sábado, 21 de marzo de 2015

¿COMO MINISTRAR LIBERACIÓN? II

Obstáculos por los cuales algunos ministros fallan al ministrar liberación:

• No son vasos limpios. Hay ministros tratando de impartir liberación a otras personas, pero ellos a su vez, están pasando por el mismo problema, y eso les impide poder liberarlas.

• No gozan de una vida devocional con Dios. Nótese lo que dice el libro de Mateo 17.21: «Este género no sale sino con oración y ayuno». Para cierto rango de demonios, se necesita de más poder para echarlos fuera. Esto requiere de más ayuno y oración. Definitivamente, no se puede ministrar liberación sin tener tiempo de oración, estudio de la Palabra y una total dependencia del Espíritu Santo.

• Falta de compasión hacia las personas. Si al ministrar a una persona no se siente compasión por ella y deseos fervientes de llevarla a la libertad, no se podrá orar con la misma intensidad y compromiso, y es más difícil que pueda recibir liberación.

• Usan técnicas inapropiadas. Algunos ministros tratan de ministrar manipulando y controlando a la persona; en vez de hacerlo por medio de la guía y voluntad del Espíritu Santo. Olvidan que la causa puede no ser espiritual. Las causas del problema, también pueden ser de origen orgánico, tales como: mala nutrición, desequilibrio hormonal o daño cerebral. Otra causa podría ser una obra de la carne, y no necesariamente una opresión satánica.

Lo que no se debe hacer en una liberación:

• No dé consejos como éste: "yo sé exactamente cómo se siente usted, entréguele su carga al Señor". Si ellos realmente supieran rendirse al Señor, no necesitarían de su ayuda.
• No trate de echar fuera todos los demonios en una sola sesión. Aconsejo que una liberación no debe durar más de dos horas, de lo contrario, usted se agotará y el aconsejado también.

• No se convierta en una muleta permanente. Debemos enseñarle a las personas a practicar la autoliberación y a depender de Dios, no de nosotros.

• Durante una ministración no es aconsejable que el ministro esté solo con un miembro del sexo opuesto. Siempre trate de trabajar con un compañero de oración.

• Sea cuidadoso con el contacto físico.

• No ministre cuando esté cansado.

¿Qué debemos hacer en la liberación?
Toda persona que va a ministrar liberación debe tener en cuenta lo siguiente:

• Someterse a sí mismo a liberación primero.
Recuerde que usted debe ser libre antes de liberar a otros; y no solamente una vez, sino todas las veces que lo necesite.

• Ser bautizados con el Espíritu Santo. Esto nos ayudará a estar abiertos a las manifestaciones del Espíritu Santo.

• Usar las armas que Dios ha dado. Revístase con la armadura espiritual.
«Vestios de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo...» Efesios 6.11

   Conozca el poder del nombre de Jesús. Busque y mantenga su unción y su autoridad. También, maneje con denuedo la palabra de Dios, que es poder y espada de doble filo.

«2La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón». Hebreos 4.12

Pasos para ministrar liberación:

1. Asegurarse que la persona haya "nacido de nuevo". Si la persona no es salva, debemos presentarle el plan de salvación y llevarla a que reciba a Cristo en su vida. Si se le ministra liberación sin cumplir con este requisito, la condición de esa persona vendrá a ser peor porque Cristo no es su Señor.

2. Preparar a la persona. Debemos darle consejos importantes, tales como:
•  Debe desear ser libre.

• Debe estar dispuesta a perdonar a aquellos, cuyas ofensas son la causa de sus problemas. Si por el momento, esto le resulta muy difícil de hacer a la persona, posponga la cita hasta que esté dispuesta a perdonar.

• La persona debe hacer un compromiso serio de dejar de pecar, de romper malos hábitos, y a veces, hasta de dejar algunas amistades; es decir, hacer todo lo necesario para lograr sanarse.

• Debe prometer mantenerse cerca de Dios, asistir a la iglesia, leer la Biblia y orar diariamente.

3. Usar el cuestionario. El cuestionario ayudará mucho para poder ministrar al aconsejado efectivamente. Se le harán preguntas en cinco áreas de su vida, cuyas respuestas le ayudarán a encontrar la raíz de los problemas al no omitir nada. Por tal razón, es muy importante que la persona conteste todas las preguntas.

   Las áreas en las que se liberan las personas son: el área emocional, mental, espiritual (de brujería y ocultismo), sexual y otras.

   Habrán ciertos detalles que no estarán incluidos en el cuestionario; por tanto, debemos escribir cada experiencia que el aconsejado nos cuente. En cada área, debemos hacer una lista con los nombres de los espíritus que están influenciando a la persona. Por ejemplo, si fue abusada sexualmente, los espíritus que podrían estar influenciándola son los de: lujuria, adulterio, fornicación, lascivia, sodomía y frigidez.

