miércoles, 19 de septiembre de 2018

COMO APROPIARSE DEL PODER DE DIOS. Parte II


3-. Obediencia a Dios.
    He aquí una condición vital para apropiarse del poder sobrenatural de Dios y operarlo correctamente. La obediencia es la sujeción voluntaria a los principios del Reino y a las demandas de Dios. Se trata de una decisión voluntaria de someterse a Él, de dejar que nos persuada o convenza acerca de Su voluntad. Desde la caída del hombre,Dios siempre ha estado detrás de la voluntad del hombre; porque le dío a éste un libre albedrío para escoger voluntariamente a quien adorar y servir. Dios siempre ha buscado influenciar, persuadir, la voluntad del hombre para que se una a la suya voluntariamente. Cristo se rindió voluntariamente en obediencia al Padre, "plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido" (Romanos 4.21); "y estando en la condición del hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en la cruz" (Filipenses 2.8)

   Dios no viola el libre albedrío del hombre; es decir, respeta su voluntad y su condición de ser libre para escoger y decidir. Usted escoge obedecer a Dios voluntariamente, porque entiende que en Su amor hacia su vida tiene lo mejor para usted. A algunas personas les cuesta más obedecer que a otras. Esa desobediencia es lo que detiene el fluir del Poder de Dios en sus vidas. Ser desobediente es ser impersuadible, no ser convencido acerca de la voluntad de Dios para nosotros; es la testarudez y rebeldía del hombre caído que quiere hacer todo a su manera y no está dispuesto a rendirse.

   Si hay algún área en la que usted está luchando con Dios y no le ha rendido su voluntad para obedecerle, éste es el momento para que se enfrente a su rebeldía y escoja la voluntad de Dios por encima de la suya. Solo así podrá ver Su poder fluir a través de su humanidad y cumplir Su propósito aquí en la tierra. La desobediencia siempre lo llevará a la destrucción, mientras que obedecer le traerá todas las bendiciones de Dios. No pelee más con Dios. ¡Obedezca ya! Tome una decisión voluntaria ahora mismo.

4-.Morir al "yo" o negarse a sí mismo.
   El poder de Dios no fluye a través de nosotros, a menos que muramos al "yo" de cada día a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de su padecimiento, llegando a ser semejante a él en su muerte" (Filipenses 3.10). Todo en Dios es una muerte continua al "yo", la carne y el "viejo hombre" para que Su poder sea lo que alimente la vida del hombre, por medio de su relación con Él. La muerte a uno mismo debe ser progresiva y continua, porque cuando se para de morir al "yo", la carne vuelve a crecer; el "yo" se recupera y vuelve a tomar el centro de nuestra vida. "Y decía a todos: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese así mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su ida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará" (Lucas 9.23-24)

   También aquí funciona la ley del intercambio, por la cual, Dios nos da más poder cuando le rendimos más de ese "yo". Nadie puede llevar al pueblo, ningún apóstol, profeta, pastor, evangelista, maestro, ministro, líder o mentor, a entrar al ámbito del poder sin morir a sí mismo. Para ser portadores de Cristo y de Su poder, el "viejo hombre" debe estar muerto y seguir muriendo, cada día. Cuando se muere a uno mismo es más fácil acceder al poder de Dios; porque ese poder tiene que ver con la resurrección en Cristo. Un hombre no puede resucutar y vivir en Cristo más allá de su habilidad para morir y rendirse a Dios.

