amor de Dios en nosotros, porque no se puede amar y odiar al mismo tiempo. Por eso, en una relación, si no se sanan las heridas, no fluirá el amor de Dios en plenitud. A veces, usted escucha decir a las parejas: “Ya no amo más a mi esposo o esposa”, y no es que no lo amen, sino que se siente tan heridos que esa falta de perdón apaga el amor.


   Después de aprender los enormes peligros que conlleva la falta de perdón, no podemos hacer caso omiso de ello. Es de necio correr semejantes riesgos y luchar contra el mismo Dios. Él nos perdonó una gran deuda. No esperemos ser entregados a los verdugos para, entonces, clamar por liberación. Sea sabio, perdone a tiempo.
Guillermo Maldonado. Los Peligros de no Perdonar. Editorial Nuestra visión. Miami 2009. Pag. 79 a la89