sábado, 14 de febrero de 2015

EL SENTIDO DE CULPABILIDAD


  
    La culpabilidad es uno de los grandes problemas de la sociedad de hoy, y es el producto de la abundancia de pecado en el mundo. La culpabilidad también es un problema en la iglesia de Cristo, ya que muchos creyentes todavía se sienten culpables por algunos pecados pasados. No se han perdonado a sí mismos y tampoco han creído la obra de Jesús en la cruz del Calvario.

¿Qué es la culpabilidad?
 
   La palabra culpabilidad proviene del griego "hupodikos", y significa uno que está bajo juicio y Sufriendo consecuencias o castigos por sus malas acciones. Es un sentir de estar en mala relación con Dios. Cuando se viola la conciencia, se produce culpabilidad, y la culpabilidad produce ansiedad. Todo esto está asociado con el temor a ser castigado por las malas acciones. Cuando negamos los sentimientos de culpabilidad por medio de la racionalización y tratamos de esconderlos, la culpabilidad es transferida del consciente al subconsciente y como consecuencia surgen ataques de pánico.

 La diferencia entre condenación y convicción.
 
   La condenación tiene lugar cuando el enemigo trae culpabilidad. Esto es cuando habla a nuestra mente produciendo un estado de condenación por algo que se ha hecho en el pasado y que puede venir incluso, después de haberle pedido perdón al Señor por esta falta.

   Convicción es, un sentimiento de culpabilidad que viene a la conciencia y es traído por el Espíritu Santo. Generalmente, por un pecado que se ha cometido en el presente. El Espíritu Santo le convence si ha hecho algo que ha ofendido a Dios, pero una vez que se arrepiente, Dios no vuelve a traer esa convicción. La condenación viene desde afuera de la mente y es producida por el enemigo. La convicción viene desde adentro y es producida por el Espíritu Santo.

«Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio». Juan 16.8


La culpabilidad es el producto de dos situaciones:
 
• El no perdonarnos a nosotros mismos.


• El no apropiarnos de la obra redentora de Jesús.

   Hay personas que han vivido tanto en culpabilidad, que cuando se les habla de ser libres, ven la libertad como una amenaza, porque el sentido de culpabilidad se ha hecho parte de su vida, y piensan que no merecen el perdón.

 ¿Cuáles son las características de una persona con un sentido de culpabilidad?

1. Se castiga a sí misma. Cuando este tipo de persona comete una falta, primero espera sufrir lo suficiente para después pedir perdón. Hay personas que dicen: "tengo que sufrir esto porque me lo merezco". Cuando se obra así, se está insultando y negando el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario. No tenemos que sufrir más para ser perdonados o aceptados.

2. Se siente indigna. La persona que sufre de culpabilidad se siente inferior a la calidad o mérito de alguien, desarrolla un sentido de indignidad. Al sentirse culpable, el enemigo envía estos pensamientos tales como: "¿Por qué Dios debe responder a mis oraciones?" "¿Seré yo merecedor del perdón de Dios, con todas las cosas que he hecho?" "¿Puede Dios usarme?" Aunque somos indignos, Cristo nos hizo dignos por su gracia. Tenemos que acercarnos al trono de Dios confiadamente y saber que por la gracia de Dios tenemos un derecho legal de estar allí.

«Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios». Colosenses 1.10
«Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne». Hebreos 10.19-21


 3. Desarrolla comportamientos compulsivos. La persona que se siente culpable intenta superar su culpabilidad por medio de comportamientos compulsivos. Algunos
comportamientos compulsivos pueden ser:
• Las drogas
• El alcohol
• Las aventuras sexuales
• El materialismo
• El exceso de trabajo
• El ejercicio
• La comida
• Las compras
   Siempre está tratando de hacer esfuerzos humanos para alcanzar el perdón de sí mismo. Trata de llenar con lo que sea el vacío que hay en su alma. Este tipo de persona trata de distraerse en algo que no le recuerde su culpa. Abandonarse a comportamientos compulsivos es como decir: "Dios, yo quiero darte gracias por la muerte de Cristo, pero no fue suficiente". 
4. Desarrolla una falsa humildad. Muchos piensan que mientras más pobres son, más Dios les ama. Llegan a pensar que no son merecedores de nada y se privan de cosas. Generalmente, dicen frases tales como: "yo no me merezco eso, porque soy muy malo". A este tipo de persona, se le hace difícil recibir cosas de otros.
 ¿Por qué no nos podemos perdonar a nosotros mismos?

