domingo, 21 de julio de 2019

¿POR QUÉ HAY DOLOR Y SUFRIMIENTO EN EL MUNDO? Parte II


TODO SER HUMANO NACE CON UNA NATURALEZA PECAMINOSA.
   Algunas personas creen que porque no cometen pecados “graves”, son personas buenas que no deberían ser calificadas como “pecadores”. Más la biblia declara que, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3.23). La naturaleza de pecado está presente  en todos los seres humanos; nacimos con ella, y la heredamos a través de la caída de la humanidad. Entonces, el pecado es algo que nos aqueja a todos, sin excepción. Y el pecado no está limitado a actos extremos, tales como involucrarse en actos repetidos de obvia inmoralidad o como matar a alguien.

   Muchas personas religiosas siguen siendo pecadoras por el hecho de que se someten sólo externamente  a ciertas reglas morales. Debido a que no se dan cuenta que necesitan rendir sus vidas a Dios, no entienden ni reflejan su verdadera naturaleza. Permanecen el rebelión contra Él, porque nunca han tomado la decisión apartarse de sus actividades egocéntricas para abrazar Sus caminos. Como ya hemos visto, incluso una persona  religiosa puede enfocarse en hacer cosas que piensa que le agradan a Dios, mientras omite la necesidad vital de recibir a Jesús y su sacrificio. 
  
   No hay nadie en la tierra que no haya albergado alguna vez un motivo egoísta en su corazón, o que haya tenido un pensamiento malo en contra de otra persona o que haya dicho algún tipo de mentira. Estas son pruebas suficientes de que el pecado habita en todos nosotros. Es imposible que alguien se abstenga de cometer pecado. Todos necesitamos recibir a Jesús y apoyarnos en el Espíritu de Dios.

   Algunos, cuando culpan a Dios por las cosas malas que ocurren en el mundo, asumen la posición de víctimas, y olvidan asumir la responsabilidad por su propia condición de pecado. Trágicamente, hay multitud de víctimas inocentes de muchas clases de abuso, explotación y crueldad en nuestro mundo. Esas personas necesitan de nuestra compasión, y debemos buscar justicia en su nombre. Como dice la conocida frase, el pecado incita “la inhumanidad del hombre hacia el hombre”. Sin embargo, estoy hablando de aquellos que tratan a Dios como Si él fuera el culpable y ellos no tuvieran culpa alguna. No se ven así mismo necesitando Su ayuda y salvación. No ven el problema del pecado en sus propias vidas.

   Además, gran parte de la psicología y psiquiatría moderna, así como las políticas y leyes de algunas naciones, no reconocen la realidad del pecado. En cambio, se refieren a varios tipos de actitudes y comportamientos pecaminosos con otros términos, como “estilos de vida alternativos” o el “derecho a elegir”. O argumentan otras razones antes la conducta pecaminosa   de la gente, tales como “enfermedad” o “productos del medio”, tales factores pueden contribuir al problema, pero no son su raíz o causa.

CONSECUENCIAS DEL PECADO.
   No podemos acabar con el patrón destructivo de maldad y muerte en nuestro mundo sino lidiamos con la raíz del problema. Cuando entendamos lo que es el pecado, cómo daña nuestras vidas y por que destruye el mundo, valoraremos el sacrificio que Jesucristo hizo en la cruz y en el inmenso poder que Él desató a nuestro favor por medio  de su resurrección.
   El pecado ofende  a Dios, y su peor consecuencia es que causa la separación entre Él y nosotros.
1-. EL PECADO, A LA FINAL, NO SATISFACE.
   Muchas personas pecan mientras persiguen el placer y la satisfacción en sus vidas, en un esfuerzo por llenar el vacío espiritual que hay en sus corazones. Sin embargo, algunos nunca experimentan placer en su pecado; por el contrario, se sienten vacíos mientras pecan y después de pecar. Y aunque algunos disfrutan el pecado cuando comienzan a practicarlo, pronto descubren que el placer les dura poco. Después que pasa la satisfacción inicial, a menudo la culpa y la vergüenza se establecen. El pecado nunca puede satisfacer el vacío que genera la falta de relación con Dios, o la necesidad de salvación que los seres humanos cargan dentro de ellos.

2-. EL PECADO HIERE A QUIEN LO COMETE.
   Cuando las personas pecan, quienes resultan más heridos son ellos mismos; porque no sólo tienen que lidiar con las consecuencias de sus transgresiones, sino que además continúan alineándose a sí mismo con la muerte espiritual. “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos”. Isaías 57.20-21. En verdad no hay paz para el hombre o la mujer que vive separado de Dios y su voluntad, imposibilitados de escapar de la esclavitud del pecado.

3-. EL PECADO HIERE A OTRAS PERSONAS.
  Los pecados de las personas afectan a aquellos que están a su alrededor, incluyendo- y a menudo especialmente- a sus seres queridos. Usualmente, las personas pecan por razones egoístas. Cuando piensan en involucrarse en una relación pecaminosa, por lo general no consideran- o no les importa- los efectos que su acción tiene sobre otros. Por ejemplo, cuando un hombre casado comete adulterio, puede que piense solamente en el placer inmediato de esa relación, no en la forma cómo impactará a su esposa e hijos y/o a la mujer involucrada. Las secuelas del adulterio y el divorcio pueden ser, daño espiritual, mental y emocional, de larga duración así como dificultades financieras y otros problemas en las vidas de quienes son impactados por estos.

4-. EL PECADO CONDUCE A MENUDO A MÁS- Y PEORES- PECADOS.
   Debido a que el pecado produce solamente satisfacción temporal, algunos buscan duplicar ese placer o sentimiento momentáneo, una y otra vez, cometiendo otros actos de pecado, creando un círculo vicioso que puede ser muy difícil de romper. Aun más, el cometer un pecado puede despertar un apetito mayor por éste, haciendo que la persona se degenere hasta que su comportamiento finalmente lo destruye.

5-. EL PECADO ESCLAVIZA.
   Cuando cometemos un pecado, éste se convierte en nuestro amo. El pecado no nos sirve a nosotros; nosotros le servimos a él. “¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia”. Romanos 6.16. “Es más, adicionalmente a nuestros propios pecados, cargamos “pecados generacionales” en nuestra línea sanguínea que heredamos como consecuencia de los pecados de nuestros padres, abuelos y otros ancestros.

   Nosotros no escogimos esa herencia, pero ahí está, como una pesada carga sobre nosotros, y causa problemas inexplicables y fracasos en nuestras vidas. Por ejemplo, si usted observa la línea familiar de un alcohólico, frecuentemente descubrirá que uno de los padres, o un abuelo, tío u otros parientes también fueron alcohólicos.

   Yo creo que cuando la biblia menciona iniquidad, por lo general se está refiriendo al pecado generacional. Deuteronomio 5.8-9. No hay absolutamente nada que usted personalmente pueda hacer para deshacerse de la iniquidad. No existe otro ser humano, o una religión, avance médico o descubrimiento científico que pueda liberarlo de ella. Sólo Jesús puede hacerlo. Y, a menos que lidie con ella, se transmitirá o transferirá a sus futuras generaciones.
 Guillermo Maldonado. ¿Por qué creer en Jesús? Poder. Primera edición.2015. Editorial Ministerio internacional El Rey Jesús. Paginas 52 - 56

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