lunes, 14 de marzo de 2016

LA UNCIÒN: SEGUNDA DIMENSIÒN DE LO SOBRENATURAL.Parte IV


¿Cuáles son los pasos para recibir un manto e impartición?

1. Sentir hambre, sed y necesidad.
   Aquellos que tienen un genuino deseo de portar una unción son los mejores candidatos para recibirla. En lo natural, cuando una persona tiene hambre tiende a olvidar las normas de cortesía porque sólo busca satisfacer su hambre con gran anhelo. En el ámbito espiritual sucede lo mismo; sólo las personas con hambre y sed por la unción de Dios son candidatas a recibir un manto y una unción.


   El hambre y la sed se manifiestan en un individuo cuando está consciente de su necesidad personal de recibir la unción. Si no está consciente de esa necesidad, entonces no la va a buscar con pasión, y tampoco tomará riesgo alguno para conseguirla. Sin embargo, en algunos casos, a medida que pasa el tiempo, esa pasión por la unción como que se va apagando y dejamos de estar conscientes de lo necesaria que es para nuestra vida. Y esto no debe ser así. En cierta ocasión alguien me preguntó  cómo hacía yo para mantenerme sediento y hambriento del poder de Dios. Mi respuesta fue sencilla: Siempre estoy consciente de mi necesidad de Dios.


2. Estar preparados para pagar un precio. 

  Uno de los grandes engaños de la gente es pensar que la unción es gratis.
   ¿Cómo darle algo que me ha tomado 20 años cultivar, a alguien que no está dispuesto a pagar el precio? Si no está dispuesto al sacrificio tampoco estará dispuesto a ser perseguido por causa de ese manto. Hay un sinnúmero de predicadores que han abaratado la unción; en consecuencia, la juventud de hoy ve la carrera pastoral como una más, no como un llamado al ministerio. Por eso yo no impongo manos a la ligera, sino sólo ¡ sobre aquellas personas que realmente tienen sed y hambre del poder sobrenatural de Dios.  

La imposición de manos, al transferir un manto, sirve para:
• Activar
• Impartir
• Identificar


   Yo no puedo activar algo en una persona si eso lo va a matar. Tampoco puedo clarificar un llamado en alguien si no quiere hacer la voluntad de Dios. No puedo impartir unción sobre aquel que no la va a usar para bendecir a otros. Mucho menos puedo imponer mis manos sobre alguien que no se identifica con la unción que está sobre mí. ¿Cuánto desea usted el manto que está sobre el hombre de Dios? ¿Cuánto ama a ese hombre? ¿Puede soportar la persecución que ese manto le traerá? ¿Está dispuesto a aguantar crítica, persecución y rechazo? Hoy en día estamos activando gente rebelde por naturaleza. Por eso  es importante que el pastor sepa escoger su liderazgo a fin de poder activarlo con su manto e impartición.


3. La unción o manto debe ser sembrado, no tirado.
   Aquí es donde comienza a sembrarse la paternidad y el discipulado: enseñando, entrenando y equipando a los discípulos en forma continua. Si una semilla se tira se desperdicia, en cambio si se siembra, crece y da fruto. Cuando el manto o unción se siembra, la gente comienza a fluir en el mismo manto, porque es lo que ha recibido. Recuerde que toda semilla crece según su especie. De esa manera he levantado cientos de hombres y mujeres alrededor del mundo; entre ellos, apóstoles, profetas, pastores, evangelistas y maestros; líderes, hombres de negocios, gente de gobierno, intercesores, ancianos, discípulos y mentores, todos los cuales ahora mismo están fluyendo en la misma unción que yo fluyo. A medida que la relación mentor- discípulo o padre-hijo, crece, aumenta también el fluir del manto y su manifestación. Eso nos indica que el manto está creciendo.


                               Usted fluirá en la misma unción del manto al cual sirve.
 