   Un hombre que se ha rendido en obediencia, sumisión, sacrificio, y que le ha dado o cedido su lugar a Dios, es un deleite para el Padre. "así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios..."(Romanos 12.1). La palabra "sacrificio" significa acercarse a Dios por medio de la muerte al "yo". Es decir, presentar el cuerpo en sacrificio vivo nos acerca más al Padre y nos llena de Su poder. Las áreas en las que usted todavía lucha son las que aún no le ha rendido a Dios, donde su "yo" no ha muerto. Por eso el apóstol Juan decía: "es necesario que él crezca, pero que yo mengûe"(Juan 3.30)

   ¿Está listo para morir en algunas áreas de su vida? Cada uno de nosotros sabe las áreas que debe rendirle a Dios. Si usted quiere apropiarse de Su poder, es imperativo que tome la decisión de morir a todo lo que va en contra Su voluntad. ¡Hágalo ahora mismo!, y será el lugar donde Dios lo empodere con Su poder sobrenatural. Deje ir todo aquello que detiene su bendición. Éste es el tiempo de tomar la decisión de morir a pensamientos, deseos, voluntad propia, cosas que no son de Dios, relaciones que nos impiden llegar a nuestro propósito, para entregarnos por completo a su voluntad.

   Yo doy testimonio a diario de lo que Dios puede hacer a través de una vida rendida a Ël, y dispuesta a apropiarse de Su poder para manifestar Su presencia en esta tierra y cambiar vidas. Al principio del año, tuve una conferencia en Venezuela y, desde que llegué al país, sentí la demanda del pueblo por el poder sobrenatural de Dios. Incluso cuando la situación económica del país estaba muy mala, la gente había hecho muchos sacrificios para llegar desde varias ciudades a la conferencia. Era tanta la demanda del pueblo que la manifestación del poder y la presencia de Dios fue instantánea e impactante. Fue tremendo ver el amor de Dios derramarse en su pueblo y Su mano sanando y liberando a esas setenta mil personas en cuestión de segundo. Realmente fue algo sobrenatural. A la hora de tomar los testimonios, eran tantos que no nos dimos abasto. Pero de los que alcancé a saber me sorprendieron los siguientes: Una mujer llamada Solaida había sufrido un accidente cerebro-vascular, y la mitad de su cuerpo había muerto. Eso le causo la parálisis total de la mitad de su cuerpo; no podía mover todo su lado izquierdo. En el momento en que desaté la palabra y el poder de Dios para sanar, ella sintió una frescura en su cerebro y deseos de caminar. Al instante, soltó el bastón en que se apoyaba y salió corriendo hacia el altar para testificar que ¡Cristo le había sanado! Otro testimonio impresionante fue el de Nataly, una niña que tenía secuelas de parálisis cerebral desde su nacimiento. Además, su cadera estaba desviada 4 centimetros; era sorda del oído derecho y tenía estrabismo en sus ojos. Despúes de la oración, su madre se dio cuenta de que los ojitos de la niña ya estaban rectos, y de que podía oír perfectamente Además, la niña empezó a caminar normalmente, porque su cadera se había nivelado. ¡Nataly recibió tres milagros en tan solo segundos! Luego, un hombre llamado Josué pasó a testificar diciendo que había nacido sordo de su oído derecho,porque los órganos del sistema auditivo de ese lado no se le habían desarrollado. Cuando desaté el poder sobrenatural de Dios, también empezó a oír al instante. ¡Dios le creó los órganos que le faltaban! Uno de los testimonios que más tocó mi corazón fue el de Luigy Alejandro Rodríguez. Este niño de nueve años tenía un tumor en el cerebro. Hacía poco, había pasado por una cirugia, pero na había quedado bien. Le tuvieron que poner una válvula para drenarle el líquido que se le acumulaba en el cerebro. Además, seguía bajo tratamiento de quimioterapia y radioterapia, lo cual le causaba muchísimo dolor en los huesos y las coyunturas. Sus padres me habían visto predicar por televisión, y llenos de fe, llevaron al niño a la cruzada. Lo llevaron cargad porque Luigy no podía caminar ni moverse; el dolor era demasiado fuerte para su cuerpecito y no podía soportarlo. Cuando declaré el poder sobrenatural de Dios para sanar, el Espíritu Santo lo tocó, y el niño sintió un frío muy fuerte en todo su cuerpo. Al instante, todo el dolor se fue de su cuerpo por completo y la válvula desapareció. Ahora Luigy puede tener la vida normal de un niño de nueve años. Puede reirse, caminar, correr y moverse sin problemas. ¡Todo eso y más puede hacer Dios si aprendemos a apropiarnos de Su poder sobrenatural y lo desatamos para suplir las necesidades y los imposibles de la gente!
Guillermo Maldonado. Poder y autoridad para destruir las obras del diablo. Primera edición.Octubre2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 78 - 83

