jueves, 19 de marzo de 2020

LA ORACIÓN EN EL SANTO ESPÍRITU.

   La oración es abrir el corazón o el alma a Dios en una forma sincera, sensible, y afectuosa, por medio de Cristo, con la ayuda y en el poder del Espíritu Santo, para cosas como las que Dios ha prometido, o que son conforme a la Palabra de Dios, para el bien de la Iglesia, sometiéndonos en fe a la voluntad de Dios.

   Orar por medio de Cristo, orar en unión con Cristo y orar con la ayuda y en el poder del Espíritu Santo dependen tanto uno de otro que encontrará que es imposible que nuestras oraciones puedan ser oraciones aparte de esa relación. Aunque algunas oraciones pueden ser famosas, aparte de Cristo y del Espíritu Santo, Dios las rechaza. Porque sin un abrir sincero, sensible y afectuoso del corazón a Dios, su oración será solo de labios para afuera. Si sus oraciones no son elevadas por medio de Cristo, Dios no les va aprestar atención.

   De igual manera, si sus oraciones no son presentadas con la ayuda y en el poder del Espíritu Santo, puede suceder que estéactuando como los hijos de Aarón cuando ofrecieron fuego extraño. Recuerde este doloroso incidente:

  "Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mi se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló" (Levitico. 10:1-3).

  Hablaré más sobre esto más adelante. Mientras tanto, recordemos que aquellas cosas que no son pedidas por medio de la enseñanza y ayuda del Santo Espíritu no pueden ser de ninguna manera según la voluntad de Dios.

   Pablo escribió a los Romanos: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Romanos:8.26, 27).

   Ninguna persona o iglesia en el mundo puede acudir a Dios en oración excepto mediante la ayuda del Espíritu Santo. "Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre" (Efesio. 2:18).

   Consideremos primero a la persona que está hablando, el apóstol Pablo y mediante su persona hablan también todos los demás apóstoles. Parece como si estuviera diciendo: "Nosotros los apóstoles, siervos extraordinarios de Dios, ministros edificadores, algunos de los cuales fueron llevados en el Espíritu al paraíso, no sabríamos cómo pedir", si no contáramos con la ayuda del Santo Espíritu (véase Romanos 15:16; 1 Corintios 3:10; 2 Corintios 12:4).

   Por supuesto, nadie va a pensar que Pablo y sus compañeros no eran capaces de hacer cualquier tarea para Dios como cualquier pastor, papa o prelado orgulloso. Podían haber escrito un Libro de oraciones para el pueblo tan bien como los que hoy conocemos. No estaban para nada menos capacitados en gracia o dones que cualquier papa o prelado, pero ellos decidieron no escribir un Libro de oraciones,' Pero vean lo que pasa hoy, los sabios de nuestro tiempo se sienten tan capacitados que conocen al dedillo tanto la manera
como la materia de sus oraciones. Pueden establecer una oración para cada día y escribirlas para un día determinado que vendrá dentro de veinte años. Escriben una para Navidad, otra para el domingo de Resurrección, y otras para los seis días siguientes a esas fechas. Han determinado también cuántas sílabas deben decirse en cada una de sus oraciones en sus ejercicios públicos. Ya tienen oraciones escritas para que se digan en el día de cada santo para las generaciones venideras. Algo que los mismos apóstoles no se atrevieron a hacer, no se "sintieron capaces de hacer ¡en una manera tan profunda!"

   "Pedir como conviene, no lo sabemos" la realidad de las cosas por las que deberíamos orar, tampoco conocemos los propósitos por los cuales tenemos que orar, ni tampoco el medio por el cual orar: no conocemos ninguna de estas cosas aparte de la ayuda y asistencia del Espíritu Santo. ¿Debemos orar por comunión con Dios por medio de Cristo? ¿Debemos orar por fe, por justificación por gracia. y por un corazón verdaderamente santificado? No Sabemos nada acerca de estas cosas a menos que el Espíritu nos dirija a orar por ellas. Las Escrituras declaran: "Porque ¿quién de los hombres Sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Corintos. 2:11). El apóstol habla aquí de las cosas espirituales e internas que el mundo no conoce.

ORACIÓN
   Amoroso Padre, te pido en el nombre de Jesús que envíes tu Espíritu Santo sobre mí para ungirme, llenarme, usarme, enseñarme a orar como debo. Padre celestial, nada soy limitado a mis escasos recursos humanos. Fortaléceme para poder obedecerte y llevar a cabo las tareas que me has asignado hoy. Motívame a orar más allá de cualquier oración escrita para expresarte verdaderamente mis más profundos anhelos y necesidades. Te alabo cuando tu Espíritu Santo me revela algún pecado no confesado que está bloqueando mi camino hacia una comunión más profunda contigo, y gracias por mi Salvador Cristo Jesús que está siempre dispuesto a interceder por mí. Ayúdame a ser más amoroso y más compasivo con los que necesitan mi ayuda, mi cuidado y compasión por medio de Jesucristo. Amén.
Juan Bunyan. Cómo orar en el Espíritu. Primera edición 2013. Editorial Portavoz Paginas 35-38

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