viernes, 26 de mayo de 2017

LA OFENSA ES NECESARIA. Parte II


2-.  La gente se ofende cuando no se le da la posición que quiere.
   A veces, el objetivo principal de una persona es alcanzar una posición. Tanto en una iglesia como en una empresa, escuela, etcétera, la gente es motivada a hacer algo porque anhela estar en eminencia o tener poder. Es capaz de pasar por encima de lo que sea o de quien sea que se le cruce en el camino.

3-. La gente se ofende cuando no recibe reconocimiento por sus obras.
   Si usted se ofende porque la gente no reconoce un trabajo o esfuerzo que ha realizado, es porque lo hizo para el hombre, no para Jesús. Esto es un buen medidor de las intenciones de nuestro corazón. Si trabajamos para Dios, no importa cuánto nos ofendan, seguiremos dando lo mejor. Pero si lo hacemos para el hombre, en seguida nos decepcionaremos y nuestro servicio decaerá.





4-. La gente se ofende cuando se la corrige o disciplina.
   Ésta es una de las causas más comunes de ofensa. La gente dice: “Pastor, cuando vea algo malo en mí corríjame.” Mas cuando se la corrige se ofende. Para recibir corrección se necesita un corazón de hijo. Sólo el hijo sabe que el papá lo disciplina porque lo ama; en cambio, el bastardo piensa que le quieren sacar algo, que lo quieren humillar o poner a otra persona en su lugar. El hijo no se pone a discutir con su padre, sino que recibe la corrección porque sabe que es por su bien. ¡Aprendamos a ser hijos!

5-. La gente se ofende cuando no se le toma en cuenta, no se le saluda o no se le da el trato que espera.
   La naturaleza humana necesita sentir que pertenece a algo con lo que se pueda identificar. Pero muchas personas buscan ese sentido de pertenencia en los hombres y en el trato que recibe. Si el pastor está ocupado y no lo saludó, se ofende porque necesita
sentirse importante. Si el pastor predicó un tema fuerte, se ofende porque cree que eso no es amor de Dios. Y finalmente sale ofendido, publicando que: “...en esa iglesia no hay amor.”

6-. La gente se ofende cuando no se procede conforme a su criterio o mentalidad.
   Éstos son los creyentes que tienen un espíritu de manipulación y control, y quieren que las cosas en la casa, en el negocio y en la iglesia se manejen a su manera. Su motivación es sentirse seguros, no beneficiar a los demás. Llega a un lugar y pretende que todo comience a funcionar de acuerdo a su criterio o como más le conviene. Y cuando esto no sucede, se ofenden y salen diciendo: “…es que el orden de Dios no está en ese lugar.”

7-. La gente se ofende porque no se la ama conforme a como cree que debe ser amada.
   Mucha gente mide el amor de otros conforme a su lenguaje de amor. Pero en un lugar donde hay tantas personas, con tantos lenguajes de amor diferentes, el pastor no puede demostrar el amor de Dios en el lenguaje de cada uno, sino que debe hacerlo de manera que todos puedan entenderlo y recibirlo. Por ejemplo, mi lenguaje de amor, como pastor y apóstol, es estudiar y buscar la presencia de Dios para recibir la revelación fresca de la Palabra, y edificar con ella al  pueblo. Mi pasión y mi esfuerzo están abocados a desarrollar el potencial de liderazgo y servicio en cada uno; llevarlos a un verdadero conocimiento de la paternidad de Dios, equiparlos con las armas y las herramientas espirituales necesarias para hacer la obra de Dios y destruir los planes y las obras de Satanás.

   ¡No caiga en esta trampa! Mire lo que su pastor o líder está haciendo para edificar al pueblo. Ésa es su expresión de amor. Hay gente que tiene un concepto errado del amor; cree que es puro abrazo, cariño, palabras de aliento, permisividad, infinita paciencia para tolerar todas las “sinvergüenzadas” de la gente. Pero amor es también, corrección.

8-. La gente se ofende cuando es tratada injustamente.
   La primera idea que viene a mi mente es: ¿Cómo sabe si es injusto ante los ojos de Dios? Muchas veces, no tenemos conocimiento de la Biblia, para saber cuándo estamos frente a un trato injusto y cuándo frente a una corrección que nos ayudará a crecer. Claro, hay personas que tienen razón, fueron tratadas injustamente; su ofensa es válida y real. Pero aunque sea así, si ése es su caso, no se estanque allí; perdone y madure.

   Saque lo bueno de la ofensa para formar su carácter.

9-. La gente se ofende cuando se le dice la verdad.
   Ésta puede ser una ofensa válida, pero, de todos modos, no es excusa para permanecer ofendido. Si la Palabra de Dios le ofende, o si alguna persona le dijo una verdad y le dolió, vaya a Dios en oración y pídale que trabaje en su corazón. No se pierda la oportunidad de crecer porque su orgullo se sintió herido. En el momento, las palabras fuertes duelen pero, luego, debemos ser capaces de perdonar.

   Entonces, como dijo Jesús, es necesario que venga la ofensa, para que se muestren los aprobados. Aprendamos a lidiar con la ofensa y los tratos injustos, crezcamos a pesar de ellos y gracias a ellos. Entresaquemos lo precioso de lo vil, y así, seremos como la boca de Dios que habla vida y verdad.
Guillermo Maldonado. Los Peligros de no Perdonar. Editorial Nuestra visión. Miami 2009. Pag.37 a la 41

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