martes, 24 de noviembre de 2015

LA REVELACIÓN DE UN DIOS SOBRENATURAL. Parte II



¿Cómo lidió el apóstol Pablo con el conocimiento natural?

Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria. (1 Corintios 2:6-7)

   La filosofía es una ciencia que se basa en el amor a la sabiduría captada del entorno natural; por eso, cuando Pablo habla de sabiduría de este mundo, tiene en su mente la prominente filosofía griega, ya que había vivido dos años en Grecia. Sin embargo, mientras se condujo con apego a dicha sabiduría, fracasó en la predicación del evangelio, a tal grado que después de dos años en Atenas no había plantado una sola iglesia. Con esta experiencia en su haber, cuando regresó a la iglesia de Corinto fue enfático al decirles: "No vengo a ustedes con palabras de humana sabiduría sino con el poder de Dios". Pablo, entonces, entendió que la sabiduría y la filosofía humana eran incapaces de producir el poder sobrenatural requerido para predicar el evangelio o para manifestar el poder de Dios.

La sabiduría de Dios.

De la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros. (Colosenses 1:25-27).

¿Por qué buscar revelación en el mundo, cuando todos los tesoros de la sabiduría están profundamente contenidos en Cristo?

La sabiduría de nuestro Señor Jesucristo es para compartir Sus secretos a través de la cruz. Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. (1 Corintios 2:9)

   Los sentidos naturales no pueden recibir esta sabiduría o conocimiento revelado de Dios. Aun la especulación intelectualista está excluida. Sin embargo, los misterios ya han sido revelados por el Espíritu Santo.

Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios .... Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del homre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. (1 Corintios 2:10-11)

   Esta es una verdad inmutable. La mente humana no siempre conoce todo lo que hay en el hombre; esto sólo puede ser conocido por el espíritu del hombre. Asimismo la única fuente que puede revelar a Dios es el Espíritu de Dios, administrador de la gracia de Jesús en la tierra. Es sorprendente ver cristianos usando la filosofía, psicología y psiquiatría para encontrar soluciones a sus problemas. Muchas de esas fuentes tienen la real intención de ayudar a la gente, pero carecen del poder para cambiar al ser humano y transformarlo. Por lo tanto, no tiene valor alguno usar términos bíblicos aplicando métodos mundanos.

La verdad de la Biblia sólo se puede expresar apropiadamente usando el lenguaje de la Biblia.

Cuatro verdades que sólo se pueden conocer por revelación:
 
• La naturaleza de Dios

• La naturaleza del hombre

• El origen del hombre

• El origen de la vida

   No hay medios científicos, psiquiátricos, psicológicos, naturales o filosóficos que descubran esas verdades. Si no aceptamos el concepto de revelación divina, nunca vamos a entender completamente estas verdades y permaneceremos viviendo en confusión y mentira. Los científicos y estudiosos sólo usan los  procesos mentales y la recolección sistemática de información que ingresa por los sentidos naturales. Dentro de un ambiente tan limitado, no tienen más remedio que negar a Dios, porque el conocimiento que manejan no lo admite; es más, ni siquiera saben de dónde procede el conocimiento. Creen que la materia se creó sola. El conocimiento sensorial es su única fuente de sabiduría; pero esa fuente no puede explicar el origen de la creación, ni el principio de la materia, ni ofrece respuestas válidas a los grandes "por qué" de la humanidad. Los científicos han desarrollado diversas teorías sobre el origen de la vida y la naturaleza de Dios. Ellos han escrito enormes y cuantiosos volúmenes al respecto, pero todos giran alrededor de la misma fuente llena de restricciones, que es abastecida por los sentidos, el razonamiento y las limitaciones de un ser que no reconoce a su Creador. La educación formal ha contribuido a destruir la fe de millones de jóvenes que fueron reclutados y entrenados para reconocer y aceptar sólo aquello que pueden ver, oír, sentir, descifrar y explicar con sus sentidos físicos e intelecto.

La única manera de conocer a Dios y relacionarnos con Su ámbito sobrenatural e invisible, es la fe.

   Muchos teólogos y filósofos especulan acerca de la naturaleza de Dios. Intentan entenderlo usando sus análisis lógicos, pero fracasan. Platón quiso analizar a Dios y terminó deduciendo que no existía. Aristóteles también concluyó que Dios no era real. Muchos otros científicos y teólogos han razonado lo mismo, porque no han entendido que a Dios sólo se le puede conocer por fe y por revelación. ¿Quién inicia la revelación de Dios al ser humano? Siempre es Dios quien escoge revelársenos y Él es el único que ha provisto la forma de hacerlo; por tanto, tenemos que depender sólo de Él. Si Dios no quisiera revelarse a Sí mismo, nosotros nunca lo conoceríamos.

