El poder sobrenatural es la habilidad
milagrosa de Dios. No toda autoridad tiene poder y no todo poder esta investido
de autoridad. ¿Ha visto usted un policía de la ciudad con su uniforme, y su
placa identificadora? Cuando un oficial del orden se para en una esquina de la
ciudad y hace una señal para detener el tránsito, los conductores ven el
uniforme y la placa, y de inmediato se detienen, porque reconocen su autoridad.
Pero, si viene un conductor ebrio, que no quiere detenerse, pasa de largo o
incluso arroya al policía. Con toda la autoridad investida en su uniforme, el
oficial no tiene el poder para detener ese automóvil. Pero ¿Qué tal si ese
mismo policía se le atraviesa al borracho con un tanque de guerra? Entonces, si
tiene la autoridad y la habilidad para detenerlo. Antes, tenía la autoridad
pero no el poder, ahora tiene los dos.
Los creyentes nacidos de nuevo tenemos la
autoridad y también el poder, dado por Dios, para aplastar y subyugar toda obra
del enemigo. ¡La autoridad nos fue dada cuando nacimos de nuevo!
“Más a todos los que
le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios”Juan1.12
La autoridad espiritual nos es dada al nacer
de nuevo, y el poder cuando somos bautizados con el Espíritu santo.
Adán no fue creado con autoridad, sino que
le fue dada. Dios lo creó y luego lo invistió de autoridad y poder para
gobernar, porque el enemigo ya estaba en la tierra y debía ser subyugado legalmente.
Antes de que Adán fuera creado, ya estaba la influencia de Satanás aquí. Así
que Dios creo al hombre, conforme a su imagen y semejanza, con un propósito de
gobierno para que ejerciera autoridad sobre aquel rebelde que había querido
usurpar su trono, y para que estableciera su reino y dominio en la tierra.
SATANÁS OPERÓ BAJO
UNA AUTORIDAD Y PODER USURPADOS.
Ya en el Nuevo Testamento, leemos que Jesús
les dijo: “…Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” Lucas 10.18 – Cristo
vio en la eternidad, cuando estaba en forma de Dios, no de hombre; lo vio desde
antes porque ya había sucedido. El diablo se llevó la tercera parte de los
ángeles del cielo; “…su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del
cielo, y las arrojó sobre la tierra” Apocalipsis 12.4. Tuvo que ser
extremadamente influyente para lograr manipular, controlar y engañar seres
angelicales. Por eso a satanás se le llama también engañador. 2Juan 1. 7 o
padre de mentiras Juan 8.44 Satanás fue expulsado del cielo por querer usurpar
la autoridad de Dios. Al fallar en su intento, y quedar desterrado, en la
tierra, sólo podía esperar su siguiente oportunidad; la cuál llego cuando Dios
creó a Adán. Él sabía que ya no podía conseguir la autoridad directa de Dios;
entonces su siguiente meta era llegar al próximo nivel de autoridad. Con eso en
mente, se encontró a sí mismo en un lugar llamado Edén donde un duplicado de
Dios había sido puesto; era uno que hablaba y actuaba como Dios, y lo más importante, tenía total autoridad sobre
la creación: Adán.
Lo que me interesa destacar aquí, para
entender este principio de la autoridad, es que Satanás se fue del cielo con
poder, mas no con autoridad. Desde entonces, todo lo que hace es usurpar
autoridad ajena, porque es un rebelde. Ése es el principio de la rebelión,
usurpar la autoridad legítima de otro. Cuanta gente, hoy en día usurpa la
autoridad legítima de otro. Cuanta gente, hoy en día, usurpa la autoridad
puesta por Dios; y usa el poder como licencia para hacer lo que le da la gana.
Hay líderes que se fueron de sus iglesias en rebeldía; se llevaron personas de
esa congregación y hoy tienen poder de unción pero no, autoridad. Dicen operar
milagros por la mano de Dios, pero actúan bajo un espíritu de brujería.
Hay gentes que están en brujería, sin
saberlo, porque no está bajo autoridad. Cree que los errores de su autoridad le
dieron derecho de irse por su cuenta, y sin advertirlos, se salió del principio
de la autoridad puesta por Dios. Ella misma es su propia autoridad y, sin
advertirlo, se ha salido del reino de la luz para operar desde el reino de las
tinieblas. Cristo se refirió a estos individuos diciendo: “Muchos me dirán el
aquel día: Señor, Señor ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros? Y entonces les declarare: nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad”. Mateo 7.22-23. Cristo hace aquí dos declaraciones
importantes:
1-. “Nunca
os conocí…” “conocer” es la palabra utilizada para referirse a una comunión o
relación íntima personal y muy cercana.. Quiere decir que estas personas
llamarán señor a Jesús, sin haber tenido nunca una relación íntima. La
autoridad es dada como el derecho legal para actuar como Dios, y viene por
medio de tener una relación íntima con Él.
