EL UJIER O SERVIDOR.
Se llamaba ujier a un tipo de criado de palacio que correspondía a portero, del que había varias clases según su
ocupación. Antiguamente, se distinguían los siguientes tipos de ujier:
-. Ujier de cámara. El criado del rey que asistía en la antecámara para cuidar la puerta y de que sólo entraran las personas que debían entrar por sus oficios o motivos.
-. Ujier de saleta. Criado del rey que asistía en la pieza más
afuera de la antecámara, que llamaban saleta, para cuidar de impedir la
entrada a los que no debían entrar.
-. Ujier de sala o ujier de vianda. Criado de palacio que tenía a su cargo el acompañar el cubierto y copa desde la panetería y cava y después la vianda desde la cocina.
La responsabilidad del ujier comienza antes de la predica. Como
responsables de guardar las puertas de la Casa de Dios, deben ser
puntuales y tendrán la responsabilidad de abrir las puertas del local de
la iglesia con antelación suficiente a la hora de comienzo del culto y
de cerrarlas una vez concluído el mismo y después de adecentar y ordenar
el local.
LAS FUNCIONES DEL UJIER.
1-. Concentrarse en las personas. Como las personas se habitúan a sentarse siempre en el mismo lugar, el ujier debe aprender esos hábitos.
Dirigir con destreza a las personas a sentarse en sus lugares de
costumbre les indicará el conocimiento del ujier. Sentar a los
visitantes cerca de los asistentes regulares con una palabra de
presentación es de gran ayuda para los que asisten por primera vez. Para
acomodar a las personas en orden,
es preciso saber dónde quedan asientos vacíos, y para ello hay que
estar pendiente, sobre todo cuando la iglesia ya comienza a estar
bastante llena. El ujier debe ser atento y respetuoso con las personas. Parte de la concentración requerida en el ujier debe ir encaminada a memorizar los nombres de las personas y dirigirse a ellas por su nombre propio.
2-. Concentrarse en la predica. Un buen ujier sabe concentrarse a la vez en las personas a las que está atendiendo y en la predica. No
permanece pasivo, sino que se suma también a la adoración. Sin embargo,
el ujier debe estar muy atento a todo lo que sucede durante la predica y con
las personas, por lo que no debe cerrar los ojos. El líder de ujieres tiene la
responsabilidad de adiestrar a los ujieres, darle las instrucciones
oportunas antes durante y después de la predica. Cada ujier debe conocer la dinámica y el orden habitual de las predicas, así como el programa de las reuniones y predicas especiales. Cada ujier debe conocer su posición y su misión concreta en cada parte de la predica,
de acuerdo a lo que el líder de ujieres le haya indicado, hasta el más
mínimo detalle y debe favorecer y animar con su ejemplo a que todo el
mundo respete los momentos de quietud y reverencia en la reunión. Por
ejemplo:
Adoración. En esos momentos preciosos de quietud reverente, todo lo que un ujier haga debe ayudar a favorecer ese ambiente. No debe estar distraído ni hacer ruido ni nada que pueda distraer a los presentes.
Llamamiento. Cuando el pastor está haciendo un llamamiento, ya sea a recibir a Cristo o para creyentes, el ujier no debe estar distraído. Debe colaborar con el pastor a mantener la atención de la congregación.
Ministración. Una vez hecho el llamamiento, los ujieres estarán atentos para hacer sitio cerca de la plataforma, plegando y apartando un cierto número de sillas,
con el fin de que las personas puedan pasar y ser ministrados con orden
y sin que haya apelotonamiento. Una actitud de piadosa atención de
parte de los ujieres es una ayuda para la invitación. Además, deben
ayudar a las personas a “pasar al frente” para que se ore por ellas. Es
muy importante que algún ujier quede pendiente de las personas que no
pasaron al frente y les ayuden a mantenerse en actitud de oración y
reverencia, no simplemente de meros espectadores.
Los ujieres han de permanecer muy atentos durante la ministración, pues su papel es relevante: Deben situarse detrás de las personas que están siendo ministradas
para evitar que la persona pudiera caer libremente al suelo y
golpearse. Si hubiera alguna manifestación de desorden mientras se
ministra, ayudarán al traslado de la persona a otra parte del local para tratar con la persona en privado.
Predicación de la Palabra. Aunque las obligaciones de los ujieres continúan durante todo el culto, es bueno que participen del mensaje escuchando con atención.
Como siempre con atención al culto y a las personas. Los ujieres se
preocuparán de que el predicador y en algunos casos, el intérprete,
tengan un vaso de agua en el púlpito.
Traslado de niños a la Escuela Dominical. Los ujieres prestarán su ayuda para que al terminar el tiempo de alabanza, el paso de los niños a la Escuela Dominical se haga rápida y silenciosamente.
Dirección del culto. Los ujieres se preocuparán de que el que dirige la predica tenga un vaso de agua en el púlpito.
Además, estarán atentos a sus indicaciones y le prestarán ayuda cuando
se requiera. Durante el tiempo de alabanza si alguien ha llegado tarde,
los ujieres discretamente les ayudarán a encontrar asiento para no distraer el orden de la predica.
Ofrenda. La ofrenda es una forma más de adoración y
expresa, junto con los diezmos, la más tangible indicación de compromiso
de los miembros con el Señor. Los ujieres son los encargados de tener
listos los cestos de ofrenda, de asegurar que no faltan “sobres de
diezmos y ofrendas”, de recoger y contar la ofrenda en cada predica, así como de entregársela al Tesorero de la iglesia.