4. El manto debe ser cultivado.
   Para que la unción crezca usted debe cultivar el manto, y eso lo logra permaneciendo conectado a la fuente de donde salió ese manto. Si no lo cultiva la unción comienza a debilitarse. Durante mi experiencia con los hijos espirituales que he enviado a abrir sus propios ministerios, he encontrado que los que se desconectaron de mi manto, por la razón que fuera, menguaron en el crecimiento de sus iglesias y en el fluir del poder de Dios en sus vidas. En otras palabras, se desaceleraron, la unción disminuyó; porque cuando se opera bajo una unción recibida por asociación, y no se continúa alimentando por medio de una relación con la cabeza, eventualmente, termina perdiéndose.

5. Las relaciones deben cambiar para mejorar.
   Dios hará un recambio de las personas cercanas a usted, porque una de las claves para ser portadores de la unción es que no puede estar ligado emocionalmente a personas que son un obstáculo para que usted reciba y fluya en una unción nueva. Especialmente, si esas personas tienen una mentalidad tradicional, denominacional y rígida, que no le permiten cambiar para mejorar.

   En conclusión, es importante que discernamos el presente mover de Dios. Hay olas y movimientos del Espíritu que no podemos dejar pasar, porque si no entramos en ellas nos quedamos atrás y luego nos damos cuenta que Dios ya no está donde antes estaba; por eso la iglesia necesita vivir en una búsqueda continua de revelación divina. La supervivencia de la iglesia estará determinada por el grado de preparación que tenga para caminar en lo sobrenatural. Dios está levantando una generación que sabe caminar en la dimensión de la eternidad y sabe sacar las riquezas del mundo espiritual. Esta generación también conoce que el propósito de la unción es bendecir a otros, sanar a los enfermos, hacer milagros y maravillas, tal como Jesús nos mandó. Nosotros fuimos escogidos y ungidos para la acción. Ahora, debemos tomar la decisión de ir y hacer, porque el poder de Dios ya está en nosotros y sobre nosotros.

    Haciendo un analisis restrospectrivo de las cuatro partes que hemos venido estudiando de la unción, segunda dimensión de lo sobrenatural, podemos decir que:

• La unción, como parte integral del poder sobrenatural de Dios, es la habilidad divina dada al creyente para hacer la obra del ministerio.

• El aceite para la unción santa, que representa al Espíritu Santo se hacía con mirra, simbolizando los sufrimientos y el precio de la unción; canela, aludiendo la firmeza y estabilidad del carácter requerido para operarla; cálamo, que representa los dones y la autoridad;  casia, que significa la oración, alabanza y adoración; y el aceite, que simboliza la presencia del Espíritu Santo como la persona que unge.

• La unción es para consagrar, identificar y preparar a un hombre o una mujer para manifestar la gloria de Dios.

• El don y el talento si no van acompañados por la unción no pueden traer la gloria.

• Hay dos tipos de unción: la personal y la corporal.

• Jesús tenía dos mantos: el de Su gloria y el de Su humanidad, que es el manto de la unción. Él se despojó del primero y operó en la tierra sólo con el segundo.

• El manto de la unción es nuestra cobertura en la tierra. La impartición es dar porciones de ese manto a otros.

• La unción es para bendecir a los demás, no para uso personal y egoísta.

• Hay mantos generacionales para transferir y mantos especiales que tienen un propósito específico.

• El principal enemigo de la unción es la familiaridad con el hombre de Dios o con el manto de la unción que porta.

• La unción es activada por la fe que pone una demanda.

• Para recibir los beneficios de un manto tenemos que: reconocerlo, recibirlo, honrarlo y servirlo.

• Las señales que nos indican que Dios está desatando un nuevo manto son: hambre y sed insaciables, cambio de apetito espiritual y un fuerte deseo de cambio.

• Hay dos formas o métodos para transferir un manto: Dios desata el manto sobre un hombre directamente, o alguien transfiere su manto a otro, por medio de la asociación.

• Los pasos para recibir un manto e impartición son: Hambre, sed y necesidad de portar la unción, estar preparados para pagar el precio, que el manto sea sembrado y no tirado, cultivar el manto y cambiar de relaciones.
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Como caminar en el poder sobrenatural de Dios. Editorial Whitaker House. Miami 2011. Pag. 141 a la 145.

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