2-. “Hacedores
de maldad. La palabra maldad es inequidad, perversión; es una perversión del
poder, por medio de la cual el poder se convierte en brujería. La iniquidad
siempre tiene que ver con la perversión y brujería. Es poder pervertido, es
decir, sin autoridad, desconectado de la fuente original; es un poder que ha
sido negociado por el enemigo a cambio de algo.
Satanás tentó repetidamente a Adán hasta
lograr que cayera en pecado, y entonces, le robó la autoridad que Dios le había
dado. Desde ese momento, Satanás pudo operar su poder legalmente en la tierra,
con la autoridad legal. Por eso, antes de Cristo, nadie tenía autoridad para
echar fuera demonios. Mientras estuviera o permaneciera bajo la autoridad de
quien lo creó, el hombre tenía su cobertura; pero al salirse, se independizó de
esa autoridad y quedó descubierto, desnudo del poder y la autoridad con que
había sido investido en su creación. El enemigo no buscaba riquezas, oro o
plata en el Edén, lo que buscaba era la autoridad que Dios le había dado al
hombre. Él odia a Dios y sigue tratando de usurpar su lugar, Su señorío, reino,
gloria y poder. Hoy por hoy, es un enemigo vencido que recupera poder y
autoridad solo por medio de la desobediencia del ser humano a Dios.
Ahora, ¿Cuánta autoridad tenía Adán?, Adán
tenía autoridad sobre la naturaleza, tenía autoridad sobre el cosmos, la
creación entera, las obras de sus manos, los elementos de la naturaleza,
autoridad sobre la tierra y debajo de la tierra, sobre el sol, la luna,
autoridad sobre todo animal. Pero la perdió cuando se independizó de la
autoridad de Dios. En algún momento de su vida cristiana usted ¿se salió de la
autoridad, y ahora está ejerciendo poder fuera de ella? Eso es muy peligroso;
porque es rebelión, iniquidad y brujería.
Hoy, todos los que creemos y hemos sido
bautizados con el poder del Espíritu Santo que Cristo prometió, podemos ejercer
la misma autoridad y poder sobre todo lo creado. Sí, sobre la naturaleza
también. Recuerdo que en el año 2005, el huracán Katrina venia directo hacia
nuestro territorio, en Miami. Estábamos en temporada de huracanes y había una
fuerte actividad climática con mucho viento y tormentas. Fue a finales del mes
de agosto. Las noticias decían que el huracán tocaría tierra en Miami;
anticipando una destrucción catastrófica. Ese día, el alerta de huracán estaba
al máximo, y la gente no salía de sus casas. Solo un pequeño grupo llego a la
iglesia aquella noche. Pero con esos pocos, yo me puse de acuerdo para orar.
Como apóstol asignado a esta región, tomé autoridad sobre loa aires, y según el
espíritu de Dios me guiaba comencé a
ordenar que se desviara el huracán. Clamé por la misericordia de Dios. Ordené a
los vientos cambiar su curso y desviar el huracán hacia el mar. Tal como lo
oré, junto al pueblo que me acompañó, así sucedió; porque tomé la autoridad
regional, que como apóstol, he recibido de Jesucristo.
Hace
apenas un par de meses antes de escribir este libro, fuimos a una misión
apostólica a Venezuela. Estando en el hotel, recibí la visita del gobernador de
uno de los grandes estados del país. Él vino a pedirme que fuera a su estado a
orar, porque esa región estaba padeciendo una sequía que llevaba más de un año
y quería que Dios mandara la lluvia. Yo le respondí que esperaría a oír la voz
de Dios al respecto. Durante la conferencia sentí un gran amor por Venezuela y
el Espíritu Santo vino sobre para declarar la lluvia. Así lo hice, e incluso le
pedí a Dios que no lloviera aquel día sino dos horas después que yo me hubiera
ido. Milagrosamente al terminar el evento, exactamente después de que mi vuelo
despegó, la lluvia comenzó a caer. Llovió sin parar por espacio de dos semanas
y desde entonces el período de lluvia se regularizó. El poder de Dios rompió
toda maldición de sequía y todas las consecuencias que estaba sufriendo aquella
región. ¡Incluso los periódicos dieron cuenta del milagro de la lluvia que
terminó con la sequía! Usted también puede tomar autoridad sobre su región y
comenzar a tomar dominio sobre la naturaleza, para traer la bendición de Dios
sobre su tierra.
Guillermo Maldonado. Poder y autoridad para destruir las obras del diablo. Primera edición.Octubre2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 36-40
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