miércoles, 9 de junio de 2021

LA RESPUESTA A LA RESPONSABILIDAD. Parte I

   El deseo y la pasión por la libertad son inherentes al espíritu humano. Todo miembro de la familia humana lleva el silencioso grito por la libertad en los secretos rincones de su corazón. Sin importar el contexto étnico, cultural, social o político del individuo, la necesidad de sentirse valorado, importante y significativo está por encima de todo en la experiencia humana. Esta verdad se evidencia en el fenómeno casi natural de las luchas civiles y las rebeliones en los antiguos territorios coloniales en todo el mundo durante el siglo pasado.

   La era de la expansión imperialista fue resultado de la era del descubrimiento, que llevó a las pequeñas naciones europeas a expandir su posición política, económica y militar, a través de expediciones de exploración en todo el mundo. Esta necesidad agresiva por la supremacía imperial dio como resultado la invasión, dominación, mutilación -yen algunos casos, aniquilación, opresión y esclavitud- de millones de personas en todo el planeta. Esta era, conocida como la era colonial, fue un periodo en que muchas de las culturas y pueblos sufrieron despojos, dominio y opresión por parte de los poderes del imperio.

   El colonialismo es la imposición Y colonización de un territorio por parte de un poder imperial, por lo general con utilización de la fuerza y la subversión. La mayor parte de esta actividad inhumana se llevo a cabo bajo los sistemas políticos sofisticados y las monarquías de Europa. Las naciones principales que lideraron este periodo de la historia fueron Gran Bretaña, Portugal, Francia y España. 

   El proceso del colonialismo implicaba la captura de territorios y la imposición de soberanía y gobierno sobre los territorios capturados. Traía como consecuencia la subyugación de los nativos de esas tierras el establecimiento del dominio extranjero Y el control sobre. todos sus recursos y desarrollo En muchos casos se quitaban a los territorios sus recursos, y se exportaban al país madre o al Poder del Imperio. Para mantener el control de estos territorios, la necesidad de riquezas, poder y recursos, había que defender la autoridad, y este era un objetivo primario para cada uno de los imperios. 

   En consecuencia, el desarrollo de actividades viables económicamente en casi todos los territorios, era algo inevitable. Este contexto fue el cimiento del comercio de esclavos. No es nuevo este negocio. En los días de los faraones, ya existía. Siguió apareciendo en las civilizaciones de Babilonia, Grecia, Roma y el resto de Europa. La expansión del imperialismo europeo hacia el oeste introdujo la :esclavitud en nuestro hemisferio, Y exportó el espíritu de la esclavitud a todo el mundo. El comercio de esclavos fue la forma .más lucrativa de enriquecerse para millones, y la maldición de las vidas de aun mas millones.

   La naturaleza del comercio de esclavos, por un lado, fue el desplazamiento de personas a áreas y territorios donde debían trabajar para beneficio de la aspiración y la codicia imperial. En otros lugares, el poder imperial avanzó Y tomó los territorios; sometió a la población nativa a trabajos forzados y la esclavitud.

   En ambos casos el resultado fue la desvaloración del potencial humano y la supresión, opresión y deshumanización de millones de personas. 

   A estas personas se les quitó la dignidad, autovalia, la autoestima el autorespeto por sí mismos y su sentido del valor. En casos extremos hasta se los despojó de la condición de seres humanos. Los sistemas premeditados y calculados de control, insensibilización y total castración, causaron daños emocionales y mentales que hoy siguen existiendo.

   Los productos de estos programas imperialistas hoy se identifican como los países del Tercer Mundo, en desarrollo o aún no desarrollados. Fue solo durante las últimas siete décadas que estos territorios anteriormente coloniales, después de muchos años de lucha, obtuvieron la oportunidad de buscar su propio destino como pueblo y como nación. ¿Por qué se los llama Tercer Mundo? ¿Y cuáles son las características de una nación del Tercer Mundo?

El tercer mundo emergente.