   Dios no se puede revelar a quienes no desean conocerlo ni quieren tener una relación con Él. Por eso Jesús escondió los misterios del reino a los religiosos de Su tiempo y dijo: "No ... echéis vuestras perlas delante de los cerdos" (Mateo 7:6). Jesús hablaba en parábolas, precisamente para mantener ocultos los misterios a aquellos que no querían conocer verdaderamente a Dios o que sólo ansiaban conocimiento para discutir, no para vivirlo.

La revelación de Dios viene de acuerdo con:
 
• El tiempo de Dios

• La voluntad de Dios

   Hoy en día hay un sinnúmero de creyentes, líderes y hombres de Dios que no saben lo que Él está diciendo y haciendo en sus vidas personales, en el cuerpo de Cristo o en el mundo, porque no tienen revelación. Dios dijo que en estos tiempos el conocimiento aumentaría (vea Daniel 12:3-4), porque su voluntad es llenar la tierra de Su gloria (vea Números 14:21). Estamos viviendo los tiempos finales, donde la manifestación de Su gloria será vista en todo lugar.

El conocimiento revelado está ligado a la venida de Cristo.

   Su fe será más fuerte en el área que usted tenga más conocimiento revelado de Dios; de la misma forma, su fe será débil donde tenga menos revelación.

Donde no hay conocimiento o revelación de Dios el enemigo levanta una fortaleza.

¿Cuáles son los dos ámbitos que existen?

• El natural

• El sobrenatural

¿Qué es lo natural? Lo natural es el ámbito o dimensión que opera bajo las leyes del tiempo, el espacio y la materia; ahí se accede a través de los sentidos. ¿Qué es lo sobrenatural? Lo sobrenatural es la dimensión que está por encima de las leyes naturales. Es el ámbito espiritual-permanente, invisible y eterno-, que se ubica fuera del tiempo. Éste ejerce dominio sobre la esfera natural. Al ámbito espiritual sólo se accede por fe.

No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (2 Corintios 4:18)

  Durante un servicio sobrenatural en nuestra iglesia ocurren milagros, sanidades, salvaciones y transformaciones. También ocurren manifestaciones del Espíritu Santo, incluyendo señales, maravillas, cancelación repentina de deudas, milagros financieros, liberación de demonios y mucho más.

   Ahora, conozcamos al Dios invisible, eterno y omnipotente en el área de su poder sobrenatural. Para muchos de los enfermos que asisten a la congregación, ésta es su última oportunidad; la ciencia ha llegado a su límite y no puede darle solución a sus problemas. Vienen con el deseo de experimentar el poder sobrenatural de Dios. Hubo un dia, mientras oraba en casa, Dios me había hablado en forma muy específica que iba a sanar a las personas ciegas. Así que, cuando el Señor me lo ordenó, las llamé al altar en la sesión de ese dia. Entre el grupo que Dios sanó, estaba una señora que nació ciega de su ojo izquierdo. Los médicos habían diagnosticado que su mal era incurable y le dijeron que debía resignarse a ver sólo con el ojo derecho; que incluso una operación láser no podría devolverle la visión. Cuando oré y declaré la palabra de Dios, ella comenzó a sentir un calor intenso por dentro. El Espíritu Santo trajo a su memoria el versículo que dice, "El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan" (Mateo 11:12), así que se apoderó de su sanidad, la deseó con todas sus fuerzas, le creyó a Dios y arrebató su sanidad. Grande fue su sorpresa cuando le pedí a la congregación que, en un acto de fe, hicieran lo que antes no podían hacer; entonces ella empezó a enfocar la visión con el ojo izquierdo y para su sorpresa ¡comenzó a ver! Primero eran figuras borrosas, luego se fueron aclarando y aclarando, hasta hacerse perfectamente visibles. ¡Dios la había sanado! ¡Le había puesto un ojo izquierdo nuevo! ¡Le había devuelto la visión que el diablo le robó al nacer! El poder sobrenatural de Dios había obrado un milagro creativo. ¡Lo que era imposible para la ciencia, Dios lo hizo en un instante!

¿Qué hicimos? Activamos el poder sobrenatural de Dios. Entonces los milagros ocurrieron uno tras otro. ¡La ciencia no pudo sanar a esta mujer, pero Dios lo hizo en un instante! 

