lunes, 10 de julio de 2017

LOS PELIGROS DE NO PERDONAR.


   La falta de perdón encierra graves peligros para quien no logra sacar de su corazón el rencor y el ánimo de venganza. Algunos de ellos ya los vimos en el capítulo anterior, como desgloce de la enseñanza de Mateo 18. Veamos los que faltan:

¿Cuáles son los peligros más grandes de no perdonar?

 
1-. Quien no perdone será echado al Infierno.


2-. El rencoroso será entregado por Dios a los verdugos.


   La falta de perdón es uno de los mayores atrayentes para los demonios. Cuando Dios les entrega una persona que se niega a perdonar, ellos la torturan recordándole la ofensa y el dolor sufrido, para torturar su mente. La palabra verdugos, en el idioma griego, significa “atormentadores”, que no son otra cosa que demonios. Si Dios lo entrega a ellos, Él es el único que puede librarlo.


“35Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”. Mateo 18.35

3-. Quien no perdona se vuelve una fortaleza impenetrable.

    Cuando una persona se ofende, levanta una pared entre ella y el resto del mundo; es una persona impenetrable, nadie le llega, es una ciudad cerrada. Y esto la puede llevar al Infierno, como dijo Jesús.

“19El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar”. Proverbios 18.19

 
   Un hermano ofendido empieza a levantar paredes de protección, cierra su corazón, no confía en nadie, sospecha de todo el mundo, se está muriendo por dentro pero no lo dice. Además, tiene muy pocos amigos porque está rodeado de murallas y no hay quien lo pueda penetrar. Usa expresiones tales como:


a-.  Todos los hombres o todas las mujeres son iguales.
b-.  Por eso, no me involucro con nadie en la iglesia.
c-.  Yo soy libre, no me someto a nadie.
d-.  El matrimonio es una mentira.
e-.  Todos los pastores son unos sinvergüenzas.
f-.   Yo no confío en nadie; siempre me traicionan.
g-.  Permanece en muerte.


 “14Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte”. 1 Juan 3.14
 
¿Cómo se expresa el amor?

   El amor se expresa a través del abrazo, del beso, del servicio, de la oración, de los regalos, del cuidado, etcétera. Hay gente que dice de su hermano: “Yo no lo amo, pero tampoco lo odio”. Eso es mentira, si no lo ama, lo odia; en Dios no existe punto medio. Es blanco o negro; o lo odias o lo amas. Claro está, que lo ames no significa que lo vas a abrazar todo el tiempo, pero tu corazón debe estar limpio y amando a todos, porque quien no ama a su hermano permanece en muerte
.
4-. No tiene vida eterna.


“15Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”. 1 Juan 3.15

 
   Una persona que vive con falta de perdón, si tiene un accidente y muere, se pierde. No tiene vida permanente en sí mismo; porque si no ama a su hermano tiene odio en su corazón y esto lo separa de Dios. Aquel que odia a su hermano y habla mal de él es homicida. ¿Por qué? Porque asesina el carácter, la reputación y la influencia de esa persona.


5-. Quien no perdona está envenenado, como el que ha sido picado por una serpiente venenosa.

“3Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano”. Hechos 28.3

 
   El fuego es una tipología de la unción del Espíritu Santo. Pablo es mordido por una serpiente e, inmediatamente, la gente dice: “Seguro que está en pecado; éste es un castigo de Dios”.


“4Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir”. Hechos 28.4

 
   Éste era un dicho muy usado entre el pueblo. Creían que cuando una víbora picaba a un hombre era porque éste estaba huyendo de la justicia. Supongo que dirían algo así como: “¡Míralo, quién lo ve tan apóstol y está en pecado!” Si Pablo se hubiera echado a tener lástima de sí mismo y a sentirse desdichado porque nadie corrió a ayudarlo, en lugar de sacudirse la serpiente, hubiera terminado muerto.


 “5Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció”. Hechos 28.5
 
   La falta de perdón es una víbora que va destruyendo, se va comiendo la vida de la persona ofendida; el veneno alcanza todas las áreas de su vida hasta matarla.


