miércoles, 11 de febrero de 2015

LA LIBERACIÓN ES EL PAN DE LOS HIJOS II

La liberación.

   El ministerio de la liberación ha sido mal entendido ¡por muchos creyentes, debido a que se han tocado muchos extremos en lo que respecta a este ministerio. Hay personas que ven demonios por todos lados, mientras que otros creyentes acreditan todo lo que sucede en sus vidas sólo a las manifestaciones de la carne.

¿Cuál es la diferencia entre una obra de la carne y una opresión del enemigo?

¿Qué es la carne? Es la vieja naturaleza adámica, el viejo hombre, la naturaleza carnal, ella describe la naturaleza que hemos heredado de Adán.

   Aunque el problema del pecado original es universal, muchas de las personas de esta raza caída han llegado a estar bajo el poder de los demonios. Si el ser humano no hubiese pecado, nunca hubiera sido vulnerable a la invasión de los demonios en su vida.

  Los científicos dicen esto: "Cuando un cuerpo saludable es atacado por células cancerosas, su sistema inmunológico las identifica y las ataca; como resultado, estas células cancerosas no pueden dañar el organismo". Eso mismo es lo que pasa con los demonios. Ellos siempre tratan de atacar a las personas, pero cuando la persona está saludable interiormente, el sistema inmunológico espiritual los identifica y los ataca; no pueden tomar control. Cuando la persona no está saludable emocional ni espiritualmente, es vulnerable al ataque de los demonios.

¿Carne o demonio?

   El remedio para vencer la carne es la crucifixión. Nuestro viejo hombre ha sido crucificado. El apóstol Pablo dijo que había sido crucificado con Jesús. A través de toda la Biblia, se nos enseña qué hacer con nuestra vieja naturaleza, con el hombre viejo, y esto es: negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguir a Cristo cada día.

«Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado». Romanos 6.6 "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo Vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a si mismo por mí». Gálatas 2.20

Remedio contra los demonios

   Hay algunos creyentes que han ayunado, orado, atado, reprendido, clamado y no han obtenido ningún resultado. Han crucificado la carne, pero todavía ¡dentro de ellos tienen deseos compulsivos que los llevan a hacer lo malo. Es algo que está fuera de su control, en su mente, en su cuerpo, en sus emociones y en sus áreas sexuales. El remedio contra los demonios es expulsarlos y echarlos fuera. Pero como a muchos se les ha enseñado, que ningún creyente puede estar influenciado por el diablo y que cuando recibe a Cristo en ese mismo momento es libre de todo, siguen por mucho tiempo arrastrando cosas del pasado que los controla y los oprime.

  Hay creyentes tratando de crucificar los deseos provocados por los demonios, cuando más bien, deberían expulsarlos. Otros están tratando de echar demonios fuera cuando, en realidad, es un problema de la carne.

  El remedio para vencer la carne o el viejo hombre es la crucifixión y el remedio para vencer los demonios es expulsarlos y echarlos fuera.
 ¿Puede un creyente estar poseído? Por supuesto que un creyente "no" puede estar poseído por demonios, ya que el Espíritu Santo vive dentro de la persona y el maligno no la puede tocar (el Espíritu Santo no puede cohabitar con un demonio). Pero sí, la palabra del Señor habla que un creyente puede darle lugar al enemigo con sus acciones.
«Ni deis lugar al diablo». Efesios 4.27

  Cuando un creyente camina en obediencia al Señor y no le da lugar al enemigo, éste no puede hacer nada en su contra. Ahora, si la persona cede un poco de su terreno para que él opere, le está dando un derecho legal. Él no tiene poseída nuestra vida, pero tiene un pequeño rincón de ella. Desde ese terreno, controla y envía deseos lujuriosos, pasiones desordenadas, envidias, que oprimen al creyente trayéndole depresión.

Pactos directos e indirectos

   En muchas ocasiones, se han hecho pactos con el enemigo, tales como: votos secretos de la masonería, Rosa Cruz, promesas y votos a imágenes, practicando así la idolatría, la magia, la santería, "vodoo", meditación trascendental y yoga. Debido a que nunca hemos renunciado a esos pactos y prácticas que son del enemigo, el demonio sigue con el derecho legal en nuestras vidas.

   Ningún creyente puede estar poseído, pero sí puede ser oprimido o influenciado por espíritus inmundos y esto ocurre cuando les hemos abierto las puertas y les hemos dado derecho legal para influenciar nuestro diario vivir.

   Cuando hablamos de posesión, nos referimos a adueñase de alguien en espíritu, alma y cuerpo; es estar completamente controlado por demonios. Esto aplica a los inconversos; sin embargo, la opresión implica influencia para los creyentes. Vemos, por ejemplo, cómo fue influenciado Pedro en un instante. Su pensamiento fue cargado de compasión en la carne para que Cristo no sufriera la muerte de cruz. Detrás de ese espíritu de compasión, estaba Satanás tratando de disuadir a Jesús para que desistiera de ir a la cruz. A Pedro, aún no se le habían abierto los ojos espirituales para entender la obra gloriosa del Cordero de Dios; por tal motivo, razonó y reaccionó según sus instintos naturales. De ahí en adelante, Satanás le ciega el entendimiento a tal punto que llega a negar tres veces consecutivas a Cristo. Sólo es libre de esa influencia cuando Cristo lo mira con compasión y el Espíritu Santo le da convicción de pecado y arrepentimiento. Y dice la Palabra que lloró amargamente.

   El enemigo puede influenciar y oprimir la mente de un creyente. Por eso, la Palabra nos exhorta a orar en el espíritu para no caer en tentación. ¡Cerrémosle las puertas de nuestra mente y de nuestro corazón al enemigo!

