miércoles, 25 de mayo de 2016

PRINCIPIOS, CONCEPTOS Y REVELACIONES PARA FLUIR EN LO SOBRENATURAL. Parte III

 ¿QUÉ ES UNA ATMÓSFERA?

   Una atmósfera es la capa de aire que rodea la tierra, o la capa gaseosa que rodea un cuerpo cualquiera. Es el ambiente que lo rodea. Una atmósfera espiritual es la nube de la presencia de Dios que nos rodea. Por ejemplo, cuando hace mucho frío en invierno, usted respira y puede ver cómo el aliento sale de su boca; puede ver la atmósfera que produce su aliento. La alabanza y la adoración producen el aliento de Dios en medio nuestro, y el aliento de Dios es vida. Tenemos que crear una atmósfera celestial para que los milagros, las sanidades y los prodigios ocurran, donde usted pueda ver lo que habla. A veces la gente está centrada en lugares donde su fe no puede trabajar. Si le sucede eso tiene que cambiar su atmósfera o ambiente. Cuando Jesús se alejó de Nazaret no lo hizo para probar ninguna teología, ni para demostrar que era el Hijo de Dios o el profeta de moda. Él se fue porque esa atmósfera no era la correcta. Muchas personas están muriendo en un lugar donde no existe nada sobrenatural, donde no está ni la vida ni la presencia ni el poder de Dios, porque no se genera ninguna atmósfera divina. No hay oración ni hay intercesión; tampoco hay una alabanza y adoración suficientemente alta que edifique el tabernáculo para que Dios habite. Yo lo he vivido; por eso contraté músicos profesionales y llenos del Espíritu Santo, a tiempo completo, para enseñarles a manifestar la presencia de Dios y que puedan fluir conmigo. Hoy por hoy no sólo lo hacen en nuestra iglesia; sino que dondequiera que vamos ellos saben edificar una atmósfera de Su presencia y como resultado los milagros siempre ocurren. La adoración establece la atmósfera divina en la tierra.
 
   Desde la perspectiva de Dios todo en la tierra está estancado debido a la caída del hombre. En el principio, el cielo y la tierra estaban juntos pero cuando el hombre pecó, hubo una separación, un distanciamiento. En este ámbito natural ya no está la gloria de Dios manifestada. La única manera de traerla es a través de nuestra alabanza y adoración. Entender esto nos lleva a saber que no podemos apurar la alabanza y la adoración en el servicio. Su duración dependerá del lugar. Si la atmósfera del lugar es dura tomará más tiempo edificar ese trono. Cuando no es tan dura se puede ir directo a la adoración.

   Hay tres revelaciones importantes acerca de una atmósfera:

• Tenemos que percibir o discernir la atmósfera de un lugar.

• Tenemos que desatar y declarar lo que hay en la atmósfera.

 • Debemos tomar y recibir lo que se desata de esa atmósfera.

   En una oportunidad estaba en una cruzada en México, y cuando me entregaron la plataforma, percibí la atmósfera muy dura. Se podía sentir la sequedad; dicho sea de paso, ésa es la razón por la cual llevo mis músicos a las naciones. Así que comenzamos a alabar a Dios y después entramos en adoración; de repente, toda la atmósfera cambio. La gente que antes estaba dura y no levantaba las manos, en seguida que se manifestó la presencia de Dios, lloraba quebrantada. Muchas veces no sólo se trata de edificarla sino de discernir qué tipo de atmósfera es; si es para milagros, para sanidades, para liberación o para algo distinto. Cuando discernimos la atmósfera, el siguiente paso es declarar y hablar desde esa atmósfera, para que suceda lo que ésta trae. Todo lo que declaremos en ese momento, sucederá. En el siguiente testimonio veamos cómo podemos discernir la atmósfera y cómo Dios obra milagros a Su voluntad:

   Durante la misma reunión en México que comenté en el testimonio anterior, Dios me mostró que había entre los presentes mucha gente con problemas en los huesos. Así que hice ese llamado. En verdad habían personas a quienes les faltaban huesos en alguna parte de su cuerpo. Muchos vinieron cojeando, con muletas y en silla de ruedas; otros vinieron con tornillos en sus huesos. Como la atmósfera estaba lista, declaré y desaté lo que había en esa atmósfera y empecé a orar por la gente. Oré específicamente por las condiciones que el Señor me había señalado. Discerní de qué atmósfera se trataba. Entre tanta gente que se sanó, estaba una mujer a quien sus amigos apodaban "la coja", porque le faltaba una pulgada de hueso en la cadera y caminaba lentamente y balanceándose, además le faltaba una porción de músculo en la misma zona. ¡Dios se glorificó ese día! Llenó su cadera de músculo y le creó el hueso que faltaba. La mujer comenzó a saltar y caminar sin cojear, como si llevara prisa. No paraba de darle gracias al Señor. ¡Dios lo hizo una vez más!

   Para resumir estos principios, recordemos que la acción de gracias sienta las bases para edificar el trono de alabanza y adoración donde Dios se sentará. La alabanza es proclamar los poderosos hechos de Dios y la adoración es declarar quién es Él, todo lo cual involucra una actitud del alma, el espíritu y el cuerpo. Así se edifica el trono para que Dios se siente y que Su atmósfera se manifieste, de modo que podamos declarar lo que Él está diciendo y haciendo en ese momento único. Éstos son principios muy poderosos para fluir en el poder sobrenatural de Dios, que se generan desde el sacerdocio del altar y una mayordomía efectiva del poder y la unción de Dios. Pero hay otros que están relacionados con el pueblo que va a recibir los milagros.

6. Entender la ley de la respuesta.

   Muchos cristianos han visto excesos de lo sobrenatural y reaccionan al error, por lo general, produciendo más error. Cuando respondemos a la verdad siempre ganamos sobre aquellos que reaccionan al error. Tenemos que responder al poder sobrenatural sin miedo. A veces, los cristianos tratan de buscar un terreno neutral, donde siguen creyendo en Dios pero no se arriesgan a tomar un paso de fe, sin darse cuenta que de esa manera no son útiles a Dios ni bendicen a la gente, y aun más, no representan ninguna amenaza para el enemigo. Hoy en día los predicadores tenemos que motivar a la gente para que responda a lo que Dios está haciendo; muchos no saben cómo hacerlo ni que tienen que hacerlo. Existe una traba religiosa que nos lleva a pensar que cualquier reacción tiene que ver con lo emocional, pero no podemos quedarnos rígidos sin hacer nada; tenemos que alabar y adorar a Dios. Él quiere ser celebrado, no tolerado. Dios debe ser amado, Su gloria debe ser anhelada y Su poder recibido. Seremos juzgados por nuestra falta de respuesta ante la presencia de Dios y Su poder .
 Bibliografia.
Guillermo Maldonado. Como caminar en el poder sobrenatural de Dios. Editorial Whitaker House. Miami 2011. Pag. 220 a la 224.

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