“6Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un Dios”. Hechos 28.6

 
   ¿Por qué estos individuos no corrieron hacia Pablo a espantarle la víbora? En cambio, se cruzaron de brazos, esperando que cayera muerto. ¿Por qué no fueron a ayudarlo? Cuando una persona está ofendida con alguien, su deseo es que, en cualquier momento, esa persona caiga muerta; que su matrimonio fracase, que lo echen del trabajo, etcétera. De nuestro ministerio, se ha ido gente tirando veneno, deseando que, mañana, la iglesia se cierre. “Esa iglesia –dicen– va a caer”. Están envenenadas y lanzan su veneno contra aquel que odian; y luego, esperan que se hinche y caiga muerto, que no haya más ministerio ni vida. ¡No permita que eso le suceda a usted! Sacúdase la víbora, perdone la ofensa. Jesús es Dios de segundas oportunidades; si usted se cae, Él lo vuelve a levantar


 “16Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; mas los impíos caerán en el mal”.
Proverbios 24.16

 
Ilustración: Ésta es la historia de dos hermanos que se criaron en un gueto, sin tener qué comer ni qué vestir, maltratados y abusados, sin esperanzas de mejoría en sus vidas. A lo largo de toda su infancia, la vida fue subsistir, luchar por tener algún alimento que llevarse a la boca y defenderse de los abusos. Llegados a la adolescencia, cada uno tomó una decisión. Uno dijo: “Nací pobre y me quedaré pobre; éste es mi destino.” El otro dijo: “Nací pobre, fui abusado, no tengo dinero pero, un día, seré abogado.” Se sacudió la pobreza, el desánimo y las palabras que su padre le decía: “¡Bruto, estúpido, nunca serás nada en la vida!” Comenzó a estudiar; con mucho esfuerzo, trabajó, estudió y se graduó. ¿Qué hizo la diferencia? Los dos eran hermanos; uno se quedó en el gueto, en el lodo; mientras, el otro salió adelante. La diferencia es que uno aprendió a sacudirse; aprendió a no dejarse vencer por las circunstancias negativas; aprendió a dejar de lado la ofensa y la vergüenza y mirar más allá, el futuro que podía alcanzar.


   Aprenda a sacudirse la ofensa, no deje que ésta aplaste el llamado que Dios tiene para usted. Lo que ve en Guillermo Maldonado hoy, no será lo que verá mañana. Mis críticos quisieran que cayera hinchado y muriera, pero yo me río del diablo porque sé que Aquel que empezó la obra en mí, será fiel en completarla, hasta el final. La gente dice: “Eso se termina. En cualquier momento cae.” “Mira el rechazo, mira la depresión, el abuso; ése se hincha y cae muerto en cualquier momento.” Pero, si usted se sacude la serpiente del rechazo, del dolor, del abuso y la ofensa, puede alcanzar todo lo que Dios soñó para su vida.


6-.  El enemigo toma ventaja en su vida.


   Muchas personas no saben perdonar porque no han podido perdonar su propio pasado. Por eso, es necesario entender que Dios perdona al que se arrepiente. La falta de perdón es una puerta abierta al enemigo que destruye nuestro hogar, nuestras finanzas, nuestra salud, entre otros.


“11…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones”. 2 Corintios 2.11

 
7-.  Las oraciones de quien guarda rencor en su corazón, son estorbadas.


   La falta de perdón corta la comunión con Dios, y su presencia no fluye en nosotros. Jesús nos exhorta a dejar lo que hacemos para arreglar primero nuestras cuentas pendientes con la persona que nos ofendió. 


 “25Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.” Marcos 11.25
 
8-.  Dios no recibe sus ofrendas.


   Toda ofrenda a Dios es un sacrificio vivo, y Él no puede recibir un sacrificio que viene de un corazón contaminado. Esto viene a ser abominable delante de sus ojos, fuego extraño. Ciertos creyentes se preguntan por qué no prosperan si siempre diezman y ofrendan. Si es su caso, analice su vida y verifique si hay falta de perdón en contra de alguien.


“23Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti…” Mateo 5.23

 
9-.  Su fe es anulada.


   Es imposible creerle a Dios cuando estamos heridos. De una sola fuente, no puede fluir fe y resentimiento al mismo tiempo. No importa cuánto se esfuerce por creer la palabra de Dios o por confesarla, no puede actuar en fe. La falta de perdón bloquea la fe y no le deja creer.


 10-.  Su amor se enfriará.

   La falta de perdón corta el fluir del amor de Dios en nosotros, porque no se puede amar y odiar al mismo tiempo. Por eso, en una relación, si no se sanan las heridas, no fluirá el amor de Dios en plenitud. A veces, usted escucha decir a las parejas: “Ya no amo más a mi esposo o esposa”, y no es que no lo amen, sino que se siente tan heridos que esa falta de perdón apaga el amor.


   Después de aprender los enormes peligros que conlleva la falta de perdón, no podemos hacer caso omiso de ello. Es de necio correr semejantes riesgos y luchar contra el mismo Dios. Él nos perdonó una gran deuda. No esperemos ser entregados a los verdugos para, entonces, clamar por liberación. Sea sabio, perdone a tiempo.
Guillermo Maldonado. Los Peligros de no Perdonar. Editorial Nuestra visión. Miami 2009. Pag. 79 a la89

No hay comentarios:

Publicar un comentario