¿Cuál es la solución a la duda?
Oiga y medite la palabra de Dios. Medite continuamente en las promesas bíblicas, en las cuales a basado su petición. Sature su ambiente oyendo continuamente la Palabra de Dios, ya sea en su casa, en su carro y en todo lugar. La solución a la incredulidad es la enseñanza de la palabra de Dios. Si no duda más, sus oraciones serán contestadas.
4-. La falta de perdón.
Éste es uno de los obstáculos más grande de la oración. Hay un sinnúmero de creyentes frustrados y desanimados que están viviendo en miseria espiritual, no levantan cabeza y, como resultado, ninguna de sus peticiones son contestadas. La razón número uno de esto es la falta de perdón. Hay diferentes nombres dado a la falta de perdón, tales como: tener algo contra alguno, estar molesto, enojado contra alguien, tener algo contra alguno, sentirse herido, entre otros.
25 Y
cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que
también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros
vuestras ofensas.Marcos 11.25
¿Qué habló Jesús acerca de estar enojado o molesto contra su hermano?
22 Pero
yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable
de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable
ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al
infierno de fuego.Mateo 5.22
La biblia amplificada dice: "pero yo digo que cualquiera que continuamente esté enojado (ofendido, molesto, herido, resentido) contra su hermano, o abrigue malicia (esto es una pequeña o grande enemistad en contra de Él) será responsable de juicio". La falta de perdón, la ofensa, la molestia, la herida y el resentimiento son la guillotina de nuestras oraciones. Dios te pone contra la pared y te dice: si tú no dejas ir ese dolor, esa malicia, esa ofensa, esa herida o ese resentimiento de tu corazón, yo no te perdonó, y tampoco oigo tus oraciones; los cielos son de bronce para ti". La falta de perdón corta nuestra comunión con Dios. Él no puede oir nuestras oraciones si tenemos enojo contra alguien.
¿Por que es qué Dios no perdona nuestra falta cuando nosotros no perdonamos a otros?
Veamos lo que dice Jesús:
Veamos lo que dice Jesús:
21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. 23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 A
éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e
hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero
saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien
denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me
debes. 29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. Mateo 18.21-35
¡Hay tantas cosas importante en está narración de Jesús...! para ese tiempo, un talento era una unidad de medir que se utilizaba para medir oro. Un talento era equivalente a 75 libras aproximadamente, y 10,000 talentos eran iguales a 750,000 libras que son lo mismo que 375 toneladas. Hoy dia, el costo de una onza de oro es de 375.000 dólares aproximadamente. En el mercado de hoy, un talento de oro es igual a 450,000.00 dólares. Entonces,10,000 talentos de oro son igual a 4.5 millones de dólares. El siervo le debia a su amo 4.5 billones de dólares. Jesucristo enfatiza que su siervo tiene una deuda que nunca podrá ser pagada. Eso mismo sucedió con nosotros. Jesús pagó por nosotros una deuda que nunca hubiésemos podido pagar, Jesús canceló el acta de decretos que había en contra nuestra.
13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,14 anulando
el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz. Colocenses 2.13-14
Por otro lado, ¿qué era un denario? Un denario era aproximadamente, el salario diario de un obrero hoy día. Esto sería 52 dólares aproximadamente. Así que 100 denarios son iguales a 5.200 dólares hoy día.
Hay una diferencia entre 4.5 millones de dólares que el siervo debia a su amo y 5.200 dólares que el siervo debia al siervo. Así era la deuda de nosotros con Dios: Imposible de pagar. Cargábamos con miles de pecados, pero Dios nos lo perdonó. A lo mejor, alguién lo ha tratado mal, pero eso no se compara con lo que hemos pecado contra Dios. Miles de pecados contra unas cuantas ofensas, no son nada. La persona que no puede perdonar se le ha olvidado cuántos pecados Jesús le perdonó. Según la edad que teníamos cuando comenzamos a pecar hasta que le conocimos, así era el número de pecados que cometimos; algunos fueron 10,000, otros 15,000 ó 40,000. ¡Cómo no vamos a perdonar, aquello que nos ha ofendido veinte o treinta veces!
¿Cúal es el resultado de no perdonar?
Cuando en Mateo 18.34-35 se habla de que seremos entregado a los verdugos, se está refiriendo a los demonios y a las consecuencias, que son: la miseria, pobreza, enfermedad y depresión. Esto sucede porque nosotros mismos le hemos dado al enemigo el derecho legal para destruirnos, y ésa es otra razón por la cual nuestras oraciones no son contestadas. El ciclo de no perdonar continúa en el enojo y cuando el resentimiento aumenta, se convierte en odio. Veamos lo que dice la palabra al respecto:
8 Sin
embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en
vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya
alumbra. 9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 11 Pero
el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y
no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. 1Juan 2.8-11
14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.15 Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.1Juan 3.14-15
¿Qué hacemos cuando nos ofenden o nos hieren?
26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo. Efesios 4.26
En la biblia amplificada, por ejemplo, podemos leer lo siguiente:
Cuando te enojes, no pequéis, ni dejes que tu ira (tu ofensa, tu resentimiento, tu herida, tu molestia) dure hasta que el sol se oculte.
No deje ofensas pendientes por resolver, eso se convertirá en una amargura y despúes en odio. Si usted aborrece a alguien, camina en tinieblas y estará en miseria. Todas sus oraciones serán estorbadas. Hay muchas bendiciones de Dios que están en espera por nuestra culpa. La condición de nuestro corazón, osea, lo que sentimos acerca de las ofensas no resueltas, es lo que detiene las bendiciones de Dios, y sobre todas las cosas, sus oraciones no serán contestadas.
Para concluir, podemos decir que algunos de los obstáculos más grande de la oración son: el no pedir o pedir mal, el maltratar a nuestros cónyuges, el dar lugar a la duda y el tener falta de perdón. Tratemos de no caer en ningunas de estas faltas de perdón. Tratemos de no caer en niguna de estas faltas y nuestras oraciones serán contestadas.
Guillermo Maldonado. LA ORACIÓN.Tercera edición 2005.Editorial GM Internacional . Miami FL. Pag. 105 a la110.
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