viernes, 25 de marzo de 2016

LA GLORIA: TERCERA DIMENSIÓN DE LO SOBRENATURAL. Parte II

 
¿CÓMO ENTRAR EN EL ÁMBITO DE LA REVELACIÓN Y LA MANIFESTACIÓN DE SU GLORIA?.

   La Escritura afirma que la tierra está llena de la gloria de Dios, pero el canal de acceso o la herramienta para verla manifestada en el plano natural es la revelación, no la razón. Es cierto que la presencia de Dios está en todo lugar pero no en todo lugar se manifiesta.


Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. (Isaías 6:3)

 
   Como vemos en el verso anterior, cuando Dios creó los cielos y la tierra los llenó con Su gloria. Sin embargo, el punto importante que deseo destacar se encuentra en el primer capítulo del libro de Génesis, que relata que antes que Dios iniciara la creación envió a su Espíritu Santo con el fin de que generara un campo de Su propia energía -Su gloria-, para que entonces la creación fuera posible.


Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. (Génesis 1:2)
 Cada vez que Dios va hacer algo, primero mueve Su Espfritu Santo y luego envía Su Palabra.
 
En el original en griego, Pablo hace referencia a la energía de Dios, que es Su gloria, y afirma:


Para lo cual también trabajo [kopiáo], luchando [agonízomatl según la potencia [enérgeia] de él, la cual actúa  [energéo] poderosamente (dúnamis] en mí. (Colosenses 1:29)

 
   Traducido literalmente al español moderno, lo que el apóstol nos está diciendo es que él trabaja duro, hasta el cansancio; se esfuerza como quien compite por un premio, debido a la energía o poder que Dios le da, el cual activa y opera un poder milagroso, que eleva al máximo su capacidad, potencia y potestad.


   Esa energía de Dios está en la tierra, desde el principio, aunque sólo se manifiesta por medio del conocimiento revelado. Veamos un ejemplo muy sencillo: ¿Ha llegado muy cansado a un servicio en la iglesia, pero al manifestarse la presencia de Dios renovó sus fuerzas, salió reanimado y descansado? Eso se debe a que usted sintió un leve roce de la poderosa energía de Dios.


La gloria de Dios provee la energía necesaria para crear cualquier materia.

   La gloria de Dios está sobre toda la tierra, desde la creación, pero debido al pecado no hemos podido verla y mucho menos manejarla. Esto quiere decir que, si la gloria o energía divina está en la tierra y sirve para crear, entonces Dios puede crear un corazón nuevo, un pulmón nuevo, un oído nuevo, un ojo nuevo, un brazo nuevo, o cualquier otro órgano que haga falta. Pero esto sólo ocurre cuando el Espíritu Santo se mueve y cuando Dios habla Su Palabra. Entonces, la clave radica en saber atraer la gloria de Dios a una manifestación visible dentro de la dimensión natural. Por lo demás, Dios ya habló y decretó Su voluntad desde que Jesús pagó el precio en la cruz.


La gloria de Dios sin conocimiento revelado no tiene sentido.

   A continuación, veamos un testimonio de lo que sucede cuando declaramos la Palabra de Dios desde la dimensión de   Su gloria. Esta es la historia de una mujer que a la edad de nueve años recibió un diagnóstico de tuberculosis pulmonar. Los médicos en aquel momento, tuvieron que removerle uno de sus pulmones a fin de detener el avance de la enfermedad. Después de eso, su respiración nunca más volvió a ser normal, ya que sólo respiraba con el pulmón que le quedaba. Al poco tiempo se restableció, pero durante los veinte años siguientes padeció de cansancio, dolor intenso y sangrado esporádico. Cuando todo parecía mejorar en su vida, a tal punto que hasta había conseguido un buen trabajo, los sangrados se hicieron más frecuentes. Los médicos que la examinaron, comprobaron que los síntomas iban de mal en peor. La primera vez que llegó a nuestra iglesia fue porque alguien la invitó a una cruzada de sanidad y milagros. En medio del servicio, cuando declaré milagros creativos, ella le creyó a Dios y tomó el suyo. En el instante sintió que respiraba aceleradamente y con más fuerza, como nunca antes lo había hecho. En un paso de fe corrió hacia el altar. Los médicos allí la examinaron y constataron que tenía dos pulmones funcionando a toda su capacidad. Posteriormente, su propio médico le tomó varias radiografías, las cuales comparó con las de visitas anteriores, y su diagnóstico no se hizo esperar: ¡Esto es un milagro! -dijo asombrado el galeno. Dios había colocado un nuevo pulmón donde antes no existía, y éste funcionaba de manera normal y saludable. ¡Dios me sanó! ¡Tengo un pulmón nuevo! ¡Tengo mis dos pulmones! -gritaba la mujer.

