sábado, 26 de octubre de 2019

EL GRAN INTERCAMBIO. ParteII

Jesús dijo a un lado sus tributos divinos para convertirse en humano.
   Es sorprendente advertir que el Hijo de Dios se humilló a Sí mismo para confiar solamente en los recursos humanos, con una total dependencia de Dios el Padre y el poder del Espíritu Santo. Él hizo esto para identificarse realmente con los seres humanos en todas las cosas, y demostrarnos cómo debemos amar y servirle al Padre. ¡Es aún más notable que Jesús muriera por nosotros!

   Cristo Jesús… siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa ha que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y la muerte en la cruz. (Filipenses 2.5-8)

Jesús experimentó todo lo que nosotros experimentamos.
   Jesús sabe lo que es ser humano, por tanto, Él entiende todo lo que usted está pasando ahora mismo. Pero además Él sabe  bien lo que le costó salvarlo, sanarlo y liberarlo, y cómo ahora todas sus provisiones están disponibles para usted. Por consiguiente, sólo él puede ofrecerle las soluciones a sus necesidades y problemas. Examinemos algunas formas en las que Jesús experimentó lo que nosotros vivimos.

1-. Él vivió en un mundo caído.
   Al comienzo de la historia de la humanidad, los primeros seres no tenían pecados, y vivían en el jardín del Edén, en la presencia y la gloria de Dios. Sin embargo, Jesús vino al mundo cuando los seres humanos y la tierra física habían está sufriendo las consecuencias de la humanidad caída por miles de años. Él nació en condiciones humanas que incluían dolor, crueldad, decadencia, enfermedad, tristeza y muerte.

2-.Él vivió bajo las leyes y condiciones físicas.
   Jesús vino a este mundo como todos nosotros- como un bebé- El sostuvo un cuerpo físico, y creció de la infancia a la adultez. Supo de limitaciones físicas como la fatiga (Marcos 6.31, Juan 4.36) Estaba familiarizado con las necesidades físicas básicas como el hambre y la sed (Juan 4.7-8, Mateo 14.13-21). Además, se sujeto a todas las leyes del mundo físico, tales como la ley de la gravedad, las leyes de movimiento y más. También fue afectado por la influencia de  su entorno físico, algunas tan terribles como las peligrosas tormentas en el mar (Mateo 8.23-27).

3-. Él vivió bajo autoridad, como Dios y hombre.
   A pesar de que Jesús fue Dios, Él voluntariamente se sometió no sólo a las leyes físicas de nuestro mundo, sino también a la autoridad divina y humana. Por ejemplo, Él obedeció a sus padres incluso cuando ellos no lo entendieron (Lucas 2.41-52, Juan 2.1-11). Reconoció en los gobernantes humanos un poder entregado por Dios (Mateo 17.24-27; Marcos 12.13-17; Juan 19.10-11). Además, cumplió con toda la justicia y las leyes de Dios (Mateo 3.13-16) y cedió por completo a la voluntad del Padre (Juan 4.31-34; Mateo 26.39).

4-. Él sintió emociones humanas.
   Experimentar emociones es algo natural del ser humano. Una de las más fuertes emociones que podemos sentir es la ira. En verdad, enojarse no es pecado. La Escritura dice, “Si se enojan, no pequen. No dejen que el sol se ponga estando aún enojados”(Efesios 4.26).

   Hay algo que se conoce como ira justa, por ejemplo, cuando vemos gente siendo tratada injustamente o sin misericordia. Es sólo cuando canalizamos nuestra ira hacia actitudes y hábitos destructivos, como la amargura de corazón o actos de venganza, que cruzamos la línea hacia el pecado.

   Jesús mismo se enojo por la hipocresía de la gente, sobre todo cuando lastimaban a otros (Mateo 23.13-15). También se enojó antes la injusticia. Por ejemplo, Él expulsó a los cambistas del templo, ya que estaban convirtiéndolo en un mercado, sólo para obtener ganancias del pueblo (Juan 2.14-16)

   Jesús también experimentó tristeza y angustia cuando su amigo Lázaro murió, Jesús se afligió y lloró (Juan 11.32-36), pese a eso no tardó en levantar a Lázaro de entre los muertos (Juan 11.38-44) En el huerto de Getsemaní, Él estaba profundamente turbado porque estaba a punto de entregar su alma a la muerte espiritual y la separación de Dios, y Su cuerpo al más sangriento de las sacrificios (Mateo 26.37-38)
   Cada emoción que un ser humano siente, Jesús la sintió.

5-. Él fue tentado.
   Jesús supo lo que era ser tentado a hacer lo malo con fines de auto gratificación o para eludir la responsabilidad. Al comienzo de su ministerio, después de ayunar cuarenta días en el desierto, Jesús soportó tres fuertes tentaciones del diablo (Lucas 4.1-12). Sin embargo, Él nunca le dio cabida a esas tentaciones; él venció cada una apoyado en la verdad de la palabra de Dios (Lucas 4. 3-13) y en el poder del espíritu de Dios (Lucas 4.14) También experimentó la tentación del diablo en otras ocasiones (Lucas 4.13) Por eso, las escrituras nos dicen que “No tenemos un sumo sacerdote que no pueda comparecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo, según nuestra semejanza, pero sin pecado (Hebreos 4.26).

6-. El conoció el sufrimiento y el dolor humano.
   Debido a que Jesús tuvo un cuerpo humano y vivió entre otros seres humanos. Él se identificó plenamente con el dólar que los humanos sentíamos. La Escritura que dice que “él fue varón de dolores, experimentado en quebranto (Isaac 53.3) Con frecuencia Jesús fue movido por la compasión cuando veía gente enferma, entonces él la sanaba (Mateo 9.35-36; 14.14) Cuando encontró a una viuda enterrando a su único hijo, él se solidarizó con el profundo dolor de su congoja y levanto al muchacho de entre los muertos (Lucas 7.11-15)

   Jesús mismo experimentó profundo dolor y sufrimiento cuando fue físicamente torturado y crucificado: Él fue azotado severamente (Marcos 15.15), le arrancaron la barba (Isaías 50.6), tuvo una corona de espinas punzándole la cabeza (Juan 9.2), y fue sometido a otros abusos físicos antes de sufrir la atroz muerte en la cruz.

7-. Él fue incomprendido, rechazado y traicionado.
   Tal como dijimos antes, la propia familia de Jesús no le comprendió (Juan 7.3-5; Lucas 2.41-52; Juan 2. 1-11) También fue rechazado por la gente de su propio pueblo hasta que punto que incluso ellos trataron de matarlo (Lucas 4.16-30) Fue rechazado por las autoridades religiosas de su tiempo (Mateo 26.3-4; Juan 8.37-47) y por mucha gente que alguna vez lo había seguido (Juan 6.60-66)  Fue entregado a las autoridades por uno de los discípulos de su círculo más intimo (Mateo 26.14-16; 45.38) Y cuando los soldados vinieron para llevárselo a juicio, el resto de sus más cercanos discípulos lo abandonaron (Mateo 25.55-56) Incluso, mientras estaba siendo castigado y crucificado, Su rostro fue escupido (Isaías 50.6) y ridiculizado (Lucas 23.35-36).

Guillermo Maldonado. ¿Por qué creer en Jesús? Poder. Primera edición.2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 89 - 93

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