jueves, 31 de marzo de 2016

LA GLORIA: TERCERA DIMENSIÓN DE LO SOBRENATURAL. Parte III

 ¿CÒMO FUNCIONA LA GLORIA, LA UNCIÓN Y LA FE?.


   Al repasar cada una de las dimensiones de lo sobrenatural entenderemos cómo funcionan y en qué se diferencian: Fe es la habilidad dada por Dios al creyente para tener dominio sobre el tiempo, espacio y materia. Unción es la habilidad dada por Dios al creyente para hacer lo que Él nos mandó hacer; es Jesús obrando a través de nuestra humanidad. Gloria es la presencia de Dios manifestada de forma visible; es Dios mismo haciendo Sus obras; es Él operando conforme a Su soberanía e iniciativa. Veamos ahora cómo funcionan la fe, la unción y la gloria, que son las tres dimensiones de lo sobrenatural. 

Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. (Efesios 3:17-19)

   La fe trabaja en dimensiones:

   Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe. (Romanos 1:17)
  
   Avanzamos de fe en fe. Esto quiere decir que de una dimensión de fe pasamos a otra dimensión de fe.

    Otra traducción dice: "Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela de una dimensión de fe a otra dimensión de fe".

   El apóstol Pablo, según la versión original del griego, afirma:

    Somos transformados de una dimensión de gloria en [a otra dimensión de] gloria en la misma imagen. (2 Corintios 3:18)

    Hay muchos niveles de la unción. Con los dones espirituales, podemos ministrar a uno o varios miembros del cuerpo de Cristo. Con la unción, podemos alcanzar multitudes. Con la gloria, podemos alcanzar e impactar naciones. Lo que bajo la unción nos tomaba diez años hacer, lo haremos en un año bajo la gloria.

   Esto le sucedió a Pedro en el Mar de Tiberíades luego de pasar toda una noche pescando, sin sacar un pez; al aparecer Jesús y dar una orden, al curtido pescador le tomó apenas  unos minutos llenar la red con cientos de peces grandes. Y es que cuando la gloria de Dios se manifiesta todo se acelera. Sucede igual con las iglesias que habían permanecido es tancadas en el orden de los cientos; al manifestarse la gloria de Dios, crecen sobrenaturalmente hasta superar los miles en tiempo récord. La Biblia relata un evento parecido en el libro de los Hechos, cuando los apóstoles comenzaban a predicar el evangelio del reino; en sólo un día, tras recibir el poder del Espíritu Santo, tres mil personas se convirtieron y fueron bautizadas.

¿SOBRE QUE BASES OPERA LA GLORIA O LA PRESENCIA DE DIOS MANIFESTADA?.

• La soberanía de Dios
   Esto significa que Dios hace lo que quiere, cuándo quiere y cómo quiere. Hoy en día, acostumbramos a no darle libertad al Espíritu Santo para ejercer Su soberanía divina en nuestra vida personal, mucho menos en la iglesia. Por eso asistimos a servicios monótonos donde nada sobrenatural ocurre. De ahí que nuestra prioridad siempre debe ser que el Espíritu Santo pueda manifestar la soberanía de Dios y hacer lo que Él quiere.
 

No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere. (Eclesiastés 8:3)

• La iniciativa de Dios
   Jesús es la cabeza de la iglesia, por lo tanto es quien toma la iniciativa para la acción y se mueve a su entera voluntad, como quiere. Sin embargo, otras veces Dios no inicia la acción. Cuando esto sucede, es mejor que hagamos lo que ya nos mandó, dejando bien establecido que conocemos lo que Él ordenó, y que no vamos a inventar algo para salir del paso. La Escritura nos muestra al rey Saúl esperando al profeta Samuel para ofrecer sacrificio a Jehová, pero como no llegó decidió que él lo haría; eso es desobediencia. No es esto a lo que me refiero. Pero sí, por ejemplo, hacer lo que Dios ya ordenó: evangelizar, hacer discípulos, sanar a los enfermos y echar fuera demonios.


   La mayoría de creyentes entiende lo que es la soberanía de Dios, pero son pocos los que entienden cómo trabajar bajo esa soberanía; cómo movernos en fe.


• Esperando siempre la iniciativa de Dios 

   Cuando la presencia de Dios no se manifiesta, tenemos que ejercitar nuestra fe, unción, y dones. Si no actuamos y siempre estamos esperando que Dios tome la iniciativa, entonces estamos operando en los extremos. Por ejemplo, si sentimos que el Espíritu Santo no ha tocado al perdido, nosotros, por fe, tenemos que hacer el llamado de salvación. Como Dios ya nos mandó a hacerlo, no debemos esperar a que sea Él quien dé el próximo paso. Claramente, el próximo paso es nuestra responsabilidad.

• Toman siempre la iniciativa desde el lado humano 

   Esto implica que programan previamente todos los planes de la iglesia, lo que lleva a un activismo vacío del poder y la presencia de Dios. Éste es el otro extremo.


¿Cuál es la diferencia entre gloria y unción?
 
• La unción es para la tierra y sólo opera en nuestro mundo. La gloria testifica de los poderes del siglo venidero porque es la atmósfera del cielo. Así como el aire es la atmósfera de la tierra, la gloria es la atmósfera del cielo.


• La unción nos prepara para la gloria. La gloria es la presencia de Dios.


• La unción nos da la habilidad o el poder para pararnos en Su presencia; la gloria es Su presencia.


• En la unción trabajan el don y la fe de un hombre; en la gloria es Dios mismo trabajando.


• En la unción, la fe pone demanda sobre el manto de un hombre; en la gloria, la fe pone la demanda sobre la presencia de Dios.


• La unción nos fue dada para sanar a los enfermos, pero en la gloria de Dios la enfermedad es ilegal.


• En la unción Jesús es el sanador, en la gloria Jesús es el Creador.


• En la unción trabajamos, pero en la gloria adoramos y descansamos.


• La unción nos fue dada para decapitar gigantes; en la gloria los gigantes no entran.

 • En la unción sentimos cómo el poder de Dios sale de nosotros; en la gloria el poder sale de Dios mismo.
  
    Cuando he operado en la unción por mucho tiempo, me siento físicamente agotado, porque la gente pone demanda sobre la unción de Dios en mí, y ésta saca todo lo que tengo dentro, me quedo vacío; es lo mismo que le sucedió a Jesús cuando una mujer tocó su manto.

Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? (Marcos 5:30)

   Cuando opero en la gloria no me siento cansado, sino que estoy lleno de fuerzas, porque es enteramente Dios haciendo las obras por Su gloria; allí Él no usa mi humanidad. La unción es el poder divino dado a Sus siervos para cumplir el llamado de Dios en la tierra. La unción es maravillosa, grandiosa y santa, y seguiremos operando en ella mientras la gloria o la presencia de Dios no se manifiesten.
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Como caminar en el poder sobrenatural de Dios. Editorial Whitaker House. Miami 2011. Pag. 159 a la 163.

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