   Podemos ver a un Dios que opera de manera sobrenatural, que habita fuera del tiempo, pero que puede interrumpir el tiempo, el espacio y la materia cuando así lo desea. Esto es lo que nosotros llamamos un "milagro". Yo defino un milagro como "la intervención sobrenatural de Dios, que interrumpe el curso normal de la vida natural". Por eso, cada día necesitamos con mayor urgencia, que Dios interrumpa nuestra vida cotidiana para que veamos sus divinas manifestaciones o milagros.:
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Como caminar en el poder sobrenatural de Dios. Editorial Whitaker House. Miami 2011. Pag. 17 a la 23

miércoles, 18 de noviembre de 2015

LA REVELACIÓN DE UN DIOS SOBRENATURAL. PARTE I

   
   Cuando observamos lo que a diario acontece en el mundo, podemos darnos cuenta que todas las profecías bíblicas están cumpliéndose al pie de la letra. Los terremotos suceden con mayor frecuencia, el número de huracanes, tifones y tsunamis aumenta cada año, la maldad se extiende en la sociedad, la rebelión crece cada día, las guerras y rumores de guerra se acrecientan, el hambre es mayor en muchos países, la crisis financiera sacude al mundo entero; el engaño, la mentira, la inseguridad y el miedo aumentan. La gente busca desesperadamente la respuesta a estos problemas sin hallarla. Ni el sistema ni los gobiernos ni los líderes de las naciones, tampoco el sistema religioso, ofrecen soluciones válidas. Lamentablemente, la religión le ha presentado al mundo un Dios histórico, un "anciano de días" que está sentado en su trono esperando que el mundo falle para castigarlo, un Dios falto de experiencia sobrenatural y sin relación alguna con el hombre. Felizmente, este dios intelectual no es el Dios real y vivo de la Escritura.

    Lo que se pretende es darle las respuestas que usted necesita para llevarlo a vivir una vida de victoria, de paz y de gozo, aún en medio de este mundo que a diario parece sumergirse más en las tinieblas. Aquí se encontrará con un Dios todopoderoso y sobrenatural; un Dios que obra milagros tal como los hacía en la antigüedad, un Dios que odia el pecado del mundo pero ama al pecador. El Dios  que manifestó su infinito amor enviando a Su unigénito Hijo, Jesucristo, a la tierra, como señal de que nos sigue amando. El Dios del que le hablo, es el mismo que hizo sanidades, milagros, señales y maravillas en el Antiguo Testamento, el mismo que siguió haciéndolos a través de la iglesia primitiva en el tiempo de los apóstoles; ese mismo Dios, hoy en día sigue haciendo milagros a través de Su iglesia; y esa iglesia la formamos todos los que hemos creído en Él, a quienes nos ha dado poder sobrenatural para vivir una vida de victoria. Sin el ingrediente del poder sobrenatural es imposible vencer las dificultades, enfermedades y circunstancias que se levantan en nuestra contra.

Hambre por lo sobrenatural.
 
   Allá afuera hay una generación llena de interrogantes sin contestar; ellos están sedientos y hambrientos de Dios. Su hambre no ha sido saciada porque la religión no les ofrece respuestas válidas. Ellos anhelan tener una relación real con el Dios vivo y quieren ser usados por Él para manifestar Su poder sobrenatural sobre la tierra.

   Siendo honestos con nosotros mismos, debemos admitir que el mundo busca respuestas a estas preguntas:

 ¿Sigue Dios haciendo milagros hoy en día?

 ¿Qué desata la vida de milagros en nosotros?

 ¿Puede considerarse el cristianismo algo relevante cuando opera sin manifestar milagros?

 ¿Qué hace que la vida cristiana sea más que una religión o una filosofía?

 ¿Necesitamos los milagros bíblicos en este tiempo?

 ¿Qué hace creíble a un creyente?

¿Qué pruebas podemos ofrecerle a la gente de que Cristo vive y no es sólo el líder de otra religión más?

¿Pueden los rituales, normas o reglas cambiar a la gente?

¿A través de quién Dios hace milagros?

 ¿Puede cualquier persona recibir un milagro?

  Todas estas preguntas serán contestadas durante la lectura. Conocerá un Dios sobrenatural y todopoderoso que aún hace milagros. Comprenderá la obra completa de Jesús en la cruz, y cómo allí proveyó para que cada necesidad nuestra fuese suplida. Descubrirá que la única fuente sobrenatural es la cruz. Aprenderá a vivir una vida de fe en medio de un mundo difícil y lleno de inseguridades. Entenderá cómo caminar bajo la unción y cómo hacer la transición de la unción a la gloria de Dios. Sabrá también cómo recibir un milagro, y cómo ser usado por Dios para hacer milagros y bendecir a otros. En suma, usted aprenderá a caminar en el poder sobrenatural de Dios.

