sábado, 22 de octubre de 2016

LA REVELACIÓN DE QUIEN ES EL PADRE CELESTIAL. Parte III

¿Qué efectos genera el conocer la revelación del Padre?

a-.  La revelación de la paternidad de Dios nos lleva a desarrollar una relación íntima con el Padre.
 
   Al tener la revelación de que Dios es nuestro Padre podemos acudir a su presencia con confianza, sabiendo que él nos oye y contesta nuestras peticiones. Comenzamos a desarrollar esa relación íntima, la cual lo más seguro es que no la hayamos tenido ni siquiera con nuestro padre terrenal.
«La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto». —Salmo 25:14
 
b-. La revelación del Padre nos lleva a ser verdaderos adoradores.
 

«Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren». —Juan 4:23
 
   Los verdaderos adoradores son aquellos que tienen la revelación de que son hijos y un corazón sincero hacia su Padre celestial. El hijo adora a Dios por deleite y gozo, y su anhelo es honrar a su Padre. La última tentación de Jesús tenía que ver con la adoración. Si usted logra superar las tentaciones que tienen que ver con su identidad, y la tentación con relación a la adoración, llegará a vencer al enemigo como lo hizo Jesús; vencerá la prueba del desierto para después recibir el poder de Dios.

c-. La revelación del padre nos satisface y llena por completo todo nuestro ser.
   

   Recuerde el nombre propio de Dios Padre: «EL GRAN YO SOY». Él tiene la capacidad y el deseo de convertirse en lo que usted necesita como hijo. Si necesita sanidad, entonces él es Jehová «RAFA»: «Yo soy tu sanador». Si necesita provisión, es Jehová «YIREH»: «Yo soy tu proveedor». Si necesita la victoria, es Jehová «NISSI»: «Yo soy tu bandera, tu victoria». Si necesita justicia, es Jehová «TSIDKENOU»: «Yo soy tu justicia». Si necesita paz, es Jehová «SHALOM»: «Yo soy tu paz». Dios Padre se convierte en todo lo que usted necesita. ¡Amén!

   A veces nosotros como hijos demandamos mucho de nuestros padres biológicos y espirituales, esperando que nos den amor, afirmación, un abrazo o provisión. Pero ellos no siempre pueden satisfacer todas nuestras necesidades como lo esperamos. Es ahí donde se generan los disgustos, las ofensas y las decepciones, sin entender que ellos también necesitan de lo mismo que les estamos solicitando. Es por eso que no lo pueden proveer, porque no lo tienen. Solo nuestro Padre celestial puede llenar todas nuestras expectativas de amor, pero tal cosa solo sucede cuando tenemos la revelación de que Dios es nuestro Padre celestial y de que él lo llena todo en todo. Dios Padre quiere ser su protector, quiere nutrir su alma, ser el proveedor de sus finanzas, el autor de su salvación y la de su familia, el que adiestra sus manos para la batalla, su sustentador en momentos de crisis, su defensor cuando lo atacan, su mentor en el ministerio, el que lleva la carga cuando usted ya no puede más, el que le apoya y da valor a su vida, el animador que le da palabras de aliento cuando está débil; el estabilizador de su hogar, de su vida, de su negocio; el líder, el pastor que lo lleva a delicados pastos, el que le bendice, el que le ama y cree en usted a pesar de sus defectos. El Padre celestial quiere y puede ser la única fuente de su felicidad.


¿Cuál es el clamor en el mundo hoy en día?


