lunes, 18 de diciembre de 2017

EL LEGADO.


11Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.
Hebreos 11:11

   En las cartas que el apóstol Pablo, podemos ver que utilizaba mucho la palabra "herencia" para relacionar a Abraham con los cristianos en Roma.

   Los creyentes se han convertido en herederos del mejor don de Abraham, su fe. Todos venimos a la familia de Dios, somos herederos de Dios, al creer. Así como Abraham fue considerado justo debido a su fe, somos hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús (Juan 1:12-13). Abraham ya fallecido, pero la oportunidad de creer sigue vigente. La fe es el factor determinante para cualquiera de nosotros y en cualquier lugar. La fe es multirracial, multicultural e interdenominacional. Diferimos en muchas formas, pero todos somos bienvenidos a la familia por la fe en Jesús.

   Los bienes materiales de Abraham se perdieron en la historia, pero lo que él fue, una persona de fe, permanece aún hoy. Somos igualmente herederos de las promesas cuando clamamos a Cristo por fe.

Y el mejor legado que podemos dejar es la fe en Dios, la convicción de que Dios es quien dice ser y de que hará todo lo que ha prometido. La gran relación de Timoteo con Cristo no se materializó de la nada, se desarrolló como resultado del ejemplo de su madre y su abuela (2timoteo 1.3-5).
     He aquí algunas maneras de cómo podemos dejar un buen legado:

a-.Enseñar principios bíblicos prácticos. Los niños necesitan saber qué piensa Dios sobre la riqueza (salmos 24.1), cómo suple nuestras necesidades (Filipenses 4.19) y cómo nos dirige en la vida (Proberbios 3.5-6).

b-. Modelar el carácter por medio del estilo de vida. La manera como vivimos, ya sea con transparencia y tranquilidad; o con temor, ansiedad y autosuficiencia, comunican lo que creemos acerca de Dios.

c-. Servir a Dios sirviendo a los demás. Las acciones muestran que nuestra fe es real (Santiago 2.26). Si queremos que nuestros hijos no desarrollen un modo de pensar egocéntrico, el servicio a los demás es vital.

d-. Interceder por ellos. Nunca olvidarán cuando orábamos por ellos regularmente.

e-. Comunicarles amor. Ellos necesitan saber que los amamos, así como Dios nos ama. Las palabras dichas con amor comunican vida a sus corazones. 

   Como padres, debemos guiar e inspirar a nuestros hijos a seguir a Cristo. Incluso, quienes no tienen hijos, pueden dejar un legado. El ejemplo a seguir es Pablo: aunque no se casó ni tuvo hijos biológicos, fue padre espiritual para muchos (1Corintios 4.14-16).

No hay comentarios:

Publicar un comentario