      La culpabilidad es el resultado de no perdonarnos a nosotros mismos. Algunas razones por las cuales se nos hace difícil perdonarnos son: Por creer en el perdón basado en las obras. El perdón de Dios no está basado en lo que hagamos, sino en la obra redentora de Jesucristo en la cruz del Calvario. Recibimos ese perdón por su gracia.

    Por un espíritu de incredulidad. No estamos ejercitando fe en Dios si no nos perdonamos a nosotros mismos. La incredulidad es un gran obstáculo para recibir ese perdón. Muchas personas quieren sentir algo especial al recibir el perdón, pero éste debe recibirse por fe.
Por amoldarse y rendirse al sentido de culpa.


   Emocionalmente, se puede vivir por mucho tiempo bajo culpabilidad y autocondenación, creyendo que el ser libre no puede ser una realidad. Muchos hacen lo que saben que está bien, pero no pueden evitar sentirse culpables por todo y en ese momento, se le abre las puertas al espíritu de condenación.


   Por esperar repetir el pecado. Sabemos que Dios puede perdonarnos, pero la razón por la que muchos i no se perdonan a sí mismos es porque creen que van a volver a repetir el mismo pecado. Cristo no murió solamente por los pecados de ayer y de hoy, sino también, por los pecados del mañana.


 ¿Cuáles son las consecuencias de la culpabilidad?
 
1. La culpabilidad drena su energía y le lleva a enfermarse física y mentalmente.


2. La culpabilidad bloquea su relación con Dios.


     A una persona que se siente culpable, se le hace difícil tener una relación intensa con Dios y con los demás. ¿Habrá algún pecado que hayamos cometido que Dios no pueda perdonar? La blasfemia contra el Espíritu Santo es el único pecado que Dios no perdona. Todos los demás, la sangre de Cristo los perdona y los limpia.


   Veamos algunos ejemplos bíblicos de personas que pecaron y Dios las perdonó: Pedro, cuando negó a Jesús, y Pablo, que en un principio fue perseguidor de la iglesia.
«Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado». Hebreos 4.15, 16


«Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de El; Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios y Él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios. 1 Juan 3.18-21


 ¿Cómo ser libre de la culpabilidad?
 
• Arrepintiéndose del pecado de incredulidad.


• Renunciando a todo espíritu de culpabilidad y a la razón de esa culpa.


• Confesando su libertad y decidiendo recibirla por fe.


¿Qué hacer si el enemigo viene a acusarle y a recordarle su pasado?

 
• Confiese la Escritura.
«El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con El todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros». Romanos 8.32-37

 
• Camine en el Espíritu.
«Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu». Romanos 8.1
«Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu». Gálatas 5.25


    La conclusión a todo esto es que, si ha nacido de nuevo, tiene que apropiarse de la obra redentora de Jesucristo. Primero, recibiendo el perdón de Dios en su vida, y segundo, perdonándose a usted mismo. Recuerde que todo esto hay que aceptarlo por fe.

¿Cómo podemos permanecer libres de heridas emocionales?

 
    Hay muchos creyentes a quienes el Señor ha hecho libres de heridas, traumas, raíces de amargura, falta de perdón, rechazo, culpabilidad; y sí, permanecen libres por un tiempo, pero cuando los ofenden de nuevo, vuelven a lo mismo. Necesitamos aprender a mantener nuestra libertad en Dios. Jesús dijo que eran necesarias las ofensas o los tropiezos (Mateo 18.1-7). Siempre seremos ofendidos, heridos y lastimados, pero debemos aprender a vivir libres de ello.


   Después de que somos libres, debemos llenar los vacíos que quedan en nuestro corazón.
Los vacíos debemos llenarlos con:


• El fruto del Espíritu


• La palabra de Dios


   Si la persona no llena esos vacíos, fácilmente cae otra vez en lo mismo. Recuerde que el vivir en el Espíritu implica sacrificio, entrega y disciplina. Necesitamos la autodisciplina. Si Dios lo ha liberado y sanado interiormente, llénese de la palabra de Dios, medite en ella y vívala, desarrollando así el fruto del Espíritu en su corazón.


   Tengamos en cuenta que la sanidad no sustituye la crucifixión de la carne. El Señor nos habló de negar nuestro ego todos los días. Seremos ofendidos y heridos, pero aún así el perdón tiene que ser un estilo de vida para nosotros, si queremos permanecer libres.
Seis pasos para mantenerse libre de heridas:


1. Perdonar debe ser un estilo de vida. Todo cristiano tiene que desarrollar una actitud de perdón permanente y genuina en su corazón.