   El concepto de Tercer Mundo se introdujo durante una reunión de las naciones del G5 (Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos) hace muchos años, cuando se reunieron para hablar sobre el desarrollo futuro de la economía global. Se dice que fue un economista francés quien, en un intento por describir las diferentes categorías de situaciones económicas en el mundo, sugirió que había tres mundos en el planeta.

   El primer mundo es el viejo mundo de Europa, construido sobre la base de la sociedad agricultora y gobernado por los sistemas de señores feudales y reyes. El segundo mundo, o Nuevo Mundo, describe las tierras descubiertas en América del Norte, Central y del Sur. Esta era también se conoció como Revolución Industria, como cimiento de nuestras sociedades mecánicas y técnicas en la era moderna. El último, el Tercer Mundo, describe a los miles de millones de personas en territorios que fueron víctima de la opresión de la esclavitud y el sometimiento.

   La definición general de Tercer Mundo se refiere a pueblos a quienes no se les permitió participar o beneficiarse de la Revolución Industrial, a pesar de que fue el sudor y la sangre de estos pueblos lo que sentó los cimientos sobre los que se apoyó la revolución industrial misma.

   Esta opresión se ve en todos los territorios donde floreció el colonialismo o la esclavitud. Hay hoy más de seis mil millones de personas sobre el Planeta Tierra, y más de cuatro mil millones viven en naciones categorizadas como Tercer Mundo. Muchos de estos países de formación más reciente han sido despojados de sus recursos y riquezas naturales, y no cuentan con las herramientas, la maquinaria o destreza necesaria como para competir en este mundo altamente industrializado y tecnológico del siglo XXI.

   Observe que la definición de Tercer Mundo abarca a la mayor parte de la población humana; un hecho significativo, porque indica que estas naciones son hoy objeto de la atención de Dios. Por eso, deben comprender su propósito en esta nueva era.

   Estas naciones son las últimas hoy en experimentar la verdadera libertad que el Creador planeó para toda la humanidad. Sin embargo, el proceso hacia la adquisición de este tipo de libertad ha sido para la mayoría de estas naciones un ejercicio frustrante, confuso y de desilusión.

   Una breve revisión de la joven historia de estas naciones y países en desarrollo, revelará el drama de la inestabilidad política, el desastre económico, la revuelta social, la confusión cultural y el conflicto espiritual. Muchas naciones del Tercer Mundo parecen sufrir de los mismos síntomas: crisis de identidad, deficiencia de ética en el trabajo y falta de propósito, visión y confianza en sí mismos.

   El continente de África atestigua la lucha de las naciones en desarrollo del Tercer Mundo por encontrar su lugar en el escenario global de la oportunidad económica, el progreso político y social y la identidad cultural. No es diferente la situación de las naciones del Caribe, ya que muchas de estas coloridas naciones que emergen del humo del fuego de la esclavitud, están formadas por el producto de África, de Asia y del Lejano Oriente. Las naciones sudamericanas como Brasil, Chile, Argentina, Colombia, Perú y Venezuela, así como las de la ex Unión Soviética, también sufren a causa de estas cicatrices de la opresión. La pregunta es: ¿por qué es que la lucha por la libertad y el progreso en todas estas naciones colonizadas y antiguamente oprimidas termina por lo general en la nube de desesperanza que vemos hoy? ¿Por qué parecía tan fácil obtener la liberación de la opresión colonial y lograr la independencia política, pero no así vivir la libertad que anticipaban? La respuesta está en la misma naturaleza de la libertad y la opresión.

   La respuesta es la misma para la persona y la nación. Los principios que garantizan la verdadera libertad fueron establecidos por Dios, el Creador. Pueden verse en el prototipo de formación de nación de Israel, a partir de una legión de esclavos en Egipto, y que llegaron al estado de nación de importancia, riqueza, prosperidad, estabilidad, cultura y fuerza moral.

   Las leyes y preceptos por medio de los que se logró este milagro nacional están al alcance de todas las naciones, comunidades y personas, si es que desean vivir la verdadera libertad. 

Myles Munroe. En busca de la libertad. Primera edición 2005. Editorial Peniel. Pag 197 a la 202

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