4. Guiar al arrepentimiento y al perdón. Una vez reunida toda la información acerca de los problemas de la persona, procedemos a que se arrepienta y pida perdón al Señor por los pecados cometidos. Si a esa persona alguien la ha herido, necesita pedir perdón a Dios por guardar rencor en su corazón y perdonar a aquellos que le han herido.

5. Llevar a renunciar. Ésta es la etapa donde se lleva a la persona a renunciar a cada problema y espíritu descrito en la lista que se hizo. ¿Por qué es necesario el acto de renunciar? Cuando una persona renuncia, lo que está haciendo es quitarle todo el derecho legal al enemigo sobre su vida. En los capítulos anteriores, vimos cómo se le da derecho legal al enemigo, cómo viene a influenciarnos y cómo se le abren las puertas. Ahora vemos que renunciar es el medio por el cual le quitamos ese derecho legal y le cerramos las puertas al enemigo. Recuerde que cuando la persona está renunciando, debe repetir la oración, pasando por cada área de su vida en la que necesite liberación. Por ejemplo: "Renuncio a todo espíritu de rechazo y lo echo fuera de mi vida, en el nombre de Jesús, ¡amén!"

«Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente». Tito 2.12

6. Hacer oración de guerra espiritual. Una vez que la persona ha renunciado verbalmente, repitiendo todo como el ministro la ha guiado, éste debe hacer la oración de guerra, echando fuera cada espíritu, maldición o problema emocional. Se debe orar por la persona con firmeza y autoridad. Por ejemplo: "Padre celestial, yo echo fuera todo espíritu de rechazo, echo fuera todo espíritu de temor en el nombre de Jesús, y por la sangre del Cordero, yo lo ato y lo echo fuera de la vida de esta persona; ahora mismo le ordeno que lo suelte".

¿Cuáles son las señales para saber que el espíritu se ha ido o ha salido? 
   Las señales "visibles" son: bostezar, vomitar, toser, suspirar, rugir, exhalar, gritar, eructar, gemir, jadear o llorar. Recuerde que éstas son algunas señales, pero no significa que si no hay ninguna manifestación, la persona no haya sido libre. Hay algunas personas que son libres sin manifestación física. Si los demonios tratan de ponerse violentos, ordéneles que se callen y que no se muevan. De ninguna manera, se debe permitir que ellos controlen una sesión de liberación.

7. Orar por limpieza. Pidiendo al Señor que limpie cada parte de la personalidad del individuo que los espíritus hayan dañado. Esto incluirá su mente, su corazón y su voluntad y, también, las partes del cuerpo, particularmente, las áreas sexuales. Por ejemplo: "Padre celestial, te pido ¡ahora Señor!, limpies aquellas áreas de la mente de esta persona que fueron dañadas por el enemigo. Señor, limpia sus órganos sexuales por medio de la sangre de Cristo. Limpia, Señor, aquellas partes de su alma y de su voluntad en el nombre de Jesús, amén".

8. Orar por llenura. Recordemos que cuando los espíritus salen de la persona, ésta queda vacía; y necesita ser llenada por Dios. Pídale al Señor que la llene con su presencia, paz y amor. Por ejemplo: "Padre celestial, te pido que llenes a (nombre de la persona) de paz, de amor y de tu presencia. Señor, llena todos los vacíos que han dejado estos espíritus, ahora mismo en el nombre de Jesús, amén".

   El aconsejado debe apropiarse de la sanidad física, especialmente, en aquellas partes del cuerpo que hayan sido afectadas. Hemos ministrado a personas con problemas en la vista, y cuando se reprendió al espíritu que estaba operando en su cuerpo, han quedado totalmente sanas. Algunas personas necesitarán más de una sesión de liberación, pues es demasiada la carga que traen, y una sesión, a veces, no es suficiente. Sin embargo, en la mayoría de las veces, las personas reciben su liberación en una sola sesión.

La autoliberación
   La pregunta que siempre ha surgido en el área de la liberación es: ¿es posible que nosotros mismos podamos ministrarnos liberación sin tener que ir a un consejero? Ciertamente nosotros mismos sí podemos autoliberarnos, siguiendo los mismos pasos que expliqué anteriormente, pero con la excepción de que no habrá alguien que nos esté guiando.

   Los creyentes tenemos el poder y la autoridad dados por Dios para echar fuera demonios de otras personas y de nuestra propia vida. ¿Cómo hacemos esto? Refiérase a los pasos para ministrar la liberación anteriormente mencionados.
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Sanidad Interior y Liberación. Sexta edición 2006.

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