¡Abba! ¡Abba! ¡Abba! ¡Abba! ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! Lo cual significa: ¡Necesito un padre! Dios, el Padre celestial, quiere ser su padre; y lo será si tan solo abre su corazón y clama a él. La Biblia Amplificada lo expresa de esta manera:

 «Y por cuanto son verdaderamente sus hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba!, [¡Papito!] ¡Padre! Así que ya no eres más esclavo, sino hijo; y si hijo, entonces se entiende que eres heredero con la ayuda de Dios por medio de Cristo». —Gálatas 4:6,7
 
   Como lo mencionamos antes, este clamor lo escuchamos en todas las esferas de nuestra sociedad; en las escuelas, en las universidades, en la política, en la iglesia, en los mercados industriales, en los concilios, en las distintas denominaciones eclesiásticas, en los hogares, en todas partes. Pero, ¿por qué este clamor? Porque hay hijos buscando un padre que nunca conocieron, o buscando a un padre que estuvo en la casa, aunque ausente de sus funciones como progenitor, como si no hubiera estado. Algunos están buscando una dirección a seguir, porque no saben de dónde vienen ni hacia dónde van. Hay otros hijos que recibieron un mal ejemplo de sus padres, y ahora nos preguntamos el porqué de sus vicios. Hay hijas indefensas, abusadas por individuos con un mal corazón, hijos rechazados por la sociedad debido al color de su piel o raza. Necesitamos padres, tanto biológicos como espirituales, ya que en el ministerio también encontramos personas enceguecidas porque nunca han tenido un padre espiritual, hijos huérfanos, sin identidad, buscando un lugar donde se les reciba y se les dé un sentido de pertenencia. Todo esto nos muestra con claridad que hay un clamor: ¡Abba, Abba! ¡Necesito un padre!


¿Cuál es la solución?


  Conocer y tener una revelación del Padre celestial, al que podemos llegar por medio de su Hijo Jesús con la ayuda de su Espíritu Santo. Clame: «¡Abba!» «¡Papito!», y háblele a su Padre celestial. Cuando lo haga, él responderá y llenará todo vacío que su padre biológico haya dejado y toda necesidad en su alma. ¡El Padre lo ama, así que reciba su amor! Puesto que usted es su hijo, él será la fuente de su amor, será el que lleve su carga. Será el que le dé valor a su vida, el que le sostenga en medio del problema, el que le provea para suplir todas sus necesidades... ¡Amén! Si usted va al Padre con un corazón humilde, él no lo rechazará, no lo dejará como tal vez lo hizo su padre terrenal, porque su fidelidad y amor son eternos e inmutables.


Mi testimonio.

 
   Yo crecí la mayor parte de mi vida solo. Aunque mi padre biológico era un excelente proveedor y gracias a él nunca me faltó nada material, no supo demostrarme su amor de forma verbal ni física. Nunca supe lo que era ir al parque con él, ni lo que era sentir su abrazo de padre; y no porque él no quisiera, sino porque tampoco había recibido amor y no sabía cómo expresarlo. Me crié con un gran vacío en el área de la paternidad, inseguro, con temor a ser rechazado por la sociedad. Conocí a Jesús, y aun después de este hecho tan maravilloso, había muchas áreas de inseguridad en mi vida, hasta que tuve la revelación de quién es el Padre celestial.


   En cierta ocasión estuve invitado a un congreso en Bogotá, Colombia, y estando en la habitación del hotel mientras me preparaba en oración y ayuno, sentí que el cuarto se inundó de la presencia de Dios. Me postré y comencé a llorar como un niño. Luego de un rato, escuché con claridad su voz que me dijo: «Hijo, mi pueblo no sabe ser hijo. Yo quiero darles mi amor, pero ellos no lo reciben porque no tienen la revelación del Padre, incluyéndote a ti». En ese momento tuve una revelación divina de quién era el Padre, de que él me ama y de que soy su hijo. Dios Padre se reveló a mi vida y fui transformado por el poder del Espíritu Santo, y ahora mi ser está por completo satisfecho. Estoy seguro de mi identidad como hijo, seguro en el ministerio y seguro de mi propósito en Dios.