viernes, 14 de septiembre de 2018

COMO APROPIARSE DEL PODER DE DIOS. Parte I

   Uno de los grandes problemas de la iglesia de Cristo, es que el pueblo no sabe apropiarse del poder sobrenatural. A veces, tiene la teoría pero no la practica; ósea, no sabe poner en acción ese poder y operarlo en la necesidad de la gente. Hay medios o maneras de apropiarse del poder divino, los cuales necesitamos conocer para ser capaces de traer el poder sobrenatural de Dios a esta generación y establecer su reino a la tierra. Por lo general, dentro de la iglesia, la gente siempre está buscando un toque físico para creer que Dios obró. Pero la imposición de manos no es el único método que Dios tiene para desatar su poder. Para apropiarse del poder hay diferentes formas, veamos algunas de ellas.


1-. La relación, compañerismo y comunión íntima con Dios.

   Nuestra relación personal con el Señor es el lugar desde donde operamos, caminamos y vivimos en esta tierra; de esa relación depende todo lo que somos y hacemos. Todo en Dios comienza o es producto de esa relación; la cual es presente, personal y continúa. Allí es donde conocemos al Padre, donde recibimos el poder de Su Espíritu y donde aprendemos a vivir o practicar sus principios. Por eso el cristianismo no es una religión, es una relación viva con un Dios vivo.


   La palabra “Poder” es la traducción del vocablo griego dúnamis, que significa “capacidad o habilidad por virtud de una relación”. También significa “poder para operar milagros, el cual viene de una relación” Por eso Jesucristo les anunció a sus discípulos“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigo en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1.8). Note que este anuncio no fue para las multitudes, ni para los religiosos del templo, sino para aquellos que tenían una relación con Él, que lo seguían, lo amaban y lo obedecían. Nuestra relación con Él está establecida en la obediencia, el temor de Dios, el temor, la comunicación, la oración diaria, cuya base fundamental es un pacto de compromiso.


   “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva muchos frutos; porque separados de mí nada podéis hacer (Juan 15.5) Cristo vino a enseñar una teología relacional, no organizacional; porque el Reino de Dios está estructurado en las relaciones personales entre un Padre y sus hijos. El Reino no se trata de una organización ni de una jerarquización impersonal de funciones mecánicas; allí la ley suprema es tener una relación personal con el Dios todopoderoso, con nuestro Padre Celestial.


   La relación, el compañerismo y la comunión con Dios:


   -. Producen la entrada o afluencia de poder.


   -. Generan poder.

   En nuestra relación continua con Dios habrá una entrada o flujo de poder hacia nuestro interior, que después va a generar el poder para hacer todo aquello que Dios nos mandó hacer. Yo vivo y experimento está verdad a diario, cada vez que estoy en oración, adoración y comunión íntima con él siento que mis depósitos espirituales se llenan del poder que entra por obra de mi relación con un Padre lleno de poder creativo. En otras palabras, Dios hace un depósito en mi espíritu, lo cual genera en mí un poder para predicar, enseñar, sanar los enfermos, echar fuera demonios, y más. “Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3.20) Yo fui llamado a traer su poder sobrenatural a esta generación, y puedo sentir cuando ese poder que Él deposita a diario en mí fluye hacia afuera y es transmitido a las personas en necesidad de sanidad, de liberación, de revelación, etcétera. Entonces, está es una manera de apropiarse de ese poder sobrenatural.