Algunas señales de una opresión demoníaca en una persona:

1. La persona se siente seducida. Los demonios persuaden a las personas para hacer lo malo. Todos hemos experimentado esto. Cuando la gente dice: "ni me di cuenta a qué hora lo hice, ni vi el peligro", esto nos muestra que fue seducido por una influencia. Si usted se encontrara una cartera con dinero, inmediatamente, va a escuchar una voz que le va a decir: "llévatela, nadie va a saber; otros harían lo mismo". Le seduce hacer el mal de una manera astuta.

2. La persona ha ayunado y ha orado sin obtener resultados. A menudo, vemos creyentes que le dicen: "he orado, he ayunado, he reprendido, he ido a consejería, he ido al sicólogo, he atado y desatado, he clamado, pero hay algo que es más fuerte que yo, que me lleva a pecar. Eso es una opresión diabólica, y esa persona necesita ser libre en el nombre de Jesús.

3. La persona se siente hostigada y acosada. Los demonios estudian sus movimientos y observan sus debilidades. Cuando piensa que tiene todo bajo control, en un momento de desánimo y de debilidad, viene el demonio y le prepara la trampa, le hostiga y le hace caer.
 La persona se siente torturada. «Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos... así, también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón». Mateo 18.34

4. Formas de tortura demoníaca en una persona:
 Física. Puede venir con aflicciones físicas, tales como: artritis, úlceras, parálisis, asma. No significa que todas estas enfermedades son demoníacas, pero algunas veces son el producto de la obra de demonios, que han encontrado su puerta abierta en la falta de perdón.
Espiritual. Puede ser una acusación de culpabilidad porque cometió un pecado muy fuerte, como un asesinato o un aborto. Si a una persona le ocurre esto, no es otra cosa que un espíritu de culpabilidad continuo en su mente.

5. La persona desarrolla un deseo compulsivo.
   Ninguna palabra es más clara para describir la actividad demoníaca en una persona que la palabra "compulsivo". Por lo general, detrás de un deseo compulsivo se encuentra un demonio obrando. Usualmente, las personas dicen: "tengo un deseo compulsivo de fumar, de tomar alcohol, drogas, de tener sexo todo el tiempo, de comer, de robar". Hay muchas personas que dicen: "yo trato de dejar esto, pero hay algo que me empuja a hacerlo y no puedo parar". Éstas son señales de que está operando una influencia demoníaca.

6. La persona se siente esclavizada. Vamos a tomar un ejemplo acerca de sexo: Supongamos que usted comete un pecado sexual y se arrepiente de verdad, con todo su corazón. Usted sabe que Dios le perdonó y le justificó, pero después de todo usted todavía siente deseos intensos de volver a hacerlo. ¿Por qué? Porque hay una influencia demoníaca. Así mismo, en otras áreas, los demonios causan adicciones de todo tipo. Esa persona tiene que confesar lo que le sucede, a un siervo de Dios y estar continuamente bajo supervisión espiritual para gozar de una vida plena y victoriosa en Cristo.

7. La persona siente ataques físicos. Los demonios causan ciertos ataques físicos como, por ejemplo, cansancio. Hay un demonio que causa que la gente siempre esté cansada, tanto al levantarse, como al acostarse; siempre está cansada. No pueden leer la Biblia ni orar porque están cansadas. Otro ataque físico de los demonios son los problemas no naturales para dormir. Hay personas que van a orar y a leer la Biblia, pero se duermen, sin embargo, miran la televisión y no les sucede lo mismo. Hay personas que duermen hasta 12 y 16 horas y usan el sueño como un escape a sus problemas. Esto es causado por un espíritu de depresión; no se quieren encontrar con la realidad.

Áreas que son afectadas por los demonios

  Vimos en capítulos anteriores, que el hombre está compuesto de espíritu, alma y cuerpo.    El espíritu nació de nuevo y el Espíritu Santo vive dentro del creyente, pero el alma necesita ser liberada. Es en el alma donde están la mayor parte de los problemas de los creyentes y es allí donde Dios necesita liberarnos de las influencias del enemigo.
Las áreas afectadas son:
• Las emociones. Los espíritus vienen y hacen daño en el área de las emociones, tales como: rechazo, ira, odio, contienda, los cuales moran en el corazón del hombre.

• El cuerpo. Hay espíritus inmundos que habitan en ciertas partes del cuerpo; por ejemplo, los espíritus sexuales se alojan en el abdomen, en los ojos y en la espalda.
«...y había allí una mujer que desde hacía dieciocho  años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: -Mujer, eres libre de tu enfermedad. 13Puso las manos sobre ella, y ella se enderezó al momento y glorificaba a Dios».Lucas 13.11-13

• La lengua. Los malos pensamientos salen del corazón, y de la abundancia del corazón, habla la boca.
«Generación de vívoras! ¿ Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del
corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado». Mateo 12.34-37
   Hay personas que viven hablando negativamente; con su lengua critican, murmuran y todo el tiempo se están quejando. Dios nos exhorta a que usemos un lenguaje de alabanza y que con nuestra boca siempre confesemos su Palabra.

• El apetito. Hay ciertos espíritus que afectan el área del apetito. Éstas son las personas que comen demasiado o que pierden el apetito con mucha facilidad. Un ejemplo de esto es la anorexia que está de moda en muchos niveles de nuestra sociedad y muchas personas han muerto por esta causa.

• El sexo. Los espíritus de lascivia, adulterio, homosexualismo y fornicación buscan tener control sobre la vida de muchas personas. Tenemos que recordar que ellos no vienen solos; siempre trabajan en cadena y detrás de uno vienen otros.
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Sanidad Interior y Liberación. Sexta edición 2006.

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