Momentos de meditación. En los momentos antes o después del mensaje en que el pastor pida a la congregación inclinar la cabeza en reverente silencio, los ujieres deben permanecer también en actitud de reverencia, pero atentos al pastor por si su ayuda fuera requerida en algún momento.
Lectura de las Escrituras. Cada ujier tendrá siempre bien a mano su Biblia
(se recomienda lleven Biblias de tamaño bolsillo que facilite su
movilidad) y servirá de ejemplo al resto de la congregación, siguiendo
él mismo la lectura de la Palabra, permaneciendo de pie en la posición
que el líder de ujieres le hubiera indicado.
Actividades especiales en la predica. Los ujieres asistirán a los líderes en la preparación que se requiera de las actividades especiales en el culto,
como obras de teatro, mimo, coro de niños y otras en las que se
requiera el movimiento de personas y cosas, para mantener el orden.
Sonorización. Dentro del grupo de ujieres habrá una o más personas que han sido adiestradas en el uso y funcionamiento del material de sonido y en la asistencia a colocación de micrófonos e instrumentos, poniendo especial atención y cuidado al tender los cables de conexión para que nadie pueda tropezar.
El ujier debe disfrutar de la predica, aunque esté pendiente de lo que
sucede alrededor. Los ujieres no deben tomar su función como pretexto
para juntarse en la parte de atrás del templo y ponerse a hablar durante la predica. No hay justificación alguna para esto. El líder de ujieres es
responsable de haberse reunido con los hermanos ujieres, habiendo
planificado previamente lo que cada uno debe hacer y sus
responsabilidades durante la reunión. El ujier de una iglesia que se
concentra en lo que está sucediendo en el culto y en el porqué,
realizará un trabajo más eficaz y será ministrado personalmente en el
propio culto. Servir de ujier no significa dejar de recibir, ignorar o
ser inmunes a la presencia y la gracia de Dios. Como miembros de la
congregación tienen su necesidad espiritual y deben ser ministrados, pudiendo acudir a los llamamientos. Ésto debe hacerse de forma ordenada y coordinada con el líder de ujieres.
3-. Concentrarse en sí mismo. El
concepto de prestarse atención a sí mismo puede parecer repulsivo, pero
el respeto personal y el estar seguro de uno mismo, son virtudes
admirables. El ujier que se concentra en las personas y en el culto,
hallará fácil concentrarse en su propia relación con las dos anteriores.
Para que esto pueda entenderse mejor, os indicamos a continuación una
lista de cosas que un ujier debe verificar en sí mismo:
a-. Su aseo personal.
b-. Su tarea.
c-. Su actitud.
¿QUÉ NO DEBE HACER JAMÁS EL UJIER?
1-. Distraerse.
2-. Olvidar el orden de la apredica.
3-. Pasar detalles convenidos.
4-. Pasar por alto las necesidades de las personas.
CONSEJO PARA LOS UJIERES.
No cuesta demasiado decir: “¡Hola!”.
Una sonrisa de bienvenida -”Bienvenido a nuestra iglesia. Le agradecemos su visita. Nos gustaría que disfrute de LA PREDICA de hoy”-
le puede dar tanta seguridad a un visitante como una cuerda salvavidas a
un hombre en aguas profundas. Una palabra de presentación con uno o dos
miembros de la iglesia pueden hacer la diferencia entre la ansiedad y
la feliz adaptación de un nuevo visitante. Además, el ujier entregará a
cada persona que nos visite la “hojita de bienvenida”
para que nos indique su nombre, dirección y teléfono de contacto.
Recogerá las hojitas de bienvenida y las entregará al Líder de ujieres,
quien ya sabe lo que debe hacer con ellas (Libro de registro y
seguimiento de contactos). Los ujieres realizarán además un recuento de todos los asistentes a cada predica, diferenciando entre: Adultos, niños, visitas
LA AMABILIDAD en la conversación es algo que puede desarrollarse
por los ujieres que lo intentan. Declaraciones negativas que tienden a
juzgar y parecer críticas son lo opuesto a la amabilidad. Tampoco
utilices las bromas o los chistes, si no tienes la confianza suficiente
con una visita, ya que te pueden malinterpretar. Aquí hay algunos
ejemplos:
1. Negativo: “Imposible, usted no puede pasar ahora!” Positivo: “Permítanos un momento y le buscamos asiento”.
2. Negativo: “Llegó tarde, ahora tiene que sentarse
en la parte de atrás”. Positivo: “Como el culto ha comenzado, tenemos
un lugar para usted cerca de la parte de atrás”.
3. Negativo: ”No se puede quedar aquí por donde todos pasan”. Positivo: “¿Podría pasar para acá donde los demás no interfieran su conversación?”
4. Negativo: “A su edad, me imagino que no puede oír bien”. Positivo: “Tenemos buenos lugares en la parte de adelante donde todos pueden ver y oír mejor”.
5. Negativo: “¡Eh chicos, callaos!” Positivo: “Muchachos, por favor ¿podrían ayudarnos a mantener el orden y reverencia en el culto?”
Hay una palabra final de precaución acerca de expresar amabilidad:
Los ujieres deben tener cuidado de no colocar las manos sobre las
personas con el fin de persuadirlas o expresar familiaridad, porque
puede ser malinterpretada. Deja que la amabilidad proceda del corazón y
no de las manos.
Por ello y para finalizar, sigue el consejo de pablo que dice:“Y todo lo que hagáis,
hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres… porque a
Cristo el Señor servís” (Col 3:23, 24).