   El poder sin intimidad produce poco placer y, al final, termina en la carne. La gente busca el poder, desea el poder, pero no una relación con Dios. El poder que opera en usted es de acuerdo  a la relación con Dios. El poder sin una relación es sectarismo. No busque el poder ¡busque una relación con Dios! Y a través de esa relación, Él hará depósitos de poder en su espíritu para cumplir su voluntad en la tierra.


2-. El ayuno y la oración.

   Jesucristo tenía una vida donde esta práctica era regular; por eso sabía que expulsar cierto género de demonios demanda ayuno y oración. Por eso dijo: “pero este género no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17.21). Yo puedo hablar de mi propia experiencia porque esta práctica es mi estilo de vida; ofrezco a Dios periódicamente tiempos de ayuno, y la oración es algo diario. El poder que se genera a través de esto es palpable. Cada vez que termino un tiempo corto o largo de ayuno y oración y después voy a predicar, enseñar o ministrar, los milagros toman lugar más rápido y en mayor cantidad. Las sanidades ocurren instantáneamente, las personas demonizadas son libres, se desata un mayor peso de poder sobrenatural para milagros creativos y maravillas. Es claro que eso ocurre debido a que en ese tiempo de ayuno y oración Dios deposita un mayor nivel de poder en mí. Éste es el patrón de Cristo: Él se apartaba a orar por un tiempo y cuando regresaba, venía el poder de Dios. “más él se apartaba a lugares desiertos, y oraba… y el poder del Señor estaba con él para sanar” (Lucas 5.16-17)


   El ayuno y la oración nos liberan de la propia realidad mundana y egoísta, porque hacen que el mundo espiritual se haga vivo en usted. También puede hacer lo demoniaco real o más perceptible. La oración nos lleva más allá de las leyes naturales; esto causa que transcendamos nuestra realidad natural, nuestros problemas y circunstancias. Sea un problema matrimonial, un mal reporte médico, desempleo o desastre financiero, todas son situaciones que pierden poder cuando oramos y ayunamos. Y no es que neguemos nuestra realidad, sino que la comenzamos a ver desde la perspectiva de Dios, donde no hay nada imposible; donde la solución ya fue provista. Nos damos cuenta de que solo son hechos temporales. Cuando usted no ora, está preocupado porque sus problemas son su única realidad; pero cuando ora, crea depósitos de poder que lo llevarán a vencer en toda circunstancia y a desatar el poder de Dios que vence al mundo. En la oración, usted se apropia de la obra de Cristo en la cruz y de todo lo que fue ya hecho a su favor. Entonces, el ayuno y la oración no son una opción, sino un mandato; y deben ser la marca de un discípulo de Cristo.


   El ayuno y la oración afinan nuestra percepción espiritual (Mateo 16. 16 – 18); por ese medio, morimos a la carne y comenzamos a ver, oír y percibir claramente en el ámbito espiritual. Así, resulta más sencillo percibir el corazón de Dios porque hay menos carne que nos impida ver y percibir el mundo espiritual. El ayuno no le dice a la carne: “Cállate. Ya no te voy a oír. Tú no me vas a  mandar; no eres mi señor, sino mi servidor”.

   El hombre más puro que haya vivido sobre la faz de la tierra, Jesús, tuvo que ayunar y orar para ver , percibir y oír en Su espíritu lo que sucedía en el mundo del que había venido. Sin embargo, Su Iglesia hoy no ve la necesidad de orar y ayunar; ésa es la razón  por la cual carece de poder. ¿Cuándo fue la última vez que usted vio un ciego ver, un sordo oír y un paralítico caminar? ¿Cúando fue la última vez que vio una sanidad, un milagro, un demonio salir? Es tiempo de ayunar y orar como lo hacían Cristo y la Iglesia primitiva para que los depósitos de poder de Dios aumenten en su interior y fluyan hacia afuera cuando vaya a hablar, enseñar, ministrar o compartir la vida de Cristo con los demás.
Guillermo Maldonado. Poder y autoridad para destruir las obras del diablo. Primera edición.Octubre2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 74 - 78