martes, 12 de diciembre de 2017

ALABANZA DE VICTORIA.


   Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre.2 Crónicas 20:21
 
   ¿Sabe lo que ellos hicieron en respuesta a esa palabra? Organizaron un coro de alabanza. Así fue. Pusieron a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, y los enviaron al frente del ejército. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, la Palabra nos dice que: "El Señor puso emboscadas... y los derrotó".


   Cuando todo terminó, ningún israelita había caído y ninguno de sus enemigos había escapado. Aún más, cuando fueron a tomar el botín, encontraron tanto ganado, tantas mercancías, tantos vestidos y otras cosas de gran valor que les tomó tres días para recogerlo todo.


¡Eso es victoria! Todo comenzó con la alabanza.
  ¿Tienes un problema en el cual sientes que tus posibilidades son el 0%?, ¿Hay en tu vida un gigante que se burla de ti y piensas que no podrás vencerle? 

   La estrategia sigue siendo la misma. Alaba a Dios, canta a su misericordia y declara la victoria aún cuando no la veas. Verás como a medida que alabas tus gigantes se destruirán entre ellos y Dios te dará la victoria. Los israelitas no esperaron a tener la victoria para alabar, fue la alabanza la que movió la mano de Dios y los llevó a la victoria, ellos sabían que Dios estaba en medio de ellos como lo está en medio de nosotros, pusieron su confianza en El, su 0% se convirtió en un 100% y vencieron.


   ¿Está usted buscando esa clase de victoria? Entonces, levántase y clame: "¡Gloria!" Después de todo, usted está en la misma situación en que estaban los israelitas. Usted tiene un ejército que marcha contra usted, pero Jesús ya lo ha derrotado. Él ganó la batalla por usted en el día que resucitó.


   Lo único que tiene que hacer es confiar en Él y comenzar a alabarle. Comience hoy a proclamar esas alabanzas. Dígalas, cántelas y proclámelas en la cara de su enemigo. Una vez que las oiga, él sabrá que no tiene ninguna posibilidad.

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