UN MENTIROSO, LADRÓN,
ASESINO.
El diablo es un mentiroso y un ladrón. Desde
el día de nuestro nacimiento, se ha dedicado a robarnos cada bendición que Dios
tiene para nuestras vidas. Los blancos favoritos que quiere destruir son las
bendiciones de la inocencia, la paz, el gozo, la salud, la armonía familiar y
conyugal, la juventud, el tiempo, la prosperidad, y la adoración al Dios
verdadero. El diablo desea esclavizarnos, y a menudo lo hace engañándonos y
animándonos a seguir pecando.
Una de las tácticas de Satanás es tentarnos
en las áreas en las que somos o estamos débiles, para que caigamos por nuestra
propia elección en sus trampas. Sus estrategias son sutiles, y ya que
usualmente no lo vemos venir, a menudo no sabemos cómo, dónde, o a través de
quién va a ejecutar sus planes.
El diablo también es un asesino. Busca
quitarnos la vida en todas sus formas –
espiritual, emocional, mental, física, y así sucesivamente- . Se empeña en
matar nuestros sueños y proyectos, en arruinar los propósitos de Dios para
nosotros. Además, su meta es remover personas de este mundo antes que puedan
descubrir una vida nueva en Dios y cumplir el propósito por el cual fueron
creados. Mata a la gente físicamente ocasionándoles enfermedades, accidentes, y
las peores presiones de la vida. Yo creo que su influencia está escondida
detrás de cada persona que comete suicidio, infanticidio, aborto, parricidio
(asesinar a los padres), genocidio y cualquier otro tipo de asesinato.
Willie-Mae Hood es una mujer que experimentó
el poder de Jesús para vencer a Satanás, después que el diablo intentó
destruirla físicamente. Por dos años, ella padeció una enfermedad llamada
fibrosis pulmonar (la cicatrización del tejido pulmonar). A causa de esta
enfermedad, ella tenía dificultad para respirar y era incapaz de caminar por
largos períodos de tiempo, por lo que requería ayuda y mucho descanso.
Su situación se tornó extrema un día que
trató de subir unas escaleras, pero no pudo recobrar el aliento y tuvo que ser
hospitalizada. Esa noche, los doctores le dijeron que necesitaría estar
conectada a un tanque de oxígeno por el resto de su vida. Willie-Mae respondió,
“¡De ninguna manera! Jesús no hizo esto. ¡Satanás, quita tus manos de lo que le
pertenece a Dios!” Durante un tiempo de ayuno y oración en nuestra iglesia,
ella y su hija declararon que ella recibiría nuevos pulmones, y un nuevo
corazón, porque éste también había sido afectado por la enfermedad.
Cuando el tiempo de oración y ayuno terminó,
tuvimos un servicio especial en la iglesia en el que Willie-Mae y su hija
esperaban ansiosamente el cumplimiento de su milagro. Pasaron al altar, donde
Willie-Mae recibió oración. Ella sintió la presencia de Dios y dijo, “es como
si vida estuviera fluyendo a través de mí”. En ese instante se llenó de fe; se
quitó la máscara de oxígeno y empezó a caminar y respirar libremente.
Willie-Mae gritaba “¡Jesús vive!”. Él le había creado nuevos pulmones y un nuevo corazón. Toda la congregación explotó
en celebración al ser testigos de este sorprendente milagro. Jesús nos da vida
en abundancia, pero el diablo quiere robarnos, matarnos, y destruirnos.
La campaña destructiva de Satanás contra los
seres humanos va aún más allá de la muerte física. Él quiere arrasar con los
seres humanos por la eternidad. Jesús dijo, “no teman a los que matan el cuerpo
pero no puede matar el alma. Teman más bien al que puede destruir el alma y el
cuerpo en el infierno (Mateo 10.28)
El diablo odia a los seres humanos porque
tenemos dos (2) cosas que él no tiene: (1) el derecho legal para ejercer
dominio sobre la tierra, el cual Dios nos dio en la creación (Génesis 1.26,28)
, y (2) nuestra capacidad de adorar a Dios. Satanás quiere tomar el control de
la tierra completamente, y sobre todo, desea que lo adoremos a él. Cada vez que
pecamos, le concedemos al diablo el derecho de operar en este mundo a través de
nosotros. Y cada vez que nos rebelamos contra Dios y nos alejamos de Cristo –
escogiendo un propósito alternativo de vida como el amor al dinero, la
inmoralidad, el crimen, u otras metas egoístas – estamos, en efecto,
ofreciéndole al diablo nuestra adoración.
