Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su
poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente
has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra
ti. 2Cronicas 16 . 9
Dios estaba allí, en medio de
ellos. Y ¿quiénes más que ellos debieron haber comprendido eso? Conocían las
Escrituras al derecho y al revés, y Jesús se ajustaba a toda profecía mesiánica
allí escrita. Pero la insensibilidad de sus corazones no les permitió ver quién
era Él.
Los corazones de los fariseos también estaban endurecidos a las necesidades de la gente. Esa misma situación sucede todavía hoy. Sólo piense en lo que esos fariseos hacían. Ellos estaban:
Los corazones de los fariseos también estaban endurecidos a las necesidades de la gente. Esa misma situación sucede todavía hoy. Sólo piense en lo que esos fariseos hacían. Ellos estaban:
1. Criticando al ministro de
Dios.
2. Protegiendo sus
tradiciones religiosas en lugar de obedecer a la Palabra de Dios.
3. Preocupándose más por su
propio bienestar que el de sus semejantes.
¿Alguna vez ha conocido
creyentes que encajen en esa descripción? ¡Seguramente que sí! En realidad,
todos hemos hecho esas cosas en algún momento de nuestra vida.
Algunos de nosotros hemos
cometido los mismos errores que los fariseos cometieron. Hemos estado tan
concentrados en hacer y decir todas las cosas "correctas" que hemos
dejado que la ternura del amor de Dios en nuestro interior se enfríe. Sé que
eso es cierto, porque si no lo fuera, estaríamos viendo grandes manifestaciones
de Dios en nuestro medio. Estaríamos viendo el avivamiento en todo rincón.
Eso es lo que Dios anhela
hacer. Dios desea derramar su Espíritu en el poder y abundancia sobrenaturales
por medio de su Iglesia. Pero la dureza de corazón que hemos desarrollado es la
que le está deteniendo.
Si desea un derramamiento del
Espíritu Santo en su vida y la manifestación del poder de Dios en su iglesia,
examine la condición de su corazón. Si encuentra allí cualquier dureza,
arrepiéntase y pídale a Dios que lo cambie. Pídale que le dé la clase de
corazón que le permita ver el poder de Dios a su favor.
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