LA MINISTRACIÓN.
La palabra ministración se origina del griego diakonía, que significa: servicio, contribución, ayuda o asistencia (Strong 1248). De allí, que es una ayuda para la limpieza, liberación (de ataduras), restauración y prosperidad, es decir, el perfeccionamiento del ser integral: espíritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23). Es importante recalcar que es un proceso, ya que existen áreas en la vida del cristiano que deben ser rendidas al Señor, para caminar agradablemente delante de Él. Dichas áreas impiden y atan su desarrollo espiritual (Jn. 11:43-44). Sin embargo, el Señor provee los medios para ser libres de todo lo que estorbe ese perfeccionamiento.
¿Cuales son las facetas de la ministración?
1-. Oír, 1 Samuel 1:12,17. La persona que se ministra muchas veces necesita que solamente se le escuche cuando expresa su condición.
2-. Consejería, Rut 3:1-6. Es necesario aconsejar conforme a la Palabra de Dios (1 P. 4:11), a quien se ministra para ayudarlo a salir de su problema; para ello es importante que la oveja sepa escuchar (Ro.10:17), para alcanzar su sanidad.
3-. Re-entrenar el alma, Salmos 103:2. Básicamente es una orientación (Ef. 4:28-32), para entrar a un
proceso de reprogramación del alma, para Dios.
4-. Liberación, Marcos 1:34. Cuando la persona abre puerta en su alma a demonios y espíritus inmundos, su alma puede ser atacada de diferentes formas para hacerla caer en un proceso de degeneración, que sino se ministra a tiempo, su fin es la muerte espiritual. Los pasos del proceso de degeneración son:
- Opresión: Causada por espíritus inmundos que manipulan los sentimientos, pensamientos y emociones activando recuerdos, miedos y problemas pasados (1 S. 16:14).
- Obsesión: Pueden ser ideas (malas) fijas que impiden la entrada de ideas "buenas" (1 S. 16:23).
- Compulsión: El enemigo puede llegar a tener control de la mente, sentimientos, voluntad y puede producir alucinaciones o delirios (Jue. 16:16).
- Posesión: Se da en los inconversos y en la persona que ha apostatado irreversiblemente, ya que los demonios toman el cuerpo, alma y espíritu (1 S. 18:10).
Únicamente es por el poder de Dios y la guianza del Espíritu Santo que en algunos casos se muestra la necesidad de liberar a la persona.
¿Cómo ministra Dios?
1-. La Sangre de Cristo, Hebreos 13:12; 1 Pedro 1:2. Derramada para salvación del espíritu y rociada para la restauración del alma.
2-. El bautismo en agua, Romanos 6:3-6. Es la primera ministración al alma. El hombre viejo es reducido a la impotencia, como Goliat, con el golpe de la piedra lisa en la frente, (1 S. 17:49), que se debe destruir en el proceso de la vida diaria (1 S.17:51).
3-. La Mesa del Señor o Santa Cena, 1 Corintios 11:23-26. Fortalece, sana y da vida, cambiando la
genética.
4-. La Palabra, Juan 15:3. Libera y limpia por el poder de Dios que obra a través de ella.
5-. La alabanza ungida, 1 Samuel 16:16, 23. Libera.
6-. La prueba y el sufrimiento, Job 42:1-6; Santiago 1:12. Descubre lo oculto del corazón para ponerlo a los pies del Señor.
7-. La comunión, 1 Juan 1:7. Por medio de la cual andamos en la luz y por la sangre de Cristo que limpia de pecado.
8-. La Confesión, Proverbios 28:13. Indica que el que encubre su pecado no prosperará, más el que lo
confiesa y se aparta alcanzará misericordia. (Es confesar a Dios en tú adoración, oración, comunión de manera que él vaya destruyendo toda atadura, acusación o tentación que quiera hacer caer de nuevo al cristiano.)
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