   Al hacer los principios de Dios como parte suya y verdaderamente lo crea, usted recibirá sanidad y experimentará milagros creativos. Si le hace falta un órgano en su cuerpo, el Señor lo creará. Además, recibirá milagros financieros y liberación en su mente y emociones. Dios también le impartirá revelación, activación y transformación, para que al final usted sea un hombre, una mujer escogido por Dios y un instrumento que Él use para manifestar Su poder dondequiera que vaya. 

   Cuando contemplamos la grandeza de la creación de Dios, nuestra imaginación finita no alcanza a comprender Su gran poder y amor. El hombre ha intentado conocer a su Creador usando su intelecto pero es imposible, porque a Él sólo se le puede conocer por revelación. Dios nunca ha querido ser un misterio para Su pueblo; en realidad, Su voluntad siempre ha sido que lo conozcamos íntimamente y que experimentemos Sus atributos, fortalezas y virtudes. Para darse a conocer como Dios sobrenatural y todopoderoso nos envió al Espíritu Santo; no hay otro modo que podamos conocerlo. Dios no puede ser definido, pues ninguna persona tiene la habilidad mental para describir lo infinito y eterno.

¿Quién es Dios?

   Dios es un ser espiritual, sobrenatural, eterno e inmutable, que tiene atributos y habilidades sobrenaturales. Él vive en la dimensión de la eternidad o ámbito espiritual y se manifiesta de forma visible en la dimensión natural.

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad. (Isaías 57:15)

   Dios sólo puede ser conocido por revelación; pero, ¿qué es revelación? En griego, la palabra para "revelación" es apokalúpto que significa "remover, quitar el velo, quitar una cobertura para exponer a la vista lo que antes estaba escondido, mostrar algo secreto".Esta expresión se usa particularmente para entender el ámbito espiritual.

Revelación.
 
   Revelación es el conocimiento de Dios descubierto a nuestro espíritu, que se recibe por medio de ver, oír y percibir espiritualmente. Esto es lo que en lenguaje místico se llama "percepción espiritual". Revelación es saber algo de repente sin haberlo estudiado o aprendido por los sentidos naturales. Este conocimiento sólo es dado por el Espíritu Santo; por ejemplo, Pedro recibió la revelación de que Jesús era el Mesías porque el Padre se lo reveló por el Espíritu Santo. 

Porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. (Mateo 16:17)

Recibir revelación de Dios es ver como El ve, oír como Él oye y percibir como Él percibe.

    Revelación, es saber cosas que de otro modo usted no sabría, es ver los hechos antes que sucedan y percibir las cosas sin haberlas aprendido. Es la mente de Dios descubierta o develada al ser humano para que el hombre pueda ejercer dominio sobre tiempo, espacio y materia. En la cultura occidental, la formación intelectual ha relegado a un segundo plano la revelación divina, de manera que estamos entrenados para rechazar todo aquello que no tenga sentido lógico o no pueda ser explicado de acuerdo al conocimiento humano.

El ser humano critica todo aquello que no puede producir o entender.

   Cuando no hay revelación divina progresiva las personas se vuelven al conocimiento mental, natural y formal, el cual sólo sirve para desacreditar la fe. El conocimiento natural tiene su lugar en la sociedad, pero es un pobre sustituto para el conocimiento.

¿Quién es la fuente del conocimiento revelado?

   La fuente de nuestra revelación es el Espíritu Santo. Él es el único canal de acceso a la sabiduría o conocimiento revelado de Dios. Él oye en el cielo y repite lo que oye a los hombres en la tierra. Fuera del Espíritu Santo no se puede conocer a Dios, por eso vemos que muchos teólogos saben que existe un ser superior pero no lo conocen. Manejan una información mental adquirida a través del estudio intelectual que surge de la investigación, el razonamiento y los procesos mentales.
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Como caminar en el poder sobrenatural de Dios. Editorial Whitaker House. Miami 2011. Pag. 13 a la 17

jueves, 12 de noviembre de 2015

LA REVELACIÓN DEL PADRE CELESTIAL II.


¿Qué es un misterio?.
 
   Un misterio es una revelación escondida en el corazón de Dios, la cual se revelará a nuestro espíritu por medio de su Espíritu Santo cuando cumplamos ciertas condiciones que veremos más adelante.


«Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley». —Deuteronomio 29:29

¿Por qué Dios esconde las cosas de la gente?

Dios no le revela sus misterios a los que no tienen interés en ellos; muchas personas no entienden las cosas secretas de Dios porque no tienen el anhelo de conocerlas. Jesús explicó que a nosotros se nos han revelado los misterios del reino, pero a aquellos que no quieren conocerlos no les es dada la revelación.

«Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado». —Mateo 13:11

¿Qué requiere Dios de nosotros para darnos la revelación del Padre celestial?

-. Estar hambrientos de conocer al Padre celestial.

-. Ser humildes y enseñables. Debemos dejar a un lado las ideas y formas de pensar antiguas, y recibir las verdades presentes.

-. Demostrar obediencia y hacer lo que se nos pide. Dar un paso de fe al respecto y no que quede solo como un conocimiento en nuestra mente.

-. Valorar la revelación que recibimos.

¿Qué efectos genera el conocer la revelación del Padre?

-.  Nuestra identidad como hijos e hijas es afirmada.

   Cuando tenemos la revelación de que Dios es nuestro padre, de que nosotros somos sus hijos y de que él nos ama, obtenemos un convencimiento sobrenatural, una certeza de que no somos uno más del montón, sino que somos especiales. Además, al recibir nuestra identidad comienza a morir en nuestro interior el espíritu de competencia; ya no envidiamos el éxito de otro, ni nos importa si los hombres nos toman en cuenta o no. Comenzamos a orar como hijos y no como peticionarios ni mendigos, en fin, nuestra actitud frente al hombre, frente al diablo y frente al mundo cambia por completo.

   En Jesús podemos ver el comportamiento de un verdadero Hijo de Dios. El Hijo de Dios fue tentado por el diablo tres veces, y dos de esas tentaciones tuvieron que ver con su identidad como Hijo del Dios Padre. Sin embargo, Jesús no se dejó embaucar por las mentiras de Satanás, pues conocía su identidad, sabía de quién era hijo, y aplastó al diablo con las palabras de su Padre. Si el diablo logra hacerle dudar de  su identidad, le habrá ganado la batalla y no podrá atravesar la tentación del desierto; he ahí la importancia de esta revelación. El diablo quiso que Jesús demostrara que en verdad era el Hijo de Dios; pero en realidad Jesús no tenía que hacer nada para probarlo, ya que los hijos no hacen nada para ser hijos, simplemente son engendrados. Jesús era hijo, no importa lo que hiciera o dejara de hacer; y él lo sabía muy bien.

   El problema más grande hoy en día en el gobierno, en la iglesia y en la sociedad es la inseguridad de sus líderes; estos no están seguros de su identidad ni de su propósito en este mundo, ni de para qué hacen lo que hacen. Volvemos entonces al mismo punto, tal cosa es producto de la falta de revelación del Padre celestial. Cuando no tenemos esta revelación nos convertimos en esclavos del miedo. Conocer nuestra identidad es el equivalente a haber alcanzado la madurez, ya que una de las definiciones de madurez es la habilidad de conocer nuestra identidad en Dios, sin sentirnos inseguros u ofendidos porque otros tengan mayor éxito, más diplomas, más dinero, más unción, más talento, más habilidades, o porque piensen diferente a nosotros. Si alcanzamos la madurez en este punto, el miedo ya no nos puede controlar.

«Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios». —Romanos 8:15,16

   La persona que tiene la revelación de que es un hijo o hija de Dios ya no es presa o esclava del miedo al fracaso, a la muerte o a ser rechazada, porque sabe que su Padre le ama y le sustenta, y que no permitirá que nada malo le suceda. El verso anterior nos habla de la esclavitud y de cómo esta nos conduce a tener temor cuando no hemos recibido el espíritu de adopción o la revelación de que somos hijos del Padre celestial. Cuando recibimos la revelación del amor que nos tiene nuestro Padre, todo tipo de temor es quitado de nuestra vida, porque «el perfecto amor echa fuera el temor».

«En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor». —1 Juan 4:18

Veamos cómo se expresa este versículo en la Biblia Amplificada:

«¡No hay temor en el amor [el pavor o el terror no existe], solo el amor completo, perfecto y maduro, puede echar el temor fuera de las puertas y expulsar todo rasgo de terror! Pues el temor trae consigo el pensamiento de castigo. Entonces, aquel que siente temor no ha alcanzado la completa madurez del amor [todavía no ha crecido a la completa perfección del amor]».