La gloria de Dios está en la tierra, pero nos falta conocimiento para manifestarla.





¿QUÉ ES CONOCIMIENTO REVELADO? 


Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.(Habacuc 2:14)

    La palabra "conocimiento" usada en el verso anterior es el vocablo hebreo yadá que significa percibir, entender, adquirir conocimiento. También significa conocer a una persona en la intimidad, tal como es usada en Génesis 4:1 donde se describe la intimidad sexual entre Adán y Eva. En griego, "conocimiento" se puede traducir como gnosis o como epignosis. El primero es el conocimiento científico o teórico, mientras que el segundo se refiere al conocimiento experimental o práctico; epignosis es reconocer o ser reconocido, es entrar en contacto íntimo con el objeto a conocer. Si sabemos que la tierra está llena de la gloria de Dios, entonces lo que nos hace falta para ver las manifestaciones es el conocimiento revelado, que viene a nuestro espíritu cuando tenemos relación íntima con Dios. Así, el conocimiento es revelado por el Espíritu Santo para que lo vivamos y lo experimentemos, no para que se quede en simple conocimiento mental.

Ningún conocimiento es nuestro hasta que lo obedecemos, practicamos y experimentamos.

   La gloria de Dios debe ser revelada por el Espíritu, no se puede conocer por la razón; no es asunto de estudiarla como un tema más sino que hay que tener una experiencia con ella. No debe ser sólo un mensaje porque se trata del mover de Dios en los tiempos finales. No es algo que inicia un hombre sino que es iniciado por Él y para Él, por lo cual no hay punto de referencia ni existe un patrón establecido para fluir en Su gloria. Somos la generación que verá la gloria primera y la postrera manifestarse juntas; de ahí que Dios esté levantando apóstoles y profetas para que traigan esa revelación a nuestra generación. Él está abriendo los cielos para verter la revelación que necesitamos con el fin de manifestar Su gloria, porque sin ella no podremos ver más de lo que ya hemos visto hasta hoy. Hay muchas manifestaciones que la iglesia ha estado buscando por años, décadas y siglos y no han ocurrido; no porque Dios no haya querido sino porque la iglesia no tiene la fe ni el conocimiento para materializar la gloria, y sólo la tendrá cuando le sea revelado el conocimiento necesario.


Cuando usted tiene una revelación de Dios, ésta indiscutiblemente lo llevará a tener una experienda sobrenatural.

    Si hay una temporada en la que Dios ha entregado el conocimiento revelado de Su gloria, esa temporada es ahora. Muchos profetas, entre los cuales podemos nombrar a Isaías, Habacuc y Hageo, la profetizaron pero no la vivieron. Murieron con la esperanza puesta en esta era, y esto nos lleva a discernir que estamos transitando el mover final de Dios, donde toda la tierra será llena del conocimiento de Su gloria. Entonces presenciaremos las más grandes manifestaciones jamás vistas en la historia de este planeta y ningún hombre podrá atribuirse esa gloria. Para que se manifieste la gloria tiene que ser capturada, recibida y reconocida por nuestro espíritu a través de la revelación del Espíritu Santo. Conozco personas que comenzaron a ver las manifestaciones de la gloria de Dios, pero no pudieron continuar viéndolas porque las recibieron por impartición de otra persona; es decir, no tenían la revelación directa de Dios.

Si una persona no redbe revelación de la gloria de Dios, no podrá ver sus continuas manifestaciones.

 
   El error que cometen muchos es que por un tiempo se mueven en la gloria pero después vuelven a la unción, debido a que no dejan que Dios tome la iniciativa. Es decir, aprendieron a operar su fe bajo la unción pero no supieron moverse en la gloria porque ésta es una dimensión desconocida donde toda la iniciativa le corresponde a Dios. La gloria demanda un mayor grado de humildad, dependencia de Dios, pureza de motivaciones y osadía del Espíritu Santo.


Dios no nos va a visitar con Su gloria más allá de la revelación que tengamos de ella.

    Cuando el Señor nos visita con Su gloria y no estamos listos, ésta puede matarnos. Si Él trae manifestaciones inusuales, milagros creativos, señales y maravillas pero no tenemos la revelación para ello, lo vamos a criticar y juzgar, y eso contristará al Espíritu Santo. Cuando la manifestación de la gloria de Dios venga tenemos que saber cómo lidiar con ella, de otra manera nos sucederá lo mismo que le pasó a Uza.
 

Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios. (2 Samuel 6:7)

La misma gloria que estamos predicando también podría matamos.
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Como caminar en el poder sobrenatural de Dios. Editorial Whitaker House. Miami 2011. Pag. 154 a la 159.

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