«Entonces se le acercó Pedro y le dijo: -Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: -No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete». Mateo 18.21, 22

 
2. Renunciar a la ofensa inmediatamente después de ser ofendidos.


«Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo...» Efesios 4.26
«Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda». Mateo 5.23, 24


«Aunque el ánimo del príncipe se exalte contra ti, no pierdas la calma, porque la mansedumbre hace cesar grandes ofensas». Eclesiastés 10.4
 
¿Por qué tenemos que hacerlo inmediatamente?

 
• Porque, de lo contrario, el enemigo ganará terreno sobre nosotros, pues le estamos dando derecho legal, y ese derecho legal puede traer, como consecuencia, enfermedades, pobreza, ataduras y mucho más.


• Porque la herida puede hacerse mayor. Una ofensa nos lleva a un resentimiento, a una falta de perdón, a una raíz de amargura y finalmente, al odio. Ofensa • Resentimiento • Falta de perdón • Raíces de amargura • Odio


3. Arrepentirse. Al igual que el perdón, el arrepentimiento tiene que ser un estilo de vida.


¿Qué es arrepentimiento?

 
   El arrepentimiento es sentir un profundo dolor por haber ofendido a Dios primero y también a otras personas. Es estar deseoso de morir y dejar atrás lo que hemos sido; es permitirle a Dios que nos cambie para ser lo que Él quiere que seamos a partir de este momento. No es derramar muchas lágrimas ni tener remordimiento por haber ofendido a Dios. Tampoco es tratar de cambiar para evitar las consecuencias. Es un dolor genuino por haber causado una ofensa a Dios o a otro ser humano.


   La palabra del Señor habla que el temor a Jehová es aborrecer el mal (Proverbios 8.13). Cuando usted empieza a amar y a temer a Dios, simultáneamente, usted comienza a odiar el mal.


   En las iglesias de hoy, hay muchos creyentes que no sienten el suficiente odio por el mal. Cuando se teme a Dios, no se puede soportar el mal ni la hipocresía. La palabra de Dios no habla de estar en desacuerdo o de tener remordimientos por lo que se ha hecho, sino de aborrecer con todo el corazón el pecado. A muchas personas les gusta el vicio y el pecado, y lo siguen practicando; y esto es debido a que no han llegado a aborrecerlo suficientemente como para permitirle a Dios que las haga libres.


4. Confesar las faltas. En el griego, la palabra confesar es "exomologeo", que significa exteriorizar. Es decir, exteriorizar los dolores del alma a través de nuestra confesión. No caiga en la trampa del enemigo de guardar todas las ofensas y las heridas, porque se van acumulando hasta causar una explosión empeorando toda situación. ¿Cuándo es que una persona se deshace de su pecado o de su falta? ...cuando lo confiesa.


 «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad». 1 Juan 1.9

     La humildad es el reconocimiento de nuestra condición ante Dios. Humildad es la ausencia completa de orgullo, la sumisión voluntaria. Necesitamos humildad para perdonar a aquellos que nos han herido. También, necesitamos humildad para ir a pedir perdón a aquellos que hemos ofendido. Una de las características de nosotros los cristianos es que muy rara vez pedimos perdón. No espere que la otra persona tome la iniciativa para pedir perdón.

    Conozca su verdadera identidad. Hay preguntas que tenemos que hacernos a nosotros mismos. "¿Quién soy?" "¿Qué veo cuando me miro al espejo?" Como el hombre piensa de sí mismo en su corazón, así es. Meditemos en estos versos bíblicos: "somos hechura suya"; "Dios me formó con un propósito".

   Si queremos saber quiénes somos, mirémonos en el espejo de la Palabra. Hay muchas personas afuera diciendo quién es usted, pero en realidad, ellos no lo saben. No permita que la opinión de otros influya en sus decisiones ni en su autoestima.

«Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Mateo 16.13
 «...pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas».Efesios 2.10
«Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar ni una de ellas». Salmos 139.16
«Si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, ése es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era». Santiago 1.23, 24

¿Cómo encontrar su identidad?
 
• Mirándose en el espejo de la Palabra.


• Preguntándole al Espíritu Santo.


   Esto le dará la seguridad acerca de quién es usted y hacia dónde va; y le traerá la certeza de que es una persona amada y querida. Usted no es un aborto de la sociedad. Somos pueblo santo con propósito, a quien Dios dio aliento de vida para que se lleve a cabo el propósito de Él en nosotros y en este mundo.


    Asegúrese de creer y afianzarse en las promesas divinas de liberación y de sanidad en todas las áreas de su vida.  Recuerde que esto es pan para los hijos que viven bajo la bendición del pacto de Dios. ¡Amén!

Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Sanidad Interior y Liberación. Sexta edición 2006.

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