No podemos permitirle al diablo que siga
engañándonos. No hay una “zona neutral”. O estamos con Cristo o estamos con
Satanás. “El que practica el pecado es el diablo, porque el diablo ha estado
pecando desde el principio. El hijo de Dios fue enviado precisamente para
destruir las obras del diablo (1Juan 3.8)
UNA SALIDA.
Usted ya no tiene que vivir más como uno que
ha sido condenado a la desesperanza y la muerte. Sólo hay una forma de escapar
al pecado, la enfermedad, la muerte, y
el infierno: ¡Recibiendo a Jesús!
Un joven de nombre Chrissy recibió
liberación y una nueva vida en Jesús después que el diablo trató de destruir su
vida emocional, mental, espiritual y físicamente.
“Mi historia es dura. Mi padre me rechazó al
nacer, y mi mamá me abandonó cuando tenía tres años. Para ese entonces mi padre
estaba en la cárcel, así que mi abuela me crió. Cuando tenía seis años, fui
violada, y ese incidente marcó mi vida de manera negativa.
“Cuando mi padre salió de la prisión, me
mudé con él, pero se me hizo muy difícil adaptarme a él. Empecé a buscar
maneras de escapar a través de las drogas, los cigarrillos, y relaciones que
eran tanto física como sexualmente abusivas. A los dieciséis, vivía en la
calle, vendiendo y usando drogas. Me quedaba en la casa de personas que vendían
droga y practicaban el lesbianismo, y estaba siempre al borde de sufrir una
sobredosis. A los dieciocho, me contagié de una enfermedad de transmisión
sexual. Me sentía como una muerta viviente.
“desesperada, clamé a Dios y le pedí que me
guiara a una buena iglesia. Esa misma semana, alguien me habló del ministerio
El Rey Jesús. Fui a una reunión de jóvenes ahí, y, por primera vez, sentí el
amor y la presencia de Dios. Después asistí a un retiro que se enfocaba en
lidiar con adicciones, sanidad interior del alma, y maldiciones generacionales.
Allí, sentí que el poder de Jesús me estaba liberando de todo el rechazo, la
soledad, el abandono, la inmoralidad, la falta de amor y la auto-destrucción en
la que estaba viviendo. Perdoné a mis padres por el abandono, y me perdone a mi
misma por todas las cosas malas que yo misma me hice.
“Hoy, tengo paz en mi corazón y una vida
nueva. Ahora, la única cosa que quiero es que otros reciban lo mismo que yo
recibí de Jesús, porque sé que hay muchas personas sufriendo como yo sufrí, sin
encontrar una solución en nada ni en nadie. El Único que puede transformar su
vida es Jesús, el Hijo de Dios”.
¿Porqué creer en Jesús? Porque él murió para
salvarnos de un castigo sin fin, y de estar separados de Dios. Porque él
resucitó de entre los muertos para darle una nueva vida a la tierra, así como
una existencia eterna en él.
Nuestra muerte física es un hecho inevitable
sobre el cual no tenemos ningún control. Es por eso que debemos estar seguros
de habernos conciliado con Dios el Padre a través de Jesucristo, y de
permanecer alineados con él. No debemos permitir que nuestros corazones se
endurezcan, o permitir que regresemos poco a poco a un estilo de vida de
pecado, porque no sabemos cuándo o cómo
la muerte llegará a nosotros.
Hoy, usted puede hacer que el sacrificio de
Jesús sea efectivo en su vida, y saber
que tiene vida eterna con Dios, repitiendo la siguiente oración. Hágala con
todo su corazón y en voz alta.
Padre Celestial, yo reconozco que soy un
pecador y que mi pecado me separa de Ti.
Creo que Jesús murió en la cruz por mí y que El resucitó de entre los
muertos. Confieso con mi boca que Jesús es el Señor. Me arrepiento de todos mis
pecados, y rompo toda conexión que –voluntaria o involuntariamente- he hecho
con el pecado y con el diablo. Hoy tomo la decisión de seguirte a Ti. Jesús, te
pido que entres a mi corazón y transforme mi vida. Rechazo todos los
pensamientos y comportamiento que no reflejan la naturaleza de Dios, y te pido
que me ayudes a caminar los caminos de Dios por tu gracia y poder a través del
Espíritu Santo. Gracias por salvarme, liberarme del pecado y la muerte eterna,
y por darme vida eterna contigo. ¡Amén!
Guillermo
Maldonado. ¿Por qué creer en Jesús? Poder.
Primera edición.2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 79 - 84