TODO SER HUMANO NACE
CON UNA NATURALEZA PECAMINOSA.
Algunas personas creen que porque no cometen
pecados “graves”, son personas buenas que no deberían ser calificadas como
“pecadores”. Más la biblia declara que, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios” (Romanos 3.23). La naturaleza de pecado está presente en todos los seres humanos; nacimos con ella,
y la heredamos a través de la caída de la humanidad. Entonces, el pecado es
algo que nos aqueja a todos, sin excepción. Y el pecado no está limitado a
actos extremos, tales como involucrarse en actos repetidos de obvia inmoralidad
o como matar a alguien.
Muchas personas religiosas siguen siendo
pecadoras por el hecho de que se someten sólo externamente a ciertas reglas morales. Debido a que no se
dan cuenta que necesitan rendir sus vidas a Dios, no entienden ni reflejan su
verdadera naturaleza. Permanecen el rebelión contra Él, porque nunca han tomado
la decisión apartarse de sus actividades egocéntricas para abrazar Sus caminos.
Como ya hemos visto, incluso una persona
religiosa puede enfocarse en hacer cosas que piensa que le agradan a
Dios, mientras omite la necesidad vital de recibir a Jesús y su sacrificio.
No hay nadie en la tierra que no haya
albergado alguna vez un motivo egoísta en su corazón, o que haya tenido un
pensamiento malo en contra de otra persona o que haya dicho algún tipo de
mentira. Estas son pruebas suficientes de que el pecado habita en todos
nosotros. Es imposible que alguien se abstenga de cometer pecado. Todos
necesitamos recibir a Jesús y apoyarnos en el Espíritu de Dios.
Algunos, cuando culpan a Dios por las cosas
malas que ocurren en el mundo, asumen la posición de víctimas, y olvidan asumir
la responsabilidad por su propia condición de pecado. Trágicamente, hay
multitud de víctimas inocentes de muchas clases de abuso, explotación y
crueldad en nuestro mundo. Esas personas necesitan de nuestra compasión, y
debemos buscar justicia en su nombre. Como dice la conocida frase, el pecado
incita “la inhumanidad del hombre hacia el hombre”. Sin embargo, estoy hablando
de aquellos que tratan a Dios como Si él fuera el culpable y ellos no tuvieran
culpa alguna. No se ven así mismo necesitando Su ayuda y salvación. No ven el
problema del pecado en sus propias vidas.
Además, gran parte de la psicología y
psiquiatría moderna, así como las políticas y leyes de algunas naciones, no
reconocen la realidad del pecado. En cambio, se refieren a varios tipos de
actitudes y comportamientos pecaminosos con otros términos, como “estilos de
vida alternativos” o el “derecho a elegir”. O argumentan otras razones antes la
conducta pecaminosa de la gente, tales como “enfermedad” o
“productos del medio”, tales factores pueden contribuir al problema, pero no
son su raíz o causa.
CONSECUENCIAS DEL
PECADO.
No podemos acabar con el patrón destructivo
de maldad y muerte en nuestro mundo sino lidiamos con la raíz del problema.
Cuando entendamos lo que es el pecado, cómo daña nuestras vidas y por que
destruye el mundo, valoraremos el sacrificio que Jesucristo hizo en la cruz y
en el inmenso poder que Él desató a nuestro favor por medio de su resurrección.
El pecado ofende a Dios, y su peor consecuencia es que causa
la separación entre Él y nosotros.
1-. EL PECADO, A LA
FINAL, NO SATISFACE.
Muchas personas pecan mientras persiguen el
placer y la satisfacción en sus vidas, en un esfuerzo por llenar el vacío
espiritual que hay en sus corazones. Sin embargo, algunos nunca experimentan
placer en su pecado; por el contrario, se sienten vacíos mientras pecan y
después de pecar. Y aunque algunos disfrutan el pecado cuando comienzan a
practicarlo, pronto descubren que el placer les dura poco. Después que pasa la
satisfacción inicial, a menudo la culpa y la vergüenza se establecen. El pecado
nunca puede satisfacer el vacío que genera la falta de relación con Dios, o la
necesidad de salvación que los seres humanos cargan dentro de ellos.
2-. EL PECADO HIERE A
QUIEN LO COMETE.
Cuando las personas pecan, quienes resultan
más heridos son ellos mismos; porque no sólo tienen que lidiar con las
consecuencias de sus transgresiones, sino que además continúan alineándose a sí
mismo con la muerte espiritual. “Pero los impíos son como el mar en tempestad,
que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.. No hay paz,
dijo mi Dios, para los impíos”. Isaías 57.20-21. En verdad no hay paz para el
hombre o la mujer que vive separado de Dios y su voluntad, imposibilitados de
escapar de la esclavitud del pecado.
3-. EL PECADO HIERE A
OTRAS PERSONAS.
Los pecados de las personas afectan a
aquellos que están a su alrededor, incluyendo- y a menudo especialmente- a sus
seres queridos. Usualmente, las personas pecan por razones egoístas. Cuando
piensan en involucrarse en una relación pecaminosa, por lo general no
consideran- o no les importa- los efectos que su acción tiene sobre otros. Por
ejemplo, cuando un hombre casado comete adulterio, puede que piense solamente
en el placer inmediato de esa relación, no en la forma cómo impactará a su
esposa e hijos y/o a la mujer involucrada. Las secuelas del adulterio y el divorcio
pueden ser, daño espiritual, mental y emocional, de larga duración así como
dificultades financieras y otros problemas en las vidas de quienes son
impactados por estos.
4-. EL PECADO CONDUCE
A MENUDO A MÁS- Y PEORES- PECADOS.
Debido a que el pecado produce solamente
satisfacción temporal, algunos buscan duplicar ese placer o sentimiento
momentáneo, una y otra vez, cometiendo otros actos de pecado, creando un
círculo vicioso que puede ser muy difícil de romper. Aun más, el cometer un
pecado puede despertar un apetito mayor por éste, haciendo que la persona se
degenere hasta que su comportamiento finalmente lo destruye.
5-. EL PECADO
ESCLAVIZA.
Cuando cometemos un pecado, éste se
convierte en nuestro amo. El pecado no nos sirve a nosotros; nosotros le
servimos a él. “¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para
obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea
del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia”.
Romanos 6.16. “Es más, adicionalmente a nuestros propios pecados, cargamos
“pecados generacionales” en nuestra línea sanguínea que heredamos como
consecuencia de los pecados de nuestros padres, abuelos y otros ancestros.
Nosotros no escogimos esa herencia, pero ahí
está, como una pesada carga sobre nosotros, y causa problemas inexplicables y
fracasos en nuestras vidas. Por ejemplo, si usted observa la línea familiar de
un alcohólico, frecuentemente descubrirá que uno de los padres, o un abuelo,
tío u otros parientes también fueron alcohólicos.
Yo creo que cuando la biblia menciona
iniquidad, por lo general se está refiriendo al pecado generacional.
Deuteronomio 5.8-9. No hay absolutamente nada que usted personalmente pueda
hacer para deshacerse de la iniquidad. No existe otro ser humano, o una
religión, avance médico o descubrimiento científico que pueda liberarlo de
ella. Sólo Jesús puede hacerlo. Y, a menos que lidie con ella, se transmitirá o
transferirá a sus futuras generaciones.
Guillermo
Maldonado. ¿Por qué creer en Jesús? Poder.
Primera edición.2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 52 - 56
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