En Dios, todo se hace por un propósito. No hay nada que Dios cree, imparta o nos dé sin que tenga un propósito en esta tierra o en la eternidad. Con lo que hemos visto ahora, a través de los capítulos anteriores, sabemos que la autoridad dada por Dios tiene un propósito eterno que se ejerce en la tierra. Aquí es donde se libra la batalla entre el Reino de Dios y el reino de su enemigo; entre el reino de la luz y el reino de las tinieblas. Dios creó a Adán y le dio autoridad sobre la creación para tomar dominio en la tierra; Adán perdió esa autoridad y quedó preso de maldición, esclavitud al pecado y a Satanás. Entonces, vino a mi Cristo y por su obra en la cruz, recuperó esa autoridad y la entregó a la iglesia, para que volviera a poner a Satanás bajo sus pies y manifestara el poder sobrenatural de Dios a la humanidad.
Sin la autoridad que Jesús recuperó, todo
ejercicio del poder sobre el diablo era ilegal. El enemigo sabía eso; y
desafiaba constantemente al pueblo de Dios. Sabía que el ser humano no tenía
autoridad sobre él. Hoy por hoy, con la obra de Cristo y el empoderamiento del
Espíritu Santo, lo único que le falta a la iglesia es la revelación de esa
autoridad y de su posición en el ámbito espiritual. Si vivimos en derrota en
algún área de nuestra vida, es porque no hemos recibido la revelación de quiénes
somos y qué podemos hacer.
¿Quién
puede ejercer autoridad espiritual? Creo que la respuesta a esta pregunta es
clave para todo creyente que tiene dudas acerca de que si puede o no ejercer
autoridad, y cómo, cuándo, y dónde la puede ejercer. La respuesta es clara y
sencilla. Cada creyente nacido de nuevo que esté bajo sumisión a Dios y a la
autoridad delegada puede ejercer la autoridad que Cristo le delegó a la iglesia
sobre el diablo, sus demonios, sus obras, las enfermedades, la pobreza y todo
lo que afecte el territorio que Dios le ha asignado, porque todos somos los
representantes de la ley y del gobierno de Dios.
1-.El propósito principal de la autoridad es ejercer el poder sobrenatural de manera legal.
“De cierto os digo: Entre los que nacen de
mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño
en el reino de los cielos, mayor es que él” (Mateo 11.11).
En el ámbito de la
autoridad, el creyente representa a Dios y a su gobierno. Y Mateo 11 . 12 sigue
diciendo: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los
cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. El original griego dice
“…el reino de los cielos ha sido administrado por la fuerza y los que están en
gobierno o en poder lo controlan”. Es decir, la llave es para los que están en
el gobierno. Éstos son los que tienen la llave para atar y desatar (Mateo
16.19). La palabra “atar” significa restringir, arrestar, cerrar, ligar,
prohibir, declarar ilegal o ilegítimo, impropio. “Desatar” significa desligar,
liberar, soltar, deshacer, permitir, dar permiso a que opere, desamarrar,
declarar algo legítimo o legal, declarar algo propio, abrir, quitar. No se
queje de las circunstancias. Dios ésta en control a través de usted. Lo que
usted permita sucederá y lo que no permita no sucederá, porque Dios le ha dado
la autoridad de atar y desatar desde una posición de gobierno espiritual.
Cuando el enemigo no ve gobierno reta su autoridad. ¿Será por eso que usted le
ordena que se vaya de
su negocio, familia, hijo y no se va? Ponga en orden el área de su dominio
(hogar, familia, negocio, finanzas, ministerio, iglesia- si ha sido enviado-),
y entonces comience a atar al enemigo en las áreas que están siendo atacadas.
En salmos 8. 4-6, el salmista revela: “¿Qué
es el hombre, para que tenga de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo
visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de
honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo
de sus pies”. Ésta es una de las declaraciones más poderosas que leemos en las
Escrituras; nos narra cómo y por qué fue creado el hombre y con qué autoridad
fue puesto en esta tierra. La intención original de Dios fue duplicarse a sí
mismo en el hombre. En la Creación, el orden de autoridad fue Dios, el hombre y
los ángeles. La versión original dice “…Lo creo un poco menor que Elohim, (uno
de los nombres de Dios)”. Los ángeles nunca fueron hechos para estar por encima
del hombre sino para servirlo. “¿No son todos espíritus ministradores, enviados
para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?(Hebreos 1.14).
Cristo, en la cruz venció la muerte, la
enfermedad, el pecado, la pobreza, el diablo, la opresión, las ataduras, el
mundo, a satanás y sus demonios; y sobre todo eso, nos dio autoridad. Ahora
usted tiene que tomar esa autoridad. La autoridad es algo que se toma; si usted
no la toma, la gente, el diablo, las circunstancias tomará el dominio sobre
usted. Y será así, una y otra vez, en una y otra situación, hasta que diga
¡basta ya! Mientras usted no se canse, no tomará la autoridad. ¿Cuál será su
decisión hoy, después de leer esto?¿Tomará autoridad sobre esa enfermedad ahora
mismo? ¿Se decidirá a tomar autoridad sobre esa opresión? Tome autoridad sobre esas
circunstancias que le están arruinando la vida; tome autoridad sobre todo
espíritu inmundo que está destruyendo su familia y ordéneles que se vayan.
¡Ordénele a ese monte que se mueva en el nombre de Jesús!
2-.
En el Reino, todo acto de Poder y Autoridad tiene el propósito de establecer
orden.
Nuestro Rey, Jesús, trae orden en todas las
áreas de la vida: Cuerpo, mente, emociones, finanzas, familia, etcétera. El
requisito para que el Reino venga es el orden. Cuando no lo hay, el Reino no
viene, y por esa causa necesitamos el poder que respalda la autoridad. El orden
siempre es contrario a toda obra del diablo, porque en él todo siempre es caos y confusión.
Guillermo
Maldonado. Poder y autoridad para destruir las obras del diablo.
Primera edición.Octubre2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 54- 57
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