   La sustancia de la fe son las promesas de Dios expresadas a través de su Palabra; en cambio, el miedo no tiene sustancia, pues no hay promesas de miedo en la Palabra que lo respalden. Lo opuesto al temor es la fe. La única sustancia que el miedo tiene es la que le damos al enemigo cuando nos preocupamos de antemano en nuestra mente.

-.  La revelación de la paternidad de Dios nos lleva a desarrollar una relación íntima con el Padre.

   Al tener la revelación de que Dios es nuestro Padre podemos acudir a su presencia con confianza, sabiendo que él nos oye y contesta nuestras peticiones. Comenzamos a desarrollar esa relación íntima, la cual lo más seguro es que no la hayamos tenido ni siquiera con nuestro padre terrenal.

«La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto». —Salmo 25:14

-.  La revelación del Padre nos lleva a ser verdaderos adoradores.

«Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren». —Juan 4:23

    Los verdaderos adoradores son aquellos que tienen la revelación de que son hijos y un corazón sincero hacia su Padre celestial. El hijo adora a Dios por deleite y gozo, y su anhelo es honrar a su Padre. La última tentación de Jesús tenía que ver con la adoración. Si usted logra superar las tentaciones que tienen que ver con su identidad, y la tentación con relación a la adoración, llegará a vencer al enemigo como lo hizo Jesús; vencerá la prueba del desierto para después recibir el poder de Dios.

-.  La revelación del padre nos satisface y llena por completo todo nuestro ser.

 
    Recuerde el nombre propio de Dios Padre: «EL GRAN YO SOY». Él tiene la capacidad y el deseo de convertirse en lo que usted necesita como hijo. Si necesita sanidad, entonces él es Jehová «RAFA»: «Yo soy tu sanador». Si necesita provisión, es Jehová «YIREH»: «Yo soy tu proveedor». Si necesita la victoria, es Jehová «NISSI»: «Yo soy tu bandera, tu victoria». Si necesita justicia, es Jehová «TSIDKENOU»: «Yo soy tu justicia». Si necesita paz, es Jehová «SHALOM»: «Yo soy tu paz». Dios Padre se convierte en todo lo que usted necesita. ¡Amén!


   A veces nosotros como hijos demandamos mucho de nuestros padres biológicos y espirituales, esperando que nos den amor, afirmación, un abrazo o provisión. Pero ellos no siempre pueden satisfacer todas nuestras necesidades como lo esperamos. Es ahí donde se generan los disgustos, las ofensas y las decepciones, sin entender que ellos también necesitan de lo mismo que les estamos solicitando. Es por eso que no lo pueden proveer, porque no lo tienen. Solo nuestro Padre celestial puede llenar todas nuestras expectativas de amor, pero tal cosa solo sucede cuando tenemos la revelación de que Dios es nuestro Padre celestial y de que él lo llena todo en todo. Dios Padre quiere ser su protector, quiere nutrir su alma, ser el proveedor de sus finanzas, el autor de su salvación y la de su familia, el que adiestra sus manos para la batalla, su sustentador en momentos de crisis, su defensor cuando lo atacan, su mentor en el ministerio, el que lleva la carga cuando usted ya no puede más, el que le apoya y da valor a su vida, el animador que le da palabras de aliento cuando está débil; el estabilizador de su hogar, de su vida, de su negocio; el líder, el pastor que lo lleva a delicados pastos, el que le bendice, el que le ama y cree en usted a pesar de sus defectos. El Padre celestial quiere y puede ser la única fuente de su felicidad.


¿Cuál es el clamor en el mundo hoy en día?
 
   ¡Abba! ¡Abba! ¡Abba! ¡Abba! ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! Lo cual significa: ¡Necesito un padre! Dios, el Padre celestial, quiere ser su padre; y lo será si tan solo abre su corazón y clama a él.


La Biblia Amplificada lo expresa de esta manera:


  «Y por cuanto son verdaderamente sus hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba!, [¡Papito!] ¡Padre! Así que ya no eres más esclavo, sino hijo; y si hijo, entonces se entiende que eres heredero con la ayuda de Dios por medio de Cristo». —Gálatas 4:6,7

   Como lo mencionamos antes, este clamor lo escuchamos en todas las esferas de nuestra sociedad; en las escuelas, en las universidades, en la política, en la iglesia, en los mercados industriales, en los concilios, en las distintas denominaciones eclesiásticas, en los hogares, en todas partes. Pero, ¿por qué este clamor? Porque hay hijos buscando un padre que nunca conocieron, o buscando a un padre que estuvo en la casa, aunque ausente de sus funciones como progenitor, como si no hubiera estado. Algunos están buscando una dirección a seguir, porque no saben de dónde vienen ni hacia dónde van. Hay otros hijos que recibieron un mal ejemplo de sus padres, y ahora nos preguntamos el porqué de sus vicios. Hay hijas indefensas, abusadas por individuos con un mal corazón, hijos rechazados por la sociedad debido al color de su piel o raza. Necesitamos padres, tanto biológicos como espirituales, ya que en el ministerio también encontramos personas enceguecidas porque nunca han tenido un padre espiritual, hijos huérfanos, sin identidad, buscando un lugar donde se les reciba y se les dé un sentido de pertenencia. Todo esto nos muestra con claridad que hay un clamor: ¡Abba, Abba! ¡Necesito un padre!

¿Cuál es la solución?

 
   Conocer y tener una revelación del Padre celestial, al que podemos llegar por medio de su Hijo Jesús con la ayuda de su Espíritu Santo. Clame: «¡Abba!» «¡Papito!», y háblele a su Padre celestial. Cuando lo haga, él responderá y llenará todo vacío que su padre biológico haya dejado y toda necesidad en su alma. ¡El Padre lo ama, así que reciba su amor! Puesto que usted es su hijo, él será la fuente de su amor, será el que lleve su carga. Será el que le dé valor a su vida, el que le sostenga en medio del problema, el que le provea para suplir todas sus necesidades... ¡Amén! Si usted va al Padre con un corazón  humilde, él no lo rechazará, no lo dejará como tal vez lo hizo su padre terrenal, porque su fidelidad y amor son eternos e inmutables.

Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Necesito un Padre. Editorial vida, Miami,Florida 2007. Pagina 18 hasta 27

viernes, 6 de noviembre de 2015

LA REVELACION DEL PADRE CELESTIAL



JESÚS VINO A MANIFESTAR A DIOS PADRE.

«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre
eterno, Príncipe de paz».—Isaías 9:6

   Más adelante, Malaquías, esperando por el Espíritu Santo, clamó por la restauración de la paternidad. El profeta hablaba la voluntad de Dios y la establecía en la tierra.

«Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición». —Malaquías 4:6

   Dios cerró el Antiguo Testamento con esta profecía que estuvo latente durante más de cuatrocientos años sin cumplirse. Al comenzar el Nuevo Testamento, vemos que el libro de Lucas se inicia con lo mismo: Dios, una vez más, está hablando de la restauración de la paternidad. Jesús comienza su ministerio manifestando la naturaleza del Padre en toda su plenitud, y cumpliendo la profecía de restaurar el corazón de los padres hacia los hijos y el de los hijos hacia los padres. Aquel, era un tiempo donde había millones de hijos huérfanos, solos, sin identidad, sin dirección y sin propósito en la vida. Entonces, Jesús comienza a manifestar esa paternidad sanando, consolando, liberando, trayendo paz y gozo a todos los que lo recibían, dando a conocer el corazón del Padre a través de estas acciones.

«Ningún hombre ha visto a Dios jamás; el Hijo único o el Hijo unigénito, que está en el seno [en la presencia íntima] del Padre, él lo ha declarado [él lo ha revelado y puesto en un lugar donde se puede ver; él lo ha interpretado y lo ha dado a conocer] ». —Juan 1:18, Biblia Amplificada

Sin embargo, después de haber realizado todas las obras que ponían de manifiesto la paternidad del Padre celestial, Felipe, uno de sus discípulos, le pide a Jesús que les muestre al Padre. De una forma muy sincera, Jesús les hace caer en cuenta de que, a pesar de tenerlo a él frente a sus ojos, ellos no tenían aún la revelación del Padre.

«Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?» —Juan 14:7-9

   Después de que Jesús manifestó al Padre aquí en la tierra, siendo para todos los que le recibieron un protector, sanador, defensor, liberador y un padre para sus discípulos, les enseñó dos cosas muy importantes antes de ser crucificado. Estas cosas no habían podido ser comunicadas aun durante los tres años que estuvieron con él, debido a que Jesús sabía que los discípulos tenían un impedimento en la oración, porque no habían recibido la revelación de lo que significaba decirle al Padre: «Abba». Los discípulos no entendían cómo ni por qué Jesús tenía la audacia de llamar a su Padre «Abba», «Papito». Para los fariseos, e incluso para los discípulos, esto era un insulto, una falta absoluta de temor y respeto ante el Dios todopoderoso y temible que ellos habían conocido hasta entonces. En ese momento, los fariseos se molestaron y dijeron que Jesús era un blasfemo porque se dirigía al Padre como a un amigo íntimo. De todas maneras, a última hora Jesús comunicó dos sucesos importantes, que eran:

