Jesús dijo a un lado sus tributos divinos para
convertirse en humano.
Es
sorprendente advertir que el Hijo de Dios se humilló a Sí mismo para confiar
solamente en los recursos humanos, con una total dependencia de Dios el Padre y
el poder del Espíritu Santo. Él hizo esto para identificarse realmente con los
seres humanos en todas las cosas, y demostrarnos cómo debemos amar y servirle
al Padre. ¡Es aún más notable que Jesús muriera por nosotros!
Cristo Jesús… siendo en forma de Dios, no
estimó el ser igual a Dios como cosa ha que aferrarse, sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y la muerte en la cruz. (Filipenses 2.5-8)
Jesús experimentó todo lo que nosotros experimentamos.
Jesús
sabe lo que es ser humano, por tanto, Él entiende todo lo que usted está
pasando ahora mismo. Pero además Él sabe
bien lo que le costó salvarlo, sanarlo y liberarlo, y cómo ahora todas
sus provisiones están disponibles para usted. Por consiguiente, sólo él puede
ofrecerle las soluciones a sus necesidades y problemas. Examinemos algunas
formas en las que Jesús experimentó lo que nosotros vivimos.
1-. Él vivió en un mundo caído.
Al
comienzo de la historia de la humanidad, los primeros seres no tenían pecados,
y vivían en el jardín del Edén, en la presencia y la gloria de Dios. Sin
embargo, Jesús vino al mundo cuando los seres humanos y la tierra física habían
está sufriendo las consecuencias de la humanidad caída por miles de años. Él
nació en condiciones humanas que incluían dolor, crueldad, decadencia,
enfermedad, tristeza y muerte.
2-.Él vivió bajo las leyes y condiciones físicas.
Jesús
vino a este mundo como todos nosotros- como un bebé- El sostuvo un cuerpo
físico, y creció de la infancia a la adultez. Supo de limitaciones físicas como
la fatiga (Marcos 6.31, Juan 4.36) Estaba familiarizado con las necesidades
físicas básicas como el hambre y la sed (Juan 4.7-8, Mateo 14.13-21). Además,
se sujeto a todas las leyes del mundo físico, tales como la ley de la gravedad,
las leyes de movimiento y más. También fue afectado por la influencia de su entorno físico, algunas tan terribles como
las peligrosas tormentas en el mar (Mateo 8.23-27).
3-. Él vivió bajo autoridad, como Dios y hombre.
A
pesar de que Jesús fue Dios, Él voluntariamente se sometió no sólo a las leyes
físicas de nuestro mundo, sino también a la autoridad divina y humana. Por
ejemplo, Él obedeció a sus padres incluso cuando ellos no lo entendieron (Lucas
2.41-52, Juan 2.1-11). Reconoció en los gobernantes humanos un poder entregado
por Dios (Mateo 17.24-27; Marcos 12.13-17; Juan 19.10-11). Además, cumplió con
toda la justicia y las leyes de Dios (Mateo 3.13-16) y cedió por completo a la
voluntad del Padre (Juan 4.31-34; Mateo 26.39).
4-. Él sintió emociones humanas.
Experimentar emociones es algo natural del
ser humano. Una de las más fuertes emociones que podemos sentir es la ira. En
verdad, enojarse no es pecado. La Escritura dice, “Si se enojan, no pequen. No
dejen que el sol se ponga estando aún enojados”(Efesios 4.26).
Hay algo que se conoce como ira justa, por
ejemplo, cuando vemos gente siendo tratada injustamente o sin misericordia. Es
sólo cuando canalizamos nuestra ira hacia actitudes y hábitos destructivos,
como la amargura de corazón o actos de venganza, que cruzamos la línea hacia el
pecado.
Jesús mismo se enojo por la hipocresía de la
gente, sobre todo cuando lastimaban a otros (Mateo 23.13-15). También se enojó
antes la injusticia. Por ejemplo, Él expulsó a los cambistas del templo, ya que
estaban convirtiéndolo en un mercado, sólo para obtener ganancias del pueblo
(Juan 2.14-16)
Jesús también experimentó tristeza y
angustia cuando su amigo Lázaro murió, Jesús se afligió y lloró (Juan 11.32-36),
pese a eso no tardó en levantar a Lázaro de entre los muertos (Juan 11.38-44)
En el huerto de Getsemaní, Él estaba profundamente turbado porque estaba a
punto de entregar su alma a la muerte espiritual y la separación de Dios, y Su
cuerpo al más sangriento de las sacrificios (Mateo 26.37-38)
Cada emoción que un ser humano siente, Jesús
la sintió.
5-. Él fue tentado.
Jesús
supo lo que era ser tentado a hacer lo malo con fines de auto gratificación o
para eludir la responsabilidad. Al comienzo de su ministerio, después de ayunar
cuarenta días en el desierto, Jesús soportó tres fuertes tentaciones del diablo
(Lucas 4.1-12). Sin embargo, Él nunca le dio cabida a esas tentaciones; él
venció cada una apoyado en la verdad de la palabra de Dios (Lucas 4. 3-13) y en
el poder del espíritu de Dios (Lucas 4.14) También experimentó la tentación del
diablo en otras ocasiones (Lucas 4.13) Por eso, las escrituras nos dicen que
“No tenemos un sumo sacerdote que no pueda comparecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo, según nuestra semejanza, pero
sin pecado (Hebreos 4.26).
6-. El conoció el sufrimiento y el dolor humano.
Debido
a que Jesús tuvo un cuerpo humano y vivió entre otros seres humanos. Él se
identificó plenamente con el dólar que los humanos sentíamos. La Escritura que
dice que “él fue varón de dolores, experimentado en quebranto (Isaac 53.3) Con
frecuencia Jesús fue movido por la compasión cuando veía gente enferma,
entonces él la sanaba (Mateo 9.35-36; 14.14) Cuando encontró a una viuda
enterrando a su único hijo, él se solidarizó con el profundo dolor de su
congoja y levanto al muchacho de entre los muertos (Lucas 7.11-15)
Jesús mismo experimentó profundo dolor y
sufrimiento cuando fue físicamente torturado y crucificado: Él fue azotado
severamente (Marcos 15.15), le arrancaron la barba (Isaías 50.6), tuvo una
corona de espinas punzándole la cabeza (Juan 9.2), y fue sometido a otros abusos
físicos antes de sufrir la atroz muerte en la cruz.
7-. Él fue incomprendido, rechazado y traicionado.
Tal como dijimos antes, la propia familia de
Jesús no le comprendió (Juan 7.3-5; Lucas 2.41-52; Juan 2. 1-11) También fue
rechazado por la gente de su propio pueblo hasta que punto que incluso ellos
trataron de matarlo (Lucas 4.16-30) Fue rechazado por las autoridades
religiosas de su tiempo (Mateo 26.3-4; Juan 8.37-47) y por mucha gente que
alguna vez lo había seguido (Juan 6.60-66) Fue entregado a las autoridades por uno de los
discípulos de su círculo más intimo (Mateo 26.14-16; 45.38) Y cuando los
soldados vinieron para llevárselo a juicio, el resto de sus más cercanos
discípulos lo abandonaron (Mateo 25.55-56) Incluso, mientras estaba siendo
castigado y crucificado, Su rostro fue escupido (Isaías 50.6) y ridiculizado
(Lucas 23.35-36).
Guillermo Maldonado. ¿Por qué creer en Jesús? Poder. Primera edición.2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 89 - 93
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