   Quiero hacer una oración ahora mismo mientras escribo este libro para pedirle al Espíritu Santo que le traiga una revelación acerca del Padre celestial, de su amor y de que usted es su hijo. Si recibe esta revelación, habrá cambios grandes y positivos en su vida, como los ha habido en la mía. ¡Reciba esta revelación ahora mismo! Si usted ya es un creyente, haga esta oración en voz alta: «Espíritu Santo, revélame al Padre; tengo sed de conocerlo. Me humillo y reconozco que necesito a mi Padre celestial ahora mismo. ¡Amén!»


   Si usted no ha recibido o experimentado el amor del Padre en su corazón y desea conocerlo y ser parte del mover de Dios aquí en la tierra, lo puede hacer ahora mismo. Por favor, acompáñeme en esta oración repitiéndola en voz alta.


«Padre celestial, reconozco que soy un pecador y que mi pecado me separa de ti. Me arrepiento de todos mis pecados. Voluntariamente, confieso a Jesús como mi Señor y Salvador, y creo que él murió por mis pecados. Yo creo, con todo mi corazón, que Dios el Padre lo resucitó de los muertos. Jesús, te pido que entres a mi corazón y cambies mi vida. Renuncio a todo pacto con el enemigo, con el mundo y conmigo mismo. Espíritu Santo, revélame al Padre celestial; quiero ser su hijo y sentir su amor. ¡Amén!»


   Si esta oración expresa el deseo sincero de su corazón, observe lo que Jesús dice acerca de la decisión que acaba de tomar: «Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree.


para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación ». —Romanos 10:9,10

 «De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna». —Juan 6:47

Conclusión acerca de la revelación del Padre celestial.


-. Hoy en día, el clamor en el mundo entero es: ¡Necesito un padre!

-.  La necesidad más grande de los seres humanos en toda la tierra, después de la salvación, es la de un padre.


-.  Hay dos conceptos que debemos tener en cuenta con relación a nuestro Padre celestial, que son la intimidad y la reverencia.


-.  La razón por la cual Dios es Padre es que él engendró toda la creación y decidió darla a luz. Él es la fuente de origen de todo lo creado.


-.  El Padre celestial es «EL GRAN YO SOY», «YAHWH», que tiene vida en sí mismo y no necesita nada ni a nadie para existir.


-.  En el Nuevo Testamento, Dios manifestó su paternidad por medio de su Hijo Jesús.


-.  Los dos sucesos más importantes que Jesús les enseñó a sus discípulos antes de morir fueron la venida del Espíritu Santo y la revelación del Padre.


-.  La revelación que debemos recibir es que Dios es nuestro Padre, que somos sus hijos y que él nos ama.


-.  Los efectos que produce la revelación del Padre en nuestra vida son: seguridad, identidad, comunión íntima con él, verdadera adoración y una completa satisfacción en todo nuestro ser.
 Oremos al Espíritu Santo para que nos dé la revelación del Padre celestial.
Guillermo Maldonado. NECESITO UN PADRE. edición 2007.Editorial vida . Miami FL. Pag. 20  a la 28

1 comentario:

  1. Hola a todos, estoy aquí para testificar, sobre cómo me volví rica y famosa modelo exitosa en el mundo, he pasado por dificultades durante años, desde que perdí a mis dos padres, no pude continuar con mi carrera debido a solución financiera entonces, hasta hace cinco meses, me refería a un amigo que me introdujo en la familia de la masonería, al principio tenía miedo de unirme, porque había leído muchas noticias falsas a través de internet sobre la familia de la masonería, y que ahora sé Eso no es cierto, todo fueron noticias falsas, y quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a la familia de la masonería, a todos los hermanos y hermanas de esta familia, estoy muy agradecido por el apoyo que me brindan y por aquellos que pensaban que la familia de la masonería es malvada, que no conocen las reglas y regulaciones de esta familia, por favor dejen de juzgar si no los conocen y dejen de compartir noticias falsas, si están interesados ​​en convertirse en miembros y disfrutar de la beneficios de la familia de la masonería, contacto off dirección icial a continuación para obtener más información.

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