1. La venida del Espíritu Santo.

«Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré». —Juan 16:7

   Al hablar con sus discípulos, Jesús les enseñó que era más conveniente, más beneficioso para ellos que él se fuera. Porque Jesús estaba limitado a un cuerpo físico, mientras que el Consolador, que vendría después de su partida, estaría en todas partes: entre ellos, en ellos y sobre ellos (al igual que lo está con nosotros ahora). Y también, les enseñó que sería precisamente el Espíritu Santo el que les traería la revelación de la paternidad de Dios.

2. La revelación del Padre

«Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre». —Juan 16:25

   Este verso nos muestra que, aunque ya Jesús había tratado de explicar la paternidad de Dios a sus discípulos en un lenguaje figurativo, no les había dado una revelación completa.
Porque es el Espíritu Santo el encargado de revelar al Padre. Esta revelación fue lo que causó una total transformación en la actitud de sus discípulos frente al mundo y a sus enemigos.

   El problema con la mayor parte de las personas de esta generación es que han tenido una mala experiencia con su padre natural, y esto ha venido a ser una tragedia emocional y espiritual para ellas. Si un gran número de personas no tienen una idea de lo que es un padre natural, mucho menos pueden entender lo que es Dios como Padre. El mal concepto
de lo que es un padre natural ha impedido que muchos conozcan la paternidad de Dios, la cual es mejor que cualquier experiencia humana. La revelación de la paternidad no se puede comprender sino hasta que el Espíritu Santo la revela.

¿Cuál es la revelación que debemos tener acerca del Padre?

-. La revelación de que él es nuestro Padre.

-. La revelación de que nos ama.

-. La revelación de que somos sus hijos.

   Cuando leemos lo que es la revelación del Padre, pensamos que es sencilla y simple, pero hay una gran profundidad en ella. El reino de Dios funciona basándose en la paternidad, pero hay muchos hombres y mujeres que necesitan la gloriosa revelación de lo que esto es en realidad para poder ser parte funcional del reino. La paternidad de Dios es el   fundamento sobre el cual Dios ha escogido edificar toda la sociedad; sin ella, todo se convierte en un caos, ya que se afecta el debido funcionamiento de la familia, núcleo principal de toda sociedad. Por tal motivo, hay que trabajar para restaurar la paternidad. Así como la palabra padre en griego es pater y se traduce en español como patria, la palabra familia se traduce patria en el griego, que significa esfera de paternidad; desde el punto de vista bíblico, no hay familia si no hay paternidad.

«Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra». —Efesios 3:14,15

La necesidad más grande de la raza humana, después de la salvación, es la de un padre.

   Dios diseñó la sociedad, la política, el gobierno, la iglesia y la familia para manifestar su paternidad; pero esto ha estado muy alejado de la realidad. En este momento, nosotros no necesitamos más políticos que solo sean profesionales, sino que además cumplan el papel de padres, que conozcan a Dios y que tengan una revelación del Padre celestial.

   En la actualidad tenemos una sociedad con millones de hombres y mujeres huérfanos que están clamando por un padre que sea su protector, que los defienda de la injusticia y que los alimente material y espiritualmente. Debido a esta carencia, hoy más que nunca hay hijos rebeldes que se fueron de la casa y ahora están en las gangas, porque no encontraron en el hogar, en la iglesia ni en el gobierno un padre que los amara, que los afirmara. También encontramos altos índices de prostitución en mujeres que lo único que están buscando es el abrazo de un hombre, porque papá no se lo dio en casa. Esta es una necesidad que no permite más tiempo de espera; por lo tanto, tenemos que reintegrar los valores de la paternidad a nuestra sociedad.

   Hay preguntas que quisiera que usted se contestara a sí mismo,  para que pueda ver qué tanta revelación tiene de la paternidad de Dios: ¿Tiene usted una revelación del Padre? ¿Tiene la revelación de que él le ama? ¿Tiene la revelación de que usted es hijo o hija del Padre celestial? Si su respuesta a cualquiera de estas preguntas es negativa, recurra al Espíritu Santo en oración y pídale la revelación que necesita, y su vida será transformada. La única manera de entender los misterios del reino es recibiendo la revelación divina, aunque para esto primero es necesario conocer qué es un misterio.
Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Necesito un Padre. Editorial vida, Miami,Florida 2